Te enamoraré (versión nueva)

Extra 1 "Lidiar con ebrios"

 

¡¿Qué yo qué?!

Verónica tosía de forma violenta mientras a su alrededor todos la miraban incómodos. Sin embargo, nadie podía juzgarla. Ella estaba bebiendo tranquilamente tratando de pasar desapercibida cuando la música de pronto se detuvo y la voz de una mujer ebria se reproducía por los altavoces.

Su sorpresa fue grande cuando al acercarse se dio cuenta que se trataba de Abigail, quién subida en una mesa parecía estar diciendo cosas sin sentido, al menos hasta que mencionó a Verónica haciendo que su bebida se fuera hacia el lado equivocado.

¡Joder, joder, joder! —maldecía mil veces Verónica sintiendo su nariz quemarle y sus ojos llorosos —¡Esa chica…! ¡¿Qué demonios le pasó?!

Cuando la tos fue disminuyendo miró el escenario y contrario del resto, no estaba sorprendida por ver la interacción entre Alan y Abigail. En realidad, eran su novela preferida, pero a la vez exasperante.

Y como era de esperar, todos los que podían estaban tratando de grabar la escena, era obvio que nadie dejaría pasar esto cuando a sus ojos era algo impactante. Eso explicaba porque incluso cuando ambos trataban de salir, los rodeaban con los teléfonos.

Un suspiro salió de sus labios y caminó hacia la puerta por la que salió Alan y antes de que las cámaras los siguieran, ella interpuso su botella frente a las cámaras mientras sonreía.

—Estoy un poco curiosa de saber a dónde van. Creí haber dicho que la fiesta era exclusivamente en este lugar y el piso de arriba.

—Alan acaba de entrar ahí…con Abigail —señaló una valiente.

Todos se congelaron y aunque se mostraban asustados, por dentro también estaban curiosos por la reacción que tendría la exnovia.

La sonrisa de Verónica aumentó y muchos temblaron cuando vieron sus ojos brillar.

 

***

 

—Al final mentiste de nuevo —murmuró Abigail.

—¿Qué? —preguntó Alan haciendo que ella explotara.

—¡Eres un mentiroso! ¡Mala persona! ¡Me mentiste! ¡Mientes! ¡Por cada diente, mientes! ¡Volviste a mentirme!

Poco a poco las quejas de Abigail empezaban a escucharse, y como Alan esperaba, las lágrimas volvieron. Soltó un suspiro mientras de reojo miraba su aspecto lloroso.  

—Martins, baja un poco la voz, la gente pensaría que te estoy haciendo daño o que soy mala persona.

Aunque lo segundo siempre está en discusión —pensó de forma irónica. 

—¡Pero si eres mala persona! —afirmó Abigail —Otra vez es lo mismo… ¡Y dijiste que me llevarías en brazos! Te creí de nuevo como una tonta.

—Te bajé en brazos.

—Pero…no puedo caminar, y caminas muy rápido, por eso tu dijiste…

Alan dejó de caminar y se dio la vuelta haciendo que Abigail le mirara desconcertada cuando vio que en sus labios una sonrisa ladeada y sin gracia se formaba.

—No vi que tuvieras problema alguno para bailar.  

Ante la acusación Abigail se sonrojó y movió la cabeza tratando de excusarse, pero Alan no le dio tiempo a responder y volvió a caminar tomándola de la mano para guiarla. Al final ella solo pudo morderse los labios y con su mano libre tratar de acomodar la chaqueta colocada sobre su cabeza mientras le seguía.

—Ala…Cooper, ¿a dónde vamos? —preguntó tras unos segundos.

—A un lugar con menos ruido.

¿Para qué? —se preguntó ella ya que, en su interior, la música alta rellenaba el silencio que ninguno de los dos se atrevía a romper desde ese día. Era un campo minado, si bien habían vuelto a fingir que no pasó nada, la verdad es que sí pasó algo.

Sin embargo, eso no fue un problema, ya que su mente se fue a otro lado cuando frente a ella se abría un hermoso jardín.

—Vaya…es…guau… —susurró sorprendida. 

Así que este era el famoso jardín de los Bowen.  

 

***

 

El sonido de los tacones se escuchaba mientras Verónica caminaba, aunque eso duró poco, ya que cuando se detuvo y estaba por preguntarse en que parte del jardín estarían ellos, sus gritos le hicieron rodar los ojos.

No sabía qué pensar sobre lo rápido que pudo encontrarlos y la estúpida razón.

Caminó hacia ellos y vio a Abigail reteniendo la mano de Alan en su mejilla.

—De verdad…quisiera besarte.

Verónica enmarcó las cejas.

—Esa es una declaración interesante —comentó divertida —Eres descarada con un poco de alcohol, ¿eh?

Ambos se voltearon, y mientras Alan parecía aliviado, la expresión de la chica era avergonzada, y no tardó en soltar su mano y tomar distancia mientras balbuceaba con las mejillas sonrojadas. 

—Lo siento…no sé, de verdad, no quería, no, sí, sí quería, pero no así…yo…

Verónica se acercó rápidamente hacia ella y alzó la mano haciendo que Abigail cerrara los ojos y se encogiera. Pero no tardó en abrirlos cuando un par de manos le tomaban el rostro con suavidad y parecían apretar sus mejillas.

—¿Eh? ¿Ve-verónica?

—¿Cómo puedes ser tan bonita? —murmuró la pelinegra embobada —Mira Alan, ¿cómo puede ella verse tan adorable? Como una muñequita.

Abigail se sonrojó por sus palabras, lo que hizo que Verónica se emocionara más y Alan finalmente tuviera que intervenir cuando Abigail parecía lo suficiente sonrojada.

—Detente, estás avergonzándola —le dijo mientras retiraba sus manos de Abigail.

Verónica sonrió sin parecer contenta por su intervención y trato de acercarse de nuevo. Sin embargo, Alan volvió a alejar a Abigail.

—Solo un poco más —pidió —ella no se acordará de esto mañana así que no importa.

—Tal vez sí lo hará.

—No, no lo hará.

—¿Por qué estás tan segura?

—Ella está demasiado ebria. Se ve algo normal, pero con la rápides y cuánto consumió seguro ya tiene un apagón —al darse cuenta de eso, le vio preocupada —Alan, ¿qué hacemos?

Su pregunta produjo que el malgenio que le caracterizaba a Alan se viera reflejado en su rostro.




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