Me detuve a unos pocos metros y te observé, no sé si lo hice para “sorprenderte” o si me había quedado petrificado ante la calidez que me embargó con sólo verte —concéntrate Julián — intenté autoaconsejarme —recuerda que esto es un puto juego, algo irreal y pasajero… todas las memeces que crees que sientes no son ciertas ni indispensables como se te presentan; no eres pesimista, sólo has entendido la realidad un tilín más temprano que el resto del universo… pero todos sin dudas acabarán entendiéndolo…
Sin embargo, se me escapó una sonrisa al ver que hurgabas a tienta en tu bolsillo y al instante supe qué buscabas —una moneda —me acerqué en unas pocas zancadas y tiré dos al río.
—Qué? No vas a pedir un deseo?? He tirado dos monedas... Anda te presto un deseo...
Te giraste de inmediato y en tus ojos pude ver el brillo divertido del recuerdo… sin embargo… mala señal, no corriste a abrazarme
Que raro…qué está pasando?—pensé; y me noqueó la idea de que te pudiera estar ocurriendo algo malo —anda macho, hoy estás demasiado sentimental… déjalo ya, no pasa nada. Todo está perfecto
Tonto de mí, decidí dejar a un lado ese pequeño detalle de que estabas a punto de cambiarme de nuevo, o de que esta vez sería yo quien lo embarraría todo…
Me sonreíste con una risa que no llegó hasta tus ojos, devolviste tu mirada por unos segundos al río y pronunciaste las mismas palabras de siempre:
—¿Me quieres?—preguntaste casi como lo hacías siempre
Pero esta vez no había burla con una pizca de mofa y picardía juguetona en tu tono que llenaba de tonalidades la cháchara de nuestro juego, sino más bien me sonó a cuenco vacío, seco, algo así como el retumbar del eco en un alma desprovista de deseos.<<deja las estupideces Julian, hoy estás demasiado nenaza, es sólo el mismo juego de siempre donde ella con autosuficiencia te pregunta afirmando si la quieres y tú le robas un beso por respuesta o para suplir la ausencia de ella… ante una pregunta que, “hasta ahora”, nunca nos ha parecido seria>>
Así que lo hice, me acerqué y te di un beso, el beso más frío que nunca jamás creamos... uno que esa vez no sirvió para mirar hacia otro lado si no que acentuó la presencia de la pregunta que atascada entre los dos se quedó flotando… justo ahí me cambiaste de nuevo…
Joder… aún tiemblo al recordar el frío que me sacudió por dentro porque ambos sabíamos que en la muda respuesta se escondía secreto, uno que no me creía capaz de enfrentar y salir ileso, así que callé… callé sin atrever a preguntarme “cuál era mi secreto”, callé mientras veía como te hundías envuelta en la pregunta de “cuál era mi secreto…” y juro que percibí el momento justo en el que le amasaste respuesta…, pude leer la frialdad del reconocimiento en tus ojos “no lo hace, no me quiere…” me pasmó descubrir que pensabas eso… y me desesperé buscando formas de demostrarte en pocos segundo que no era cierto, <<que yo si te q…>> me aterró más aún enfrentarme a eso, a la tarea de aceptar como reales mis sentimientos… si, lo sé, fui un estúpido/cobarde y me avergüenzo muchísimo de eso… pero intentar suavizar el recuerdo no lo hará menos siniestro… así que eso fui, un puto egoísta que prefirió protegerse de sus sentimientos, sin importar que tanto te desbaratabas por dentro.
—Creo que tienes razón… al final va a ser cierto lo de más probabilidad de que se te pierda…—añadiste mirando hacia el río —Adiós Julian, me tengo que ir de nuevo…
—De nuevo?? cómo de nuevo?? cómo aquella vez?? Cómo antes?? No habías vuelto para quedarte? —te interrumpí…
La ansiedad disparó mis venas alterando mi corazón y causándome un insoportable nudo en el pecho, impidiéndome respirar, hablar… joder!!! Hasta sostenerme me parecía demasiado… <<eres un estúpido pendejo Julian… volviste a caer… volviste a perder, volviste a dejar que te doliera como 10 mil infiernos… ¡¡¡es tu puta culpa!!!!>>
La ira nubló cada uno de mis sentidos y me volví alejándome, odiando al puente que siempre me llevaba como suicida hacia ti… odiándome por ser “un incompetente al que le ganaban sus sentimientos”
—¡¡¡SOLO QUERÍA DECIRTE QUE YO SI TE QUIERO…!!! — gritaste a todo pulmón con una voz rota y temblorosa…
Me giré… me giré sólo para ver la imagen que protagonizaría mis pesadillas y mis desvelos… caminabas lentamente hacia atrás, respirando entre sollozos, apretando los puños, roja de rabia mientras las lágrimas corrían sin control sobre tu cara… te giraste en un último movimiento y echaste a correr en sentido contrario a mi… cada vez más lejos… yo me quedé allí, sin pensar en alcanzarte, te había dejado ir desde la vez que nos conocimos por 2da vez en ese mismo puente, nos había condenado desde mucho antes de eso, desde el momento en el que decidí que mi corazón era mi enemigo y no una parte de mí y por un momento se afianzó la idea de que era así, que apostar contra los sentimientos una vez más conducía a desastre y me supo a hiel pensar que esa vez no era solo yo la víctima, si no que te había arrastrado también a ti…
Perdóname Paula, perdóname por no tener el valor para quererte —te supliqué para mis adentros pues igual aunque lo gritara ya no estabas allí para escucharme —ya está, no es lo que pensabas?? Simplemente se acabó el sueño
Me incliné sobre la baranda del puente y otra vez me sumergí “en las aguas negras de mis pensamientos…” odiando no poder hacer desaparecer al momento el molesto dolor que escocía en mis ojos y se atascaba sobre mi garganta y mi pecho.
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Editado: 26.11.2020