CAPÍTULO 4: (parte 1): Llegando a Hilltown

Y... así salimos con cuidado del avión y nos dirigimos hacia la estación de buses, el camino no fue muy largo y pudimos apreciar la pequeña ciudad en la que nos encontrábamos. Pasamos toda la mañana entre risas hasta las 12 del mediodía que salía mi bus, él se compró un boleto para ir conmigo y nos sentamos juntos. En el viaje fuimos conociéndonos más, Michael tenía 21 años, buscaba un buen trabajo para ayudar a su familia económicamente y justo lo consiguió en mi familia. Tiene 2 hermanas pequeñas y solo tiene a su madre, su padre los abandonó cuando el solo tenía 10.

Le gusta la música y los deportes. También los juegos de mesa. Y pues, me cae muy bien, pasaba el tiempo y yo sabía que Michael tendría que irse, entonces intenté no hacerme ilusiones. Después de horas de recorrido a lo lejos se divisaba un letrero que ponía: "Bienvenidos a Hilltown" no sé por qué, pero emití un pequeño chillido de emoción. Mis pocos recuerdos de ese pueblo me trajeron una mezcla de nostalgia y emoción, aparte de una gran ola de preguntas como:

¿Mi tía se acordará de mí? ¿Me reconocerá? ¿Sabré quién es? ¿Será como mis padres? Y luego pensé: ¡¿Sabrá que iré a vivir con ella?!

Parece que Michael notó mi expresión y tomó delicadamente mi mano, después dijo con la familiaridad que da el haber compartido tanta charla en el viaje:

      ¿Nerviosa?, no te preocupes, le vas a caer bien a todo el mundo, te lo aseguro, y en tan solo este tiempo que hemos pasado juntos me he dado cuenta que eres increíble. Que no se te olvide nunca.

      Gracias... - me sonrojé - tú también eres genial.