Conseguí un segundo helado.
Darwin fue algo considerado luego de haber dicho que nos dejarían solos, lo que provocó otra ronda de gritos y que mi cara explotara más. Al final, antes de irse entró a la tienda, me dio un helado, a Cooper también y obligo al resto del equipo a irse.
—Esto será interesante —murmura Josh y mueve la mano en mi dirección —Adiós Abigail.
—Gracias por lo de antes y adiós Josh.
Él asiente y dice que no es nada antes de caminar con el equipo mientras siguen haciendo bulla por la calle.
Bueno, ¡¿y ahora qué?!
¡Maldición Abigail! ¡Tu boca se abrió de nuevo sin que se lo pidas!
Y sí, sé que tengo que hablar con él, lo iba a hacer en algún momento, pero miento si digo que con cada segundo que pasa estoy perdiendo el valor que tenía para emitir un sonido delante de él.
¡Mierda! ¡Esto es vergonzoso y humillante!
Me había declarado ebria, había hecho el ridículo, lo único en lo que corrí suerte y agradecía al cielo por esa misericordia, era que lo único grabado fue mi momento ridículo y no la confesión.
Hay niveles…nunca supe, pero había niveles.
Y si eso hubiera sido grabado…
Las palabras que jamás habrían salido de mi boca, unas que las guardaba con tanto fervor en mi corazón y era tal el recelo, que cuando supe de ello quise llorar. No era solo cuestión de dignidad y orgullo, hablábamos de mis sentimientos. Los primeros sentimientos de afecto que tuve hacia alguien con quien no compartía un vínculo sanguíneo y estaba por lejos, de ser mi amigo.
Nunca lo vi con esos ojos.
Él es mi primer amor.
Y el poder que tenía de jugar conmigo, era aterrador.
Para este punto es comprensible que mi corazón lata de ese alocado modo y el porque me encuentro mirando el suelo.
—¿Vas a desperdiciarlo de ese modo? Creí que te lo comerías.
Parpadeo sin entender las palabras de Alan hasta que bajo la mirada y noto que en mi mano el pobre helado ha sido triturado.
—Lo-o comeré.
Abro la funda y hago una mueca al ver todos los trocitos que he provocado. Supongo que empezaré a comer lo que sigue unido al palo. Es así que doy un mordisco antes de soltar mi pregunta principal.
—Cooper… ¿qué tan ebrio estabas anoche?
—Para tu fortuna... —me mira —o desgracia, mi estado era contrario al tuyo.
Oh. Esta batalla estaba perdida.
—¿Nada ebrio?
Puedo ver sus ojos brillar con diversión.
—Sin una gota de alcohol.
—Bebiste —afirmo y asiente.
—Un vaso, no una docena de ellos. Soy responsable al respecto y sé cuándo detenerme. No soy de los que besa a todo el mundo y baila sobre una mesa.
Siento mis mejillas calentarse por su indirecta y trago el helado.
¡Yo tampoco sabía que era de esas personas!
—No tengo resistencia al alcohol.
—Lo noté, por eso le dije a Mark que no te diera más —entrecierra los ojos en mi dirección y me señala con el helado —pero tú…
—Sí, sí, yo lo ignoré, solo olvida eso, fue mi error. No debí llevarte la contraria. Lo siento —lo miro y noto que tiene los ojos algo abiertos —¿Qué?
—Es sorprendente que lo admitas. Eres la persona más orgullosa que he conocido en mi vida.
Me coloreo y doy un mordisco al helado. ¡Lo sé! Pero no tengo escapatoria hoy. Y mi dignidad la dejé en mi habitación antes de ir a esa jodida fiesta, porque luego de eso, ella me abandonó.
—No soy orgullosa, en cambio, tú sí eres la segunda persona con más orgullo que he conocido.
—¿Quién es la primera? —parece curioso.
—Hailey.
Se lo piensa y sonríe.
—Tiene sentido que ella tenga el puesto número uno, pero no que yo sea el segundo, no soy orgulloso.
—Lo eres.
—No lo creo. No me creo mejor que los demás.
—Eso es ser engreído.
—No hablo del poder de mis padres.
—Eso es presumido.
—No pienso solo en mí.
—Es tener ego.
—Admito cuando me equivoco.
—Eso está relacionado y no, no lo haces. Jamás te he visto disculparte.
—Cuando no me equivoco, y parece que solo presencias eso.
Exploto.
—¡Eso es orgullo! Y tener una perspectiva distorsionada. Yo si me he disculpado con los demás, por lo tanto, no soy alguien orgullosa.
—Eres una orgullosa selectiva.
—¡Eso no existe!
—Solo he escuchado una disculpa tuya pese a que te has equivocado algunas veces conmigo.
—¿Eh? ¿Yo? ¿Cuán…?
Sus ojos se entrecierran y se muestra incrédulo, luego niega y pasa una mano por su cabello pareciendo fastidiado.
—Esto es irritante —murmura y se termina el helado —Solo olvídalo.
—No, espera, yo sí me disculpo cuando me equivoco, y no lo hago cuando no siento que me he equivocado. Si es por lo de antes, ¡En ese momento eras culpable a mis ojos! ¡Ahora tú…!
—Martins, lo estás arruinando más. Dejemos el tema y dime por qué querías hablar conmigo.
No me controlo y arrugo la cara, exponiendo mi descontento a su corte de tema abrupto. Pese a ello, me ordeno a calmarme y morder el helado para luego ver la paleta vacía, y suspirar levemente.
¿Orgullo, eh?
No tengo clara su definición y me encuentro acusando a otra persona de serlo, y no quiero perder contra él. Tal vez si lo soy. No sé, pero…una persona orgullosa no estaría por hacer lo siguiente. Al menos quiero creer eso, aunque una persona menos orgullosa, no habría perdido el tiempo como yo lo hice todo este tiempo.
—Cooper… —miro mis manos sintiendo mis mejillas colorearse —No sé lo que pasó en la fiesta, no recuerdo mucho, lo poco que tengo son fragmentos inconclusos que me confunden más, pero… hay algo que hice esa noche que sí recuerdo, y que me arrepiento de hacerlo.
Se queda unos segundos en silencio, antes de arrojar la paleta en el basurero.
—Lo sé, solo olvídalo, no le diré nada a nadie y…