(Sue)
Me quede observando mi celular con el ceño fruncido por un largo rato, sin entender qué pasaba.
Mi querido ex novio/mejor amigo, acababa de mandarme una solicitud de Instagram. ¿Por qué? No somos amigos hace más de un año ¿Por qué había comenzado a seguirme de repente?
Ni si quiera sabía que había dejado de hacerlo, en primer lugar, pero lo sospechaba.
La curiosidad me ganó. Miré a mi al rededor, como si alguien pudiera estar observando lo que estaba a punto de hacer y entré a su perfil para ver sus fotos. De repente me sentía una acosadora...
En casi todas salía completamente serio, a excepción de una en la que salía mostrando sus perfectos dientes blancos, mientras que sus ojitos se achinaban de una forma adora...
No. Adorable no era. Era pesado, egocéntrico e idiota. Sí. Eso era.
Seguí bajando y encontré una del verano, donde solo estaba con su traje de baño, dejando a la vista su torso bien trabajado. Maldito.
Continúe con las fotos, tratando de olvidar la última y una triste sonrisa de asomó en mis labios cuando di con una de hace unos 3 años. Allí, salía Hans,Cleo, Sally, Mery, Steve y yo, abrazados, junto a la piscina de los Leoni, disfrutando del verano como solíamos hacerlo. Todos le sonreíamos a la cámara, ignorando el hecho de que, en un tiempo más, esa relación que teníamos, se iría a la mierda.
Una parte de mí quería regresar a esa época de fingida felicidad. Parecía que todo era más simple. Y, quizás por eso acepté su solicitud y le seguí de vuelta.
Seguí mi camino al baño, pero nuevamente me vi interrumpida por el sonido de mi celular. De malas y sin mirar quién llamaba, contesté y me llevé el aparato a mi oreja, mientras iba a mi habitación:
—¿Por qué nadie me deja darme una ducha? —reclamé.
—Wow. Que humor. —escuché la voz de David, riendo—. Yo también te quiero.
Solté un bufido y me dejé caer sobre la cama, observando las estrellas pegas en mi techo.
—Si te quiero, pero estoy cansada.
—¿Mal primer día?
—No... no del todo. Es solo que... Hans comenzó a seguirme en Instagram y de repente me siento frustrada.
—¿Y eso? —juro que podía sentir su ceño fruncido, acompañando su tono reprochador.
—No lo sé. —suspiré.
—Sue...
—No me reproches ¿sí? No quiero hablar de eso ahora.
—¿No quieres hablar del idiota que te rompió el corazón hace un año que, ahora de la nada te comienza a seguir, de seguro porque quiere algo? —no respondí.
Creo que olvidé mencionar el hecho de que no me fue muy bien luego de nuestra ruptura. Lo típico. Estaba enamorada de Hans, así que terminar nuestra relación rompió mi corazón en mil pedazos. No entendía por qué habíamos acabado así, así que lo único que podía hacer era llorar, llorar y llorar, hasta que sentía mis ojos hinchados y secos, y me sentía tan deprimida que ni si quiera quería salir de mi cama. Tenía un vació en mi pecho.
Pasé largas noches de ese modo, hasta altas horas de la madrugada, sin lograr entender por qué esas cosas tenían que doler tanto. Luego de unos días, lo "superé". Ya no lloraba tanto y no me sentía tan incómoda a su lado. Volvimos con nuestra amistad, hasta que todos nos alejamos...
—No. No quiero hablar de él.
—Bien. —David hizo una pequeña pausa—. El viernes regreso a casa al mediodía ¿quieres hacer algo? —sonreí, agradecida por el cambio de tema.
—¿Película en tu casa?
—Maratón de terror y pedimos hamburguesas para la cena. ¿Te parece?
—Me convenciste con lo del maratón, pero las hamburguesas son mi mayor razón para ir.
—Y yo que creí que te alegrarías de verme.
—También, porque me compraras hamburguesas. —soltó una fuerte carcajada, haciéndome sonreí—. ¿A qué hora?
—Pasaré por ti a las cinco. —del otro lado se escucharon unos murmullos—. Sue, debo irme. Tengo hora de estudio. Nos vemos el viernes. Te quiero.
—Y yo a ti.
Una vez pude ducharme, me coloqué mi pijama y, a pesar de que aun no eran ni las siete de la tarde, me acosté a ver una película ochentera que me gustaba, esperando a que mamá regresara, pero terminé quedándome dormida en algún momento.
Desperté en media madruga, sin saber donde estaba por un segundo. Me levanté lentamente y fui al baño para poder lavar mis dientes. Volví a mi cama, dispuesta a dormir, pero noté que no había puesto a cargar mi celular. Cuando la pantalla se iluminó, noté que había una notificación de Instagram con ese maldito y estúpido user.
De Hans Lange [2:58]: Hola Sue.
De Sue [3:41]: ¿Qué?
Realmente creí que no me respondería, por la hora, pero ni si quiera alcancé a salir de su chat cuando comencé a ver que estaba escribiendo y no pude evitar sentir ese manojo de nervios es mi estómago.
De Hans Lange [3:41]: Cariñosa como siempre...
De Hans Lange [3:41]: Solo quería hablar contigo.
De Sue [3:42]: ¿Vise la hora?
De Hans Lange [3:42]: Sí. La verdad no creí que me responderías.
De Sue [3:42]: Ve a dormir, Hans. Es tarde.
Coloqué el celular en silencio y lo bloquee, dejándolo sobre la mesita de noche, pensando en cualquier cosa que no fuera él.
✰✰✰✰
A la mañana siguiente despierto sin ganas de levantarme, tapada hasta la nariz con mis mantas y centrando toda mi atención en el techo estrellado. El único pensamiento que había en mi era que, si no me movía, talvez mamá se olvide de mí y no tenga que ir al colegio. Pero, si hay algo que jamás hará Ángela es olvidar a su hija en la casa. Entró en mi habitación, abriendo la puerta de golpe y abrió las cortinas. Solté un gruñido cuando la luz del sol me golpeó directamente mi rostro.
Editado: 25.06.2022