—¿Necesitas algo? — Pregunte intentando no sonar grosera.
—El señor me pidió que le mostrara la casa —Respondió ella.
Solo asentí mientras ella me conducía por varios pasillos de la casa, no voy a negar que esta parecía un castillo con una horrenda bestia en el y yo era su prisionera.
En lo único que podía pensar en era Francesca, debe pensar que la abandone todo por ese idiota, todavía me pregunto como fui tan estúpida para confiar en el.
Mientras la mujer me mostraba cada maldito lugar de la enorme mansión yo solo observaba con asombro ya que nunca pensé en estar en una casa con tanta elegancia.
—Por ultimo esta es la oficina de el señor, no podrás entrar sin su permiso — Me comunico ella seria.
—Ni que quisiera entrar — Conteste con una mueca de asco.
La mucama se llamaba Rosa según ella había criado a Luka y a su hermano cuando sus padres Vivian en esta casa.
La crianza de ambos niños fue difícil teniendo en cuenta que la familia Bianchi tenia una herencia, no una de la cual sentirse orgulloso pero en el momento de heredarla tienes la responsabilidad de mantener aquella reputación.
La familia Bianchi era conocida como la peor mafia que se podía encontrar en Italia, ellos estaban involucrados con droga, lavado de dinero, prostitución, el comercio de armas etc.
No voy a mentir diciendo que no se me helo la sangre al escuchar ese tipo de cosas del hombre que ahora me tenia secuestrada pero trataba de pensar en positivo aunque no había nada positivo en ser el juguete personal de un mafioso.
—Señorita Katherina el señor Luka nos ha ordeno que la preparáramos para la cena que tiene con el — Comento Rosa mientras me llevaba al cuarto en el cual había despertado.
Una vez ahí ella preparo la ducha y dejo sobre la cama un vestido corto pero elegante así que entre al baño, un baño como de cuentos de hadas llenos de cosas brillantes que valían mas que mis órganos pero aun así me despoje de mi ropa quedando totalmente desnuda, entre en la ducha y puede sentir como el agua caliente recorría mi muslos generando una sensación de tranquilidad.
Cuando termine la ducha salí de esta envolviendo mi cuerpo con la bata que se encontraba a pocos metros míos, salí del baño y me acerque hacia la cama en la cual se hallaba el vestido azul marino con un largo que llegaba hasta mis rodillas estaba acompañado de unos zapatos color negro y unas royas de oro.
Estaba completamente segura que el pensaba que con todo esto podría comprarme pero esta muy equivocado porque no es el primero que intenta hacerlo y falla en el intento.
Al terminar de vestirme me mire al espejo y vi algo que había querido evitar ser desde hace mucho tiempo, nunca me quise convertir en una mujer que acompañaba a un hombre rico mientras obtenía mis propios lujos pero al fin al cabo en eso me había convertido y todo era la culpa de ese maldito de Luka.
Alguien llamo a la puerta de la habitación sacándome de mis pensamientos, la puerta se abrió dejándome ver a Luka vestido con una camisa blanca entre abierta con unos pantalones de vestir.
—Te ves hermosa — Confeso el admirando todo mi cuerpo.
—Gracias — Me limite a decir.
—Es hora de bajar, la comida esta lista — Ordeno el mientras me daba el paso para caminar en frente de el.
Cada paso que daba lo hacia con firmeza intentando aparentar ser fuerte, fría y discreta pero su mirada fija en todo mi cuerpo provocaba que mis hormonas volaran en todo el ambiente.
Me condujo hasta un enorme comedor en cual permanecía una larga mesa llena de comida mas de la que podía nombrar, me ayudo a sentarme para luego caminar hacia su lugar.
La comida fue silenciosa ninguno hablo solo se escuchaban los ruidos de los cubiertos chocar con los platos o las pocas ser puestas sobre la mesa pero de repente Luka hizo un ruido modesto intentando darme una señal pero no quería tomar partido en su estúpido juego así que no hable y solo me dedique a disfrutar el delicioso vino que se encontraba en mi copa listo para ser bebido por mi.
—Me gustabas mas cuando hablabas — Hablo el rompiendo el eterno silencio que permanecía en aquella enorme habitación —Al parecer no eres suficiente fuerte para aguantar la tormenta — Comento el para luego alzar su copa y dedicarme una sonrisa sarcástica.
—Cariño yo soy la tormenta — Respondí sintiendo rasposa mi garganta después de hablar por primera vez durante odio.
—Me gusta ese carácter rebelde que tienes aunque a veces en molesto — Confeso el levantándose de su lugar para comenzar a caminar en mi dirección.
—Lamento no cumplir tus expectativas estoy muy ocupaba intentando cumplir las mías — Le comunique con una sonrisa de punta a punta.
—Me alegra haber elegido a la correcta — Murmuro Luka quedando a pocos centímetros de mi rostro provocándome mil y unas emociones al sentir su respiración chocando con la mía.
—¿La correcta? — Pregunte confundida sin saber de lo que hablaba.
—Te casaras conmigo y me darás un heredero — Afirmo el sin quitar su mirada de encima mío observándome como si fuera un pedazo de carne el cual se moría por devorar.
—¿Disculpa?
—Lo que has oído.
—Ah pero si que ustedes son todos iguales — Comente levantándome de la mesa.
—¿Ustedes? — Pregunto mirándome fijamente.
—¡Los hombres! — Grite —¡Ustedes creen que nosotras las mujeres somos un objeto el cual pueden mover, golpear y ordenar a su antojo! — Exprese a los cuatros vientos con lagrimas en mis ojos.
—Ustedes las mujeres se creen únicas e inteligentes pero no son mas que un montón de basura — Dijo el con asco.
—Si observas bien el espejo veras quien es la basura — Respondí caminando hasta la habitación pero unas fuertes manos me tomaron de la cintura estampándome contra la fría pared.
—Esta basura te convertirá en una mujer — Murmuro el mientras desabrochaba los botones que cubrían mis pechos para luego dejar besos en ellos.