Tres meses después...
Todo seguía igual nada cambió, cada día era igual, difícil, triste y solitario, por más que intentó salir adelante simplemente no pudo, nadie estaba de su lado nadie lo apoyaba, mucho menos Támara, esa cruel bruja que no lo dejó entrar al velorio de Carla y mucho menos a su entierro, no le pudo dar el último adiós y eso jamás se lo perdonaría, no pudo estar con ella minutos antes de su muerte y tampoco después de ella, estaba devastado no podía seguir más. Su relación con ella siempre fue extraña, Javier por más que intento arreglar las cosas, ella no le dirigía la palabra.
Cada día después del trabajo se dirigía al cementerio en busca de su amada.
-Realmente te extraño como no tienes idea, por ahora no me he propuesto a intentar amar a otra persona, como seguramente me lo habrías dicho, aún no, aún sufro, aún me duele y no estás aquí para ayudarme a levantarme-
-Dime... ¿Por qué?, dejarme así me lastimo, ¿Cómo pasó?, cómo sucedió ésta tortura y lo más importante ¿Quién fue?.
Su rutina se basó en la visita de Carla, le era difícil despegarse de su lado, siempre le contaba cosas durante su día y el trabajo. Siempre intentó evitar toparse con Tamara durante su tiempo en el cementerio, pero lamentablemente le fue imposible en algunas ocasiones, no cruzaron palabra alguna, ella sólo se dispuso a hacerle caras y lograr que Javier se alejara de la tumba de su hermana y por respeto a Carla lo hacía, era lo mejor, no era el lugar para armar un escándalo y lo mejor era buscar otro lugar donde pudiera desahogar su desgracia.