Capítulo 05: Adrienna
Revoleo los ojos cuando una de las chicas corre con un vestido entre sus brazos, es azul y de vuelo alto, no es de mi gusto pero a Mary parece gustarle, están haciendo de todo porque ambas nos sintamos cómodas, después de habernos ninguneado.
— Te gusta este Enna ¿Crees que me quedará bien?
La respuesta a eso, es simple. Cualquier cosa que Mary Anne vista siempre le va a quedar bien, suspiro aburrida y regreso a mi lectura de revista.
Han pasado dos semanas desde que me fui de casa, a decir verdad, extraño mucho a mi familia. Los pequeños engendros solían alegrar mis mañanas, extraño sus voces, oírlos al despertar. Extraño a papá regañándome, a Maggy curioseando mi vida y hasta extraño a Lucille y sus intentos de evasión. Los echo de menos, pero hago esto más por Mary que por mí, sé que ella se siente mucho más cómoda estando en este lugar donde la tratan como una princesa, después de saber que somos hija de los primogénitos pues andan alabándonos a cualquier lugar que vayamos.
— Umm no, no me gusta del todo. — Mary se quita el vestido y busca otro.
Sacudo mi cabeza y bebo un poco de la malteada especial del campus, la sangre A+ siempre es deliciosa de saborear y mejor aun cuando se siente la fruta y el helado combinados.
Escuchamos el sonido de la puerta y rápidamente una de las jóvenes se apresura a abrir. — Es para ti Adrienna. — frunzo el ceño y me pongo de pies.
Casi me caigo hacia atrás al ver a la persona frente a mí. — Oh por Dios ¡Enzo! — me lanzo a su cuello y él me abraza. — Volviste. Pensé que no regresarías hasta dentro de un mes.
— Tuve la suerte de arreglar todo antes de tiempo. Cuando me dijeron que ahora vivías en el campus de verdad que no podía creerlo. Tuve que venir y comprobarlo con mis propios ojos.
— Tío Lorenzo. — Se acerca Mary a él.
— Cuando se pusieron tan hermosas ustedes dos.
— Gracias por decirnos feas indirectamente. — pongo los ojos en blanco y ellos ríen.
— Sabes que ambas son preciosas. También vine a ver a Nate, creo que tu no lo conoces Mary, te agradará es un buen tipo.
— Un bobo y molestoso buen tipo. — balbuceo.
— Vale tampoco lo dejes tan mal. Les traje regalos.
Después de una tarde amena con la visita de Enzo, estoy casi exhausta. Me encierro en mi habitación para dormir un poco, cuando en realidad deseo pintar. Lo que más extraño de no estar en casa, es la tranquilidad de mi habitación, mi propio mundo entre la pintura y el arte. Aquí Mary siempre está entrando, no siento tanta privacidad como debería. Son aproximadamente las seis, me doy una ducha fría, enjuagando mi cabello hasta que la espuma cubra mi piel desnuda, me acicalo y enjuago bien, termino cubriéndome con la toalla y salgo del cuarto del baño en busca de mi móvil que no para de vibrar.
Suspiro frustrada al ver que es el noveno mensaje de Brett en el día, sin contar con los otros treinta que me han llegado en lo que va de la semana. Quiere verme, y su insistencia solo causa una terrible molestia en mí, hay hombres que simplemente no entienden un no como respuesta.
Admito que parte de la culpa fue mía, prácticamente seduje a Brett para que terminara con Lucille y estuviera conmigo, nuestra relación no duró más de tres meses, en cuanto me di cuenta que era un idiota y que no quería ni sentía algo más por él. Teníamos sexo cotidiano, o cuando estaba aburrida lo buscaba y él a mí, sin embargo, no duró mucho tiempo. Viaje a África con Mary y al regresar él aún seguía insistiendo. Brett puede ser todo un don Juan cuando se lo propone, puede tener a la chica que quiera, como sucedió con Lucille, más las cosas no funcionan así conmigo. Quiero un hombre de verdad, no un niño rico que chasquea los dedos y obtiene todo.
— Enna, pensé que ya estarías lista. — Mary aparece delante de mí con un hermoso vestido color plata tiene un pequeño colgantes en sus orejas y no lleva maquillaje.
— Lo haré rápido no te preocupes.
— Estaré con las demás maquillándonos... Y bebiendo. — Estoy a punto de decirle que tenga cuidado porque su resistencia al alcohol es un asco, cuando ella desaparece.
Busco algo rápido y sencillo que ponerme. Aunque muchos no me crean, no me gusta andar tan producida, no me esfuerzo para hacerlo aunque a veces parezca que sí. En eso Lucille y yo somos similares, hemos copiado la sencillez de Margaret, aunque su belleza natural compensa todo. Opto por una falda sencilla que se me pega como chicle y unas sandalias de tacón alto, en la parte de arriba me coloco un crop.
Me coloco un poco de rubor y máscara de pestañas, lo suficiente como para estar presentable. Voy al encuentro de las demás mujeres del clan, y el olor a alcohol es excesivamente inaudito. Más no es el alcohol lo que enciende todas las alarmas en mi cabeza, sino un extraño olor y aroma que ya he percibido antes. Me apresuro e ingreso a la estancia, hay como ocho chicas recostadas en los distintos muebles mientras otras dos están maquillando a Mary y tienen copas en las manos.
En la mesa puedo ver la droga esparcida como un polvo entre blanquecino y amarillento. Y los pomos que utilizan para inyectarse los ojos.
— Mary.
—Enna, hasta que al fin llegas. Ven, debes probar esto. — en menos de lo que tarda alguien en parpadear me transportó hasta ella, quito la copa de su mano y tomo su rostro para ver sus ojos y la tonalidad de sus pupilas.
— ¿Te has drogado? — cuestiono llena de angustia. Ella sacude su cabeza y frunce el ceño.
— Enna, por favor, ¿Por quién me tomas? Solo estuve bebiendo.
— Eso que tienen ahí es HBc, la droga está prohibida, porque la están usando. — hablo para todas.
— Oh vamos Adrienna, las otras drogas no nos causan nada, al ser vampiros necesitamos algo más... Fuerte. — Se encoge la morena inhalando un poco del polvo.
Aprieto los dientes y fulmino con la mirada a Mary.
<Ni se te ocurra hacerlo. >