Te enamoraré (versión nueva)

Extra 1 "Lidiar con ebrios"

Cuando las emociones son complicadas, muchas personas tienden a huir. Él era una de ellas. Así que no era sorpresivo que salga del lugar, y que la tentación le siga tampoco era algo nuevo. Jugar al gato y al ratón siempre es divertido, o lo es para el gato hasta que se invierten los papeles.

—¡Cooper! ¡Espera! ¡Oye! ¡Detente!

No se detendría, él juraba que no lo haría, pero ante el mínimo sonido de susto que ella produjo, se detuvo y volteó. Sin embargo, fue tarde, la pequeña estaba en el suelo y no parecía nada contenta con el dolor. Miró la mano que él le extendió y negó antes de con una mueca levantarse sola.

—Martins…

—No, lo entiendo, ya entendí.

Pero él no, y menos comprendió la situación cuando ella empezó a llorar.

» Todavía me odias ¿verdad?

¿Odiar? Alan frunció el ceño. No lo hacía, pero tampoco tuvo tiempo de corregirlo.

—Y debió ser horrible, no soy diferente a…—balbuceó Abigail mientras se limpiaba las lágrimas y cuando Alan se acercó para intentar hablar de nuevo, levantó la cabeza y pisó con fuerza el piso —¡No! ¡Fue una deuda saldada! ¡Solo te cobré una deuda!

—¿Deuda? ¿De qué hablas?

—¡Sí! ¡Tú también fuiste un sinvergüenza y muy descarado! —señaló y luego como si recordara algo, sus mejillas se colorearon —A-aunque fue diferente, porque yo no lo odie. ¿Lo odiaste?

—¿Odiar que cosa?

—Lo siento, estar ebria no justifica lo que hice, fue mi error. Mi error. Lo siento, Alan, lo siento… de nuevo me equivoqué.

—Martins, no te entiendo nada.

—Si te lo pido, ¿estaría bien? Dijiste que debía pedirlo.

¡¿De qué demonios está hablando está mujer?! —Alan estaba desconcertado.

—Martins, estás ebria y no te entiendo nada. Entremos y…

—¡No! ¡Espera! ¡Lo haré!

—¡Martins, hace frío…!

—¡¿Puedo besarte?!

—¿Qué?

—Pregunto si…si ¿puedo besarte, Alan?

—¿Por qué haces preguntas tontas?

—¡No son tontas!

—¡Solo hazlo!

Tras sus gritos frustrados ambos se quedaron en silencio por la confesión inesperada. El rostro de Alan estaba parcialmente rojizo, pero ella en medio de la oscuridad no lo sabría, y creería que fue la única afectada.

—¡No…no puedes retractarte! —gritó Abigail señalándole —¡Sí lo haces tú…!

—¡No lo haré!

Fue el empujón que necesitaba para acercarse de forma determinada hacia él. Tomó con sus manos el rostro de Alan y se elevó en puntillas para alcanzarlo y juntar sus labios. Fue un inocente y torpe choque de labios, que duró unos segundos antes de que un flash les llegara a la cara y el momento se rompiera. Ambos se alejaron, pero mientras Abigail estaba desconcertada, Alan se acercó furioso al sujeto que torpemente trataba de esconder su teléfono.

—¿Somos acaso tu entretenimiento?

—No, no, yo solo…solo…

­—¿Entonces por qué mierda nos estás fotografiando?

­—¿Foto quién? —murmuró curiosa Abigail acercándose —Oh, tú…

Él chico ya menos ebrio pareció ver una luz cuando la vicepresidenta se acercó.

­—¡A-abigail! Yo estaba un poco ebrio, pero te juro que no es nada malo, ¡mira! ¡¿Lo ves?! ¡Es algo inocente!

­Abigail tomó de forma torpe el teléfono ante la insistencia del chico y cuando intentó hacer click, se dio cuenta que seguía un punto rojo. Aplastó ahí, pero el teléfono se cayó en el proceso.

—Ups…

­—¡Mi teléfono! —gritó el chico mientras lo recogía del suelo —Oh, está bien, está bien.

—¿Entonces todo bien?

­—Sí-sí…

Ante la pregunta de ella sonriendo, él chico se estremeció. Estar con Cooper parecía peligro físico para él, pero estar cerca de Martins parece ser peligroso para su celular. Este sin duda no era su día. Él era bueno siendo un ciego, pero justo hoy con un poco de alcohol en la sangre, creyó que sería divertido compartir la información que encontró. Bueno, tal parece que el costo de ser reportero gratuito no daba ningún beneficio.

—Uh…hace frío —comentó Abigail.

­—Claro que hace frío, no tienes nada encima — Alan ­frunció su ceño y negó —Ni siquiera quiero saber dónde tiraste mi chaqueta.

Y mientras ellos empezaron a discutir sobre aquello, el chico solo pudo estar agradecido por ese cambio de tema, y por como Cooper tomó la mano de Martins para volver a entrar.

Cuando los perdió de vista soltó el aire retenido y al ver a sus amigos salir y molestarlo sobre si ha visto un fantasma por su aspecto, él solo pudo suspirar.

—Peor que eso —murmuró y se acostó en el césped.

—Oye, ¿qué es esto? —le preguntó uno de sus amigos que abrió los ojos al ver el contenido —¡Mierda! ¡Miren, miren!

—Esos no son…

—Ella es…

—Esto es divertido. ¡Oye, ¿puedo enviarme esto?! —preguntó, pero el chico sobre el césped estaba dormido, así que miró de nuevo el video junto con los demás y sonriendo llegaron a un acuerdo —Bueno, no es nada ilegal… ¿verdad?

—Sí, sí, solo es algo para bromear un rato.

—Sí, tienes razón.

Y fue así, que el primer reenviado empezó. ¿Quién lo subió a la red? Esa preguntaba no importaba, al final, de tantos reenviados, a uno no le bastó con compartir, sino que quiso más. Y de entre tantos editados, uno de ellos terminó en internet.

Uno de tantos por venir…




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