Te Conocí Cuando No Eras Nadie

11: ¿Novio?

(Sue)

De Mami [22:20]: Sue, cariño. La reunión tardó más de lo que creí, pero ya voy a casa. 

Observé la pantalla de mi celular con los ojos entrecerrados, porque aun no me creía que estuviera en una reunión. Llámenle sexto sentido. 

Por la curiosidad de saber si tenía razón, esperé hasta que llegara, sentada en el sofá de la sala que miraba hacia la entrada. Todo el lugar estaba a oscuras. Quería darle un toque dramático a la situación, que hubiese sido mayor de haber tenido un gato sentado en mi regazo, pero lamentablemente no lo tenía y, aunque tuve presente la idea de ir a pedirle prestado el gato al vecino, me arrepentí porque es un huraño que de seguro me rasguñaba la cara. Me refiero al gato, no al hombre. 

Cuando noté que el auto de mamá llegó, me quedé mirando fijamente hacia el lugar por donde ella aparecería cuando entrara. Así, escuché que la puerta se abría y ella tarareaba una alegre canción que me hacia confirmar mis teorías. Nadie está así de alegre después de una reunión que se atrasó bastantes horas ¿o sí? Bueno, yo no lo estaría. 

La luz de sala se prendió y tuve que hacer un enorme esfuerzo por no hacer una mueca. Mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad. 

Mi madre estaba a espaldas de mí, aun sin verme, por lo que me aclaré la garganta y hablé: 

—¿Cómo te fue? 

—¡Mierda! —soltó ella, asustada, girándose hacia mí de golpe, con una mano en el corazón—. ¡Sue! Casi me matas del susto. —me limité a sonreír divertida—. ¿Qué haces aun despierta? Te hacia durmiendo.

—¿Estas evadiendo mi pregunta?

—Puede ser. —apartó la mirada de mí, para quitarse su abrigo y dejarlo en el otro sofá—. ¡Deja de mirarme así!

—No tuviste una reunión ¿verdad? —alzó una ceja en mi dirección. 

—¿No se supone que aquí la mamá soy yo y debería ser quien haga esas preguntas?

—Sí, pero la que actúa como adolescente hormonal y miente para salir no soy yo. 

—¿Cómo te fue con Nick? Dijiste que estabas con él. —comenzó a alejarse. 

—Bastante bien. Nos pasamos la tarde... ¡Mamá! ¡No me cambies el tema! —salté de mi sitió, siguiéndola hasta su habitación—. Mamá —la llamé, pero me ignoró—. Mamá, mamá, mamá, mamá, mamá. 

—¡Está bien! Tuve una cita. 

Vaya. Es más fácil de fastidiar de lo que creí. 

—¿Una cita? ¿Con quién?

—Un compañero del trabajo. —se dejó caer en la cama, sonriéndome como angelito—. Bueno, estamos saliendo hace unos... seis meses. 

—¡¿Seis meses?!

—No te preocupes ¿sí? No te lo quise decir porque mi plan era saber a dónde iba todo y, luego de hoy, hablamos y creemos que es hora de dar el siguiente paso. Vendrá a cenar mañana. 

—¡¿Mañana?!

—Sí. Como a las siete. 

—¡¿Siete?!

—Dios, Sue. ¿Hablo en chino o qué?

—Es que es sorprendente. Conoceré a tu novio ¡mañana! Así, de la nada tengo padrastro. —asentí con la cabeza lentamente, procesando la información—. Me alegro mucho, mamá. De verdad. Estoy muy contenta de que hayas encontrado a alguien que, al parecer te hace feliz. Lo mereces. 

Sonriente, se puso de pie y me envolvió con su brazo, diciendo lo mucho que me quería. 

—Ahora vete a dormir que mañana es un gran día. —asentí, dándome la media vuelta—. Apropósito, llamó Tara para avisarme que Madie te invitó a su cumpleaños. ¿Irás?

—Sip. 

—¿Quién diría que la señorita odio-a-los-niños asistiría a una fiesta de seis años?

—¿Y quién diría que la señora no-vuelvo-a-creer-en-el-amor tendría novio? —me observó con los ojos entrecerrados. 

—A dormir. 

✰✰✰✰

Eran las seis de la tarde, con cincuenta minutos y mamá no dejaba de dar vueltas por toda la cocina asegurándose de que todo estuviera perfecto, mientras que yo me limitaba a seguirla con la mirada, y la verdad, es que ya me tenía mareada. 

Pude ayudarla, pero cuando intenté hacerlo, me dijo que no era necesario. Me dijo que colocara la mesa y ya lo había hecho.

La mujer estaba muy nerviosa dando vueltas de un lado hacia el otro y, la entendía. No todos los días le presentas a tu hija el hombre con el que llevas saliendo ¡seis meses! en completo secreto. Es muy buena para guardar sus secretos...

Por otro lado, yo más que nerviosa, estaba ansiosa por conocer al hombre ese. Me pregunto si debería ponerme en plan protectora por si las moscas.

De repente, mi teléfono sonó, sacándome del trance en el que mamá me tenía y lo saqué, para mirar de quién se trataba. 

De Sally La Traicionera [18:52]: ¿Estás en casa?

De Sue [18:52]: Sí ¿Por?

De Sally La Traicionera [18:53]: Estoy afuera.

Fruncí el ceño, confundida. 

De Sue [18:53]: ¿Qué? ¿Está todo bien?

De Sally La Traicionera [18:53]: Apúrate. 

Me levanté de la silla donde estaba y caminé hacia la puerta, sin entender por qué mi amiga estaba afuera. Cuando le abrí, me encontré a mi mejor amiga parada frente a mí, muy seria. No era algo habitual en ella.

—Hola, Sally —dije haciéndome a un lado para dejarla pasar. Fuimos a la cocina, donde mamá seguía caminando de un lado a otro. Mi amiga la miro con la cabeza ladeada como si no entendiera por qué estaba así.

—¿Qué le pasa? —susurró.

—Viene su novio a cenar —respondí con el mismo tono. 

Abrió los ojos exageradamente y le hice una seña para que fuéramos a mi habitación.

—¿Tu mamá tiene novio? 

—Hace seis meses, según dijo

—Wow. Bien guardado se lo traía. Jamás me lo imaginé. —soltó una risita—. Ella diciendo que iba a reuniones. 

—Lo sé —me dejé caer en la cama y la observé, mordiendo mi labio inferior con nerviosismo—. Entonces... ¿qué paso?




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