Tal vez no es para siempre

04

 

Qué mierda está pasando – mi mente se decía mientras tenía los labios de Daniel pegado a los míos. Eran dulces y suaves, bueno no me podía quejar; era lo mejor que me estaba pasando esta noche. Pero siempre hay un aguafiestas que lo arruina todo y adivinen quien era, nada más ni nada menos que Mike. En una empujó a Daniel, luego lo agarró a golpes, Bryce tuvo que pararlo antes que lo mate.

¡Suéltame! – le reclamó mientras intentaba escapar del agarré de su amigo. Mike quería golpear a Daniel hasta matarlo, se le notaba en la mirada.

¿Estás loco? – le empecé a reclamar – no puedes venir y golpear así a alguien – estábamos en uno de los cuartos hablando, él estaba más calmado.

Él te besó y eso podía llevar a otras cosas – por un momento se quedó callado, sin pronunciar palabra, pero luego abrió los labios, parecía que iba a hablar – Claire, sé que no debería de meterme en tu vida; sin embargo, me preocupo por ti, no quiero que nadie te haga daño – se fue acercando a mí, me tomó las manos, solo me miró unos segundos; había olvidado esos ojos, su mirada, tan tierna, pero a la vez seductora – Claire yo…

Empezaron a tocar la puerta, era Kylie, estaba ebria y tenía que volver a casa, en el estado que estaba no era una buena idea, pero no sólo ella tenía que estar en casa a tiempo sino yo también.

¡Maldición! Qué hora es – prendo mi celular, eran casi las 3 am. Miriam se sabe levantar a esa hora según ella por cuestiones de seguridad, yo digo que le gusta meterse en mi vida.

Justo llegué a casa, me encontraba en la entrada, camino mirando a cada lado revisando a que nadie esté esperando en la sala para luego sorprenderme. Pude llegar a mi cuarto sin hacer algún ruido, tan solo entre en este, de inmediato me cambié, dí una ducha y me tiré en la cama; fue una noche larga, solo recordaba el beso de Daniel, pero luego recordaba a Mike y sentía que mis tripas se revolvían entre sí.

El bendito reloj sonó a las 6 am – qué carajo – lo apagué y me vuelvo a cubrir con la frazada toda la cabeza

Tuve una pesadilla, es la misma de cada noche desde el accidente que, todo fue tan rápido, no recuerdo mucho, pero me atormenta.

Cuando llegué a la escuela, Kylie me estaba esperando en la entrada, llevaba puesto unos lentes de sol negros y el cabello recogido en un moño. Me fui acercando a ella y cuando ya estaba a su al frente, bajó los lentes un poco para examinar mi aspecto.

Te ves increíble – le dije mientras soltaba una risa burlona.

Creo que no debería beber más – hizo un puchero y puso su brazo rodeando mi hombro, mientras nos dirigíamos adentro – pero es imposible decirle no a una buena fiesta – ambas nos empezamos a reír a carcajadas. Era obvio que ella nunca rechaza una fiesta, a parte de ser conocida por su gran carisma es, además, la fiestera número uno.       

¿Cómo llegaste a casa? – volteé a verla un momento

La verdad – se puso a pensar un momento – no lo recuerdo – lo dijo mientras acomodaba sus lentes. Y después volteo a mí, sonriendo de forma picarona – pero si me acuerdo de ti y ese chico Daniel.

Solté un pequeño suspiro – sí, yo también, y de Mike haciendo un escándalo – me crucé de brazos y volví a hablar – aun no comprendo por qué se puso así. Volvemos de vacaciones y se pone intenso

Querida amiga, aun no te das cuenta, ¿cierto? –

¿De que cosa? –

Nada, deberíamos apurarnos – Me quedé por un momento parada, me soltó y siguió caminando.

Estuve por un tiempo perdida en mis pensamientos, lo que pasó con Mike quedó atrás, de eso estoy segura. Fueron momentos muy agradables, pero hubo otros, donde me la pasé mal.

¡Claire, despierta! – escucho la voz de mi amiga llamándome desde el frente de nuestra clase mientras yo estaba a unas más atrás, hoy nos tocaba literatura así que el salón era mucho pero mucho más cerca que la anterior.

¡Ya voy! – me despierta de mi pequeño trance, voy corriendo para alcanzarla y de pronto, choco con una persona, haciendo caer mi mochila y que mis cosas se desparramen por el suelo.

Me agacho para recoger mis pertenencias – No sabes cuánto lo siento – el sujeto pronunció palabra, no le había visto la cara, pero su voz se me hacía conocida. Fui subiendo la mirada poco a poco; sus labios, su nariz, sus ojos, solo un rato estuve mirándolo, unos 5 minutos quizás hasta que reaccioné.

¡Mierda! – Lo dije en voz alta y de inmediato me cubrí la boca con las manos.   

 




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