Los años pasaron y Eva estaba absoluta y totalmente convencida que algún día, se iba a casar con Fernando, pero que por ahora era su “novia chiquita”, lo que ella entendía como un compromiso de palabra, pero sin llegar a absolutamente nada más dada su edad. Los problemas empezaron cuando ingresó a la secundaria y los chicos empiezan a sentir el alboroto de las hormonas, y se empezaban a formar parejitas por aquí y por allá. Eva era bonita y obviamente le empezaron a salir pretendientes a los que ella rechazaba diciendo “Tengo novio”.
Una mañana, las amigas la empezaron a cuestionar por su supuesto novio al que nunca veían, Eva les contestó que estaba estudiando medicina y que estaba muy ocupado con su carrera; cosa que las amigas no creyeron porque ¿Cómo una jovencita de secundaria de 14 años iba a ser novia de un estudiante de medicina?, así que alguna de las chiquillas más maliciosa se empezó a burlar diciendo que Evita tenía un “novio imaginario”, cosa que la deprimió muchísimo.
Ese medio día, llegó a su casa con los ánimos por los suelos. Encontró a su mamá en la cocina conversando con Celia, la mamá de Fernando.
— ¡Hola nuerita! — La saludó esta como siempre.
— Hola Celia, hola mami. — Dijo besando a ambas.
— ¿Qué te pasa hija? — Preguntó Mayra preocupada. — Te ves rara.
— No me hagas caso, tuve una mañana algo pesada. ¿Ya está la comida?
— Sí mi amor, ayúdame a poner la mesa que no tarda en llegar tu papá.
— Cierto. — Dijo Celia levantándose del banco en el que estaba sentada. — Mi marido tampoco tarda así que me voy ¿Seguro que estás bien nuerita? Yo también te noto depre.
— Estoy bien Celia, gracias. — Dijo Eva mientras acomodaba los platos en la mesa. —Salúdame a Javier.
— Sí gracias. ¡Nos vemos! — Dijo saliendo de la casa.
—Evi…— Su mamá se acercó a abrazarla —¿Todo bien?
Eva suspiró.
— Sí mamá, es sólo que hay una compañera que hoy se estuvo metiendo conmigo y me puso de mal humor, no me hagas caso, al rato se me pasa.
— ¿Por qué se estuvo metiendo contigo? Insistió Mayra.
— Por tonterías sin importancia, en serio no es nada.
Mayra no insistió, cuando llegó su esposo Alberto se sentaron a la mesa a comer y el ambiente estuvo relajado y tranquilo.
Más tarde, Eva estaba en su recámara escuchando música y haciendo la tarea, cuando escuchó la voz de su mamá que gritaba desde el piso inferior.
— ¡Evi te buscan!
Eva, intrigada porque no esperaba a nadie, dejó los libros y bajó las escaleras. Fernando la estaba esperando en la sala.
— ¡Hola Evi! — La saludó con un beso en la mejilla. — ¿Cómo estás?
— ¡Fer qué milagro! — Dijo ella sorprendida. — Tiene mucho que no te veía!
Él sonrió.
— Este semestre está bastante pesado y las guardias están criminales, cuando vengo a la casa me la paso durmiendo. — Dijo mientas la tomaba del brazo y la hacía salir de la casa. — Pero no creas que no estoy pendiente de ti.
— ¿Pasa algo? — Preguntó Eva mientras se sentaban en el borde de una jardinera de piedras que estaba a la entrada de su casa. — ¿Para qué me sacaste?
— Porque quiero conversar contigo. — Dijo él acomodándole un mechón de cabello detrás de la oreja. — Mamá me comentó que hoy te vio triste. ¿Pasa algo?
Eva se mordió el labio inferior dudando si responder o no.
— Evi… Dime qué es lo que pasó. — Insistió Fernando.
Ella se ruborizó.
— Me estuvieron molestando en la escuela.
— ¿Por qué? — Dijo él mirándola serio.
Eva se encogió de hombros.
— No importa. — Dijo con la vista baja.
— Si importa. — Presionó él. —.Dime por favor qué pasó.
Evita suspiró.
— Hace poco un compañero se me declaró y le dije que no porque tenía novio, y hoy las chicas me estuvieron preguntando que quién era mi novio, pensaban que era alguien de la escuela, y cuando les platiqué de ti, pues se rieron de mí porque, según ellas, estoy inventando cosas y tú eres alguien imaginario.
— Entiendo. — Dijo él mirando a la lejanía. — Lamento que te hayan hecho pasar un mal rato por mi culpa.
— No importa. — Dijo ella.
— Así que alguien se te declaró. — Dijo Fernando mientras le dirigía una mirada inquisitiva.
— Pues sí, pero no les hago caso.
— ¿Les? — Preguntó Fer sorprendido. — ¿En plural?
— Sí, no es el primero. — Ella se rio. — Parece que en la escuela todos quieren tener novia y se les andan declarando a todas a ver quién se deja.
Fer negó con la cabeza y luego de una pausa dijo:
— Me tengo que ir Evi, sólo pasé a ver cómo estabas.
— Sí, yo también tengo que terminar la tarea. — dijo ella levantándose de la jardinera.
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Editado: 20.08.2020