Tal vez es ahora

Capítulo 20

Nora

Las puertas del ascensor están a punto de cerrarse cuando una mano se interpone entre éstas antes de que se cierren. Al instante, el rostro sonriente de Virgine aparece entre las puertas.

–Pensaba que no me daba tiempo –comenta cuando entra. Le sonrío con amabilidad–. ¿Qué tal, Nora? Qué raro verte bajando por el ascensor.

–Bueno, estoy un poco coja –señalo mi pie vendado. Me ha costado mucho ponerme unas zapatillas lo suficientemente anchas para que no me hiciese daño; de hecho, he tenido que quitar los cordones de ese zapato.

–Oh, ¿qué te ha pasado?

–Ayer me caí –me encojo de hombros–. Pero nada que en unos días no se arregle.

–Vaya mala pata… –comenta y río tras su comentario.

El ascensor llega a la planta principal y salgo cojeando de esas cuatro paredes. Virgine me abre la puerta principal para poder salir a la calle y, tras agradecérselo y despedirnos, ella se marcha calle abajo y yo me quedo esperando ahí, a punto de llamar a un taxi.

Aún voy con tiempo. Hoy me he levantado un poco antes a conciencia de que tendría que pedir un taxi y hacer todo con mucha más tranquilidad debido al esguince de mi pie; ahora sólo espero no pillar ningún atasco y llegar a tiempo. En un principio, Selena me iba a llevar, pero ha tenido que irse antes para hacer una sesión de fotos con sus tías, así que me las tengo que apañar sola.

Pero bueno, ya estoy acostumbrada.

Estoy a punto de llamar cuando el sonido de un claxon frente a mí me ha ce dar un pequeño respingo. Al levantar la mirada, veo el coche de Austin frente a mí. Pero, ¿qué hace este aquí?

Nada más verme, sale del coche y se acerca a mí, sonriendo.

–Buenos días –me saluda.

–¿Qué haces aquí? –le pregunto directamente.

–Vengo a buscarte. Te llevo a las prácticas.

–Estás de broma, ¿no? –le miro con una ceja enarcada–. Venga, Austin. Déjate de tonterías. Voy a llamar a un taxi.

–¿De verdad vas a llamar a un taxi cuando puedo llevarte yo?

–Mmm… sí. Lo prefiero –miro de nuevo mi móvil dispuesta a llamar, pero él me quita el móvil de las manos antes de que me dé tiempo–. ¿Qué haces? Dame el móvil.

–Venga, Nora. Deja que te lleve –insiste. Al ver que no digo nada, se cruza de brazos–. No me iré de aquí hasta que no aceptes a venir conmigo.

Cierro los ojos durante un momento, intentando no perder la paciencia, y suelto el aire lentamente antes de mirarle. Levanto mi mano hacia él, con la palma de ésta abierta.

–Voy contigo, pero dame el móvil –digo finalmente.

Sé que si no acepto a ir con él, cumplirá su promesa de no irse hasta que acepte. Y no estoy para tonterías desde primera hora de la mañana.

–Genial –sonríe ampliamente y me da el teléfono.

Me abre la puerta del copiloto para que pueda pasar y, tras poner los ojos en blanco, entro lentamente. Unos segundos más tarde, él se sienta a mi lado.

–¿Cómo sabías que no podía conducir? –le pregunto.

–Te recuerdo que aún te sigo en tus redes sociales, Nora. Vi lo que compartiste anoche, cuando estabas con Selena. Así que pensé que sería buena idea venir a buscarte. Para que veas que realmente quiero volver contigo –me mira de reojo mientras conduce.

–Pues qué bien –murmuro–. De todas maneras, no tengo coche. Así que tendría que haber pedido un taxi igual.

–¿Se ha vuelto a estropear? –pregunta y asiento con la cabeza. Ni siquiera sé si me ha visto, pero cuando sigue hablando me confirma que lo ha hecho–. ¿La batería de nuevo?

–Sí –le miro–. Oye, ¿tú no tienes que ir también a…?

–Entro en una hora, me da tiempo de sobra.

Vuelvo a asentir con la cabeza y sigo mirando la carretera sin decir nada más. Que esté yendo en el coche con mi ex no significa que tengo que hablar con él. De hecho, no quiero hacerlo. Y mucho menor cuando ayer me besé con Tyler y…

Mierda. Lo veré en unos minutos. ¿Cómo tengo que actuar? Seguro que empiezo a tartamudear en cuanto lo vea. O seguro que él se arrepiente de haberlo hecho. No me extrañaría. ¿Podré actuar yo también con normalidad? No, seguro que no. Ya me estoy poniendo nerviosa sólo de pensarlo, en cuanto lo vea seguro que todo empeora.

Lo estás empeorando tú sola.

¡Es que no sé qué tengo que hacer!

–No hablábamos desde la cena –vuelve a hablar Austin tras unos minutos, interrumpiendo el hilo de mis pensamientos.

–¿Y te parece raro?

–Nora, ¿vas a estar a la defensiva durante tanto tiempo? Lo estoy intentando.

–¿El qué estás intentando? ¿Volver conmigo? Parece que aún no te has enterado de que yo no quiero hacerlo, y que si sigues insistiendo me vas a caer mucho peor –veo la entrada del estudio a lo lejos. Ya estamos llegando–. Ya tuviste al oportunidad de hablar conmigo en aquella cena en la que me dejaste plantada, y ya en ese momento te iba a decir que sólo amigos.

–Yo no quiero ser sólo tu amigo.

–Pues yo es la única relación a la que podría aspirar a tener contigo.

–Cambiarás de opinión –se limita a decir y yo vuelvo a poner los ojos en blanco. Detiene el coche frente a la puerta del gran estudio–. Conseguiré enamorarte de nuevo.

Eso ya lo está haciendo otra persona.

Espera, ¿qué?

Me quedo un momento paralizada tras ese pensamiento hasta que por fin reacciono. Desabrocho el cinturón con rapidez y abro la puerta del copiloto.

–Gracias por traerme, pero no insistas más en ese tema, Austin. Me agobias.

–No te agobiaré, tranquila –sonríe–. Que tengas un buen día.

Me despido de él rápidamente y, de nuevo cojeando, recorro la entrada. Aunque puedo ir un poco más rápido con las muletas que me dejaron en el hospital, tardo unos minutos de más en cruzar la puerta de siempre.

Al instante en el que lo hago, mi mirada se cruza con la de Tyler, quien en esos momentos pasaba cerca de allí. Él también se queda mirándome y baja su mirada a mi pie, deteniéndola allí unos segundos de más antes de levantar la vista a mi rostro. Intento aparentar tranquilidad y le saludo como puedo con una mano.



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En el texto hay: romance, amor, cine

Editado: 04.01.2021

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