Había pasado un mes desde que Christal conoció a Daniel y apesar que a diario se llamaban su relación no trascendía más allá de algo telefónico.
Este fin de semana ella se encontraba en su cuarto haciendo tareas para la universidad como de costumbre, su tía estaba fuera de la ciudad por asuntos laborales. Christal tenía la música a alto volumen y no se percató de las llamadas a su celular." No puede ser que Daniel le haya marcado varias veces".
Tomó el celular con desesperación y marcó su número pero este no contestó. De pronto el timbre de la puerta sonó y ella bajó las escaleras dispuesta abrir pensando qué su tía había regresado antes de lo previsto, no obstante y para su sorpresa se encontró con Daniel, al otro lado de la puerta.
— ¡Te llamé varias veces y no me contaste!
— ¡Lo siento… tenía la música a alto volumen!
Él se quedó mirándola fijamente a los ojos sin decir nada, mientras a ella se le acelera el corazón y sus rodillas empezaron a ponerse débiles. Él se acercó tanto que sus respiraciones se mezclaron y la besó suave pero apasionadamente, con ansiedad la abrazó por la cintura apretando contra su pecho mientras Christal deslizó temerosa sus manos sobre el pecho de Daniel.
Christal lo apartó de su boca y todavía con la respiración agitada le pidió que entrara a la casa porque quería evitar comentarios de sus vecinos.
— Daniel, ¿porqué me besas así?
— No pude evitarlo, tus labios me provocan, tus ojos los llevo grabados todo el tiempo en mi mente y cuando te tengo cerca no puedo evitar tocarte. Debo confesarte que desde que te conocí no me hacen falta cosas que antes eran indispensables para mi vida. Él acarició , le acarició el rostro con ternura y conectó su mirada con la de ella haciéndo le poner más nerviosa.
— Te va a parecer un poco extraño pero quiero pedirte que seas mi novia.
Christal enmudeció al escuchar esa palabra "Novia ". A ella le pareció maravilloso e incluso quería gritar de la emoción porque se le estaba declarando el hombre de los tatuajes, apenas y lo podía creer, pero por otra parte ella no sabía nada de él, sólo que tenía un apartamento en el que se quedaba esporádicamente los fines de semana. Su vida era un misterio que él guardaba con mucho recelo.
Ella lo miró con tristeza en sus ojos, mientras él la abrazó y le habló al oído.
— Debo decirte que nunca creí en el amor pero contigo todo es diferente. Tú eres lo que siempre quise pero no busqué, lo que soñé pero no sabía que existía. Pensé que nunca iba a encontrar el ser que me hiciera sentir lo que los demás dicen que es el amor y ahora que te conozco no quiero dejarte ir eres mi refugio y donde quiero estar. Se que no soy una buena persona pero te prometo que no te voy hacer daño. Estoy dispuesto a renunciar aparte de mi vida por ti, a confiarte cosas que nadie más sabe de mi. Mi ángel, ayúdame a salir de la oscuridad en la que vivo.
—No lo sé. No quiero volver a sufrir.
— No te pido que me ames solo que estes conmigo, que seas mi luz, mi razón para vivir.
— Daniel eso se hace cuando amas a alguien
— Christal no conozco el amor, dame la oportunidad de descubrirlo a tu lado.
— Si acepto ¿Me hablarás de tu vida?
—Sí. Solo dame un poco de tiempo.
Antes que ella aceptara él la besó nuevamente, pero esta vez con ansiedad. La recostó en el sofá y empezó a besarla porque necesitaba sentir su cuerpo. La piel de Christal era tan suave y delicada como si en verdad fuese un ángel y él un demonio que caía rendido ante aquellos bellísimos ojos azules.
Daniel debía controlar sus emociones, no estaba bien hacerle el amor aunque lo deseara más que a nada en el mundo. Se apartó un poco, tomó aire y le preguntó si quería salir esa noche, era evidente que si se quedaban allí terminaría haciéndola suya y era exactamente lo que él no pretendía con ella. Christal no era como las otras mujeres, era diferente; en ella había inocencia, su alma era sincera y merecía que sus sentimientos estuvieran claros.
Christal aceptó y subió al cuarto a cambiarse mientras Daniel le aclaraba a su amigo que esa noche debía estar calmado o le causaría muchos problemas.
Un rato después ella bajó del cuarto y él se quedó sin palabras, estaba tan hermosa aunque su vestido era sencillo y llevaba poco maquillaje.
— ¡Te ves preciosa!
— No es para tanto.
Salieron de la casa y Christal se sorprendió al ver un carro lujoso parqueado frente a su casa "no puede ser es rico".
— ¿Es tuyo? — preguntó Christal.
— Sí, de hecho tengo varios. Hay muchas cosas que no imaginas de mí — contestó Daniel.
— ¿Cómo cuáles?
— Trabajo de ejecutivo en la empresa de mi padre que queda en otra ciudad. Mi padre es un hombre bastante egocéntrico y no me llevo muy bien con él porque no me acepta como soy. Esa es la razón por la que solo vengo a la ciudad los fines de semana. Te prometo que te voy a contar todo pero a su debido momento.
Él la llevó a un restaurante bastante elegante donde no pararon de mirarlos. Era evidente que lo conocían por la forma en que lo trataban. Esa noche él se comportó de una forma diferente, era como un sueño del que ella no quería despertar no todo en Daniel era malo; de repente se acercó una mujer hermosa y saludó con mucha confianza a Daniel de un beso en la mejilla.
— ¿Cómo estás?
— ¡Muy bien! Como ves estoy con mi novia.
Era evidente que él estaba incómodo con la presencia de aquella mujer.
— ¡Veo que estás ocupado! ¿Tienes una nueva distracción?
Daniel no contestó pero la miró muy molesto. Mientras por la mente de Christal pasaron mil preguntas que Daniel alcanzó a percibir.
— ¡Preciosa! no te preocupes esa mujer es una víbora amiga de mi padre y le encanta destilar veneno.
— Se ve que es una mujer bastante desagradable y muy hermosa.