Estoy completamente enamorada del pequeño Snoopy. Sí, he decidido llamarle así. Cuando era pequeña me prometí a mi misma que si tenía un perro le llamaría así.
Snoopy, a parte de ser adorable, es extremadamente listo. Anoche cuando decidimos irnos a dormir, le preparé una camita en el suelo al lado de la mía. Adivinad donde ha despertado. Sí, no se como ni cuando, mi querido Snoopy fue tan listo que se subió a mi cama, abrió la sábana y a dormido a mis pies casi toda la noche.
Esto lo he descubierto cuando medio dormida he apagado el odioso despertador y al estirarme como si fuera un chicle, algo peludo se ha movido cerca de mis pies. Del susto he salido de la cama de un salto gritando como si se me fuera la vida en ello. Ana, bastante asustada, ha llegado corriendo a mi habitación con el rímel en la mano y preguntando que pasaba. Cuando me ha visto con cara de susto y más blanca que la pared, ha ido con decisión a mi cama y al apartar la sábana ha visto al pequeño con cara de recién levantado y tumbado de una manera curiosa. Cuando lo he visto he respirado tranquila. Ana, partiéndose de risa, ha cogido a Snoopy y se lo ha llevado a su cama.
Después de este suceso mañanero, me visto, arreglo mi pelo y mi cara y desayuno tranquilamente. Le pongo su comida y su agua a Snoopy, y me despido de este y de Ana.
De camino a la oficina, en la radio va sonando la canción de Ozuna. Me tiene loca esa canción. Vosotros diréis, María es que cada dos segundos te gusta una. Tenéis razón, yo soy de esas personas que le gusta todo tipo de música mientras sea buena y me gustan todas. No me puedo decidir por una sola.
Llego y aparco en la primera plaza libre que encuentro. Miro el reloj y al ver que me quedan diez minutos largos para que empiece mi jornada laboral, me decido a ir a por un café para no quedarme dormida mientras trabajo. Además que no quiero escuchar a la zorra de la Pitbull. Bastante tuve con lo de la cita, que me apuesto lo que sea que ella ha sido la que lo orquestó todo.
Le pido a Pepe, el camarero de la cafetería, un cafe para llevar y el con su sonrisa de bonachón, asiente, me guiña un ojo y se dispone a hacerlo. Mientras espero por mi café veo a Lucas entrar por la puerta.
¡No puede ser! ¿Porque ahora?. No puede verme, ya que como me vea y se acerque le voy a dar y no van a ser gritos. Pepe me lo da y me dispongo a salir como una ninja, evitando que me vea. Cuando llego a la puerta, suelto un suspiro de alivio que se me corta cuando escucho a Lucas gritar:
-¡María!
Salgo corriendo hacia el ascensor que estaba cerrándose, dejando a Lucas con cara de estrés. Pero que quiere que después de lo que pasó vaya detrás suya como un perrito faldero. No no, yo no funciono así cariño. Llego corriendo a mi mesa sin derramar el cafe que arde.
Como tengo tan mala suerte, me encuentro a la Pitbull mirando el reloj al lado de mi mesa. Cuando me ve llegar, me sonríe maliciosamente y grita:
-Ruíz, a mi despacho ¡YA!- Respiro y suelto mis cosas en mi mesa. Cojo la libreta y el bolígrafo, toco dos veces antes de entrar al despacho y desde dentro escucho:
-Pasa.
Con un poco de miedo y valentía, entro y me quedo de pie. Entonces ella empieza a hablar:
-A ver, como veo que no me hiciste caso la otra vez que te lo advertí no me queda otra que ponerme seria. Voy a hacer que mi hermano pase de tí, ya viste que no me va a costar mucho. Él tiene que estar con alguien de su mismo nivel, no con una pobretona como tú. Claudia, en cambio, si es la mujer que necesita. No creo que sepas esto así que mejor te lo cuento yo. Claudia es su exmujer.- Cuando dice eso dejo todo el mosqueo y me quedo impactada.- Lucas la sigue queriendo, pero te has metido en medio, así que dejalo en paz que solo molestas.
Con todo el coraje que tengo, me trago las lagrimas y le suelto sin pensar en mi trabajo:
-Mira pedazo de mierda, yo no me he metido en ningún sitio. Tu hermano es lo suficiente mayor para elegir con quien estar y con quien no. Si no tienes otra cosa que hacer metete la lengua en el culo y no me molestes más. Tu solo puedes dirigirte a mi si es algo relacionado con el trabajo, en lo demás no tienes nada que ver.
Cuando digo esto salgo lo más digna posible y me dispongo a trabajar. Pero cuando me quiero dar cuenta ya es la hora de comer. Llamo a Rodri y quedamos en la cafetería.
Pedimos nuestra comida y nos sentamos en nuestra mesa.
-Cuentame ahora mismo que te ha pasado. Quiero detalles.- No puedo ocultarle nada, desgraciadamente. Le cuento todo y se queda con la boca abierta. Cuando reacciona se acuerda de todo su árbol genealógico.
-Tranquilo vaquero, que yo me he quedado muy agustito también.- Digo riéndome contagiándo a Rodri.
Terminamos de comer y nos dirigimos a nuestro puesto de trabajo. Se abre el ascensor en mi planta y no puedo creerlo. Me encuentro a Lucas esperándome con cara de "Perdóname".
"Que largo se me está haciendo el dia, por dios"