Caían como gotas de lluvia
Y en cada cicatriz se posaba un relámpago
Al paso del tiempo todo estuvo igual
Y de un momento a otro se escucharon truenos, y se hicieron presentes las centellas
Con ellas, las acompañó leves chubascos, dando comienzo a una gran tormenta
Los minutos pasaban y nada lo paraba
Nadie hacía nada para que todo mejorara.
Incluso, en tan solo unos segundos, la situación empeoró, la tormenta pasó a ser algo de otro mundo, había frío, calor, rayos, truenos, centellas y relámpagos. Todos mezclados, el viento era incontrolable, y las gotas de lluvia se volvieron espesas, pesadas, dolorosas a la piel, llegando a desbordar ríos y lagos.