Capítulo 10: Peter
Doblo hacia la salida solo para encontrarme con una extraña imagen a unos metros de mí. Enna está parada, con la cabeza agachada y su bolso en la mano, paso mis manos alisando mi pantalón y me acerco a ella.
— ¿Ya te vas? — ella pega un brinco y voltea a verme, hay algo en su bello rostro que no me gusta, como si estuviese fastidiada, confundida.
— Sí, tengo cosas importantes que hacer. — hago una mueca con los labios, es imposible negar que eso me decepciona y me molesta.
— Siempre tienes cosas más importantes que hacer ¿verdad? — inquiero con voz neutra, aunque ella me ve con cierta diversión en los ojos lo cual me enfada.
— No me necesitan Pet. Pásala bien, y feliz cumpleaños, aunque sea por adelantado. — Si hay algo que me molesta más que la actitud engreída de Adrienna. Son las suposiciones, la incertidumbre, quedarse en medio de algo, sin tener certeza de nada.
Para mí, las cosas siempre deben ser de un modo, es blanco o negro, sí o no, frio o caliente. También odio que crean cosas que no son, que juzguen sin saber cómo es todo en realidad, no voy a mentir, porque también odio las mentiras, sé que en algún momento he caído en ello, he supuesto cosas que no son pero me retracto y aprendo de mis errores. En cambio Enna no, sus suposiciones para ella siempre son certeras cuando no lo son, no va más allá de lo que parezca evidente, a veces pienso que es hasta un tanto inocente.
Piensa que no la necesitamos, cuando es todo lo contrario, la necesitamos y mucho... Yo la necesito.
— Pensé que después de lo que dijiste allí...— ella frunce el ceño y se apresura a hablar, dejándome con la palabra en la boca.
—Uff ni siquiera te imaginas lo difícil que es tener que inventarse tantas cosas cursis y ñoñas. — aprieto mi mandíbula. Aún recuerdo sus palabras y la confusa sensación y reacción que tuve cuando las pronunció.
Te amo.
Sacudo mi cabeza y entorno los ojos hacia ella, parece muy convencida y a decir verdad puede que tenga razón. Enna solo lo hizo para librarse de cualquier otro momento bochornoso y familiar.
—Ya veo.
— Ya regresa adentro Peter. Desde aquí puedo escuchar a Mary buscándote.
— Adiós Adrienna. — no tengo nada mas de que hablar con ella. Estoy molesto, molesto de su actitud de mierda y prepotencia que tiene ante todos.
A veces parece que le importara muy poco nuestra familia, y si por un momento tuve la esperanza de que ella pudiera ser distinta, ahora no me quedan dudas.
Salgo de allí tratando de apaciguar mi enojo, usualmente cuando estoy de mal humor me desquito los demás y es lo que menos quiero.
— Pet. — se acerca Lucille con una leve sonrisa.
— Hola Luci. — beso su frente.
— Ya que te tengo aquí solito, quería darte esto. Es un pequeño obsequio, espero que te guste. — Me extiende una cajita negra de terciopelo, lo tomo con cuidado y la abrazo con fuerza. Lucille sabe cuánto la amo, quiero a todos mis hermanos como si fuesen de mi misma sangre, Lucille es alguien especial, quizás tengo más allegada con ella porque siempre la he cuidado desde pequeña, a diferencia de Adrienna, ella si me necesitaba en ocasiones. Para suerte suya y mía, tuvo a Nate en su camino, quien ha sido un gran apoyo para Lucille cuando las cosas se pusieron feas entre ella y Enna.
Abro la caja y veo una esclava con mi apellido grabado en este. HUNTER. Detrás está la fecha de mi cumpleaños y es un bonito presente.
— Gracias Luci. — le doy un apretón de brazos. — Mamá te está buscando ya van a ser las doce.
— Vale, vamos.
Regresamos al salón principal en donde se encuentran mis amistades y mi familia reunida. Mi madre ha preparado un delicioso pastel de chocolate, el favorito de todos, llegan las 12 del día siguiente y empiezan a cantar una canción de cumpleaños, Mary se acerca a mí y me abraza, y me siento afortunado, afortunado de tener una familia tan grande y bonita, de que de algún u otro modo el destino de encargo de que yo tuviera todo esto.
A veces pienso en mi pasado, en los pequeños y cortos episodios que mi mente de cinco años aún puede recordar. Pienso en mi madre en la única que me demostró algo de cariño, luego recuerdo a la bestia que tuve como padre, el hombre que casi acaba con mi vida y con los seres que más quería. Sacudo mi rostro mientras todos se acercan a saludar, oficialmente es un año más de mi vida, y estoy feliz de poder celebrarlo, tan solo desearía que ella también estuviera aquí.
— Hey, te noto algo distraído. — Mary acaricia mi rostro. Parpadeo y me concentro en ella.
— No es nada, linda.
— Umm debo regresar con mis padres, pero más tarde iré a verte. Justo en la noche. — susurra y asiento con la cabeza.
— Lo espero con ansias preciosa. — Me da un corto beso y la veo alejarse.
Suspiro y bebo un poco del vino que me he servido. Al llegar las doce algunos se tienen que ir, logro ver a Brett hablando con Lucille y me tenso, estoy muy atento a cualquier movimiento que haga ese idiota con mi hermana y es que él no puede esperar que después de lo que hizo yo lo trate de la misma manera. Suerte la suya que mis padres ni los suyos sepan todo sobre él, estoy seguro que de ser así, papá ni siquiera lo dejaría entrar.
— Peter. — Volteo mi rostro viendo a mamá acercarse.
— ¿Cómo está la mujer más hermosa de este mundo? — extiendo los brazos para atraparla. Ella ríe y escucharla hace que sienta una paz tremenda en mi interior.
— Has copiado toda esa palabrería de tu padre ¿verdad?
— No son mentiras mamá. Para mí y para papá, eres y siempre serás la mujer más hermosa. — beso su coronilla y ella me abraza.
— Mi niño, ¿por qué creces tan rápido?
— Es la ley de la vida, estamos destinados a hacernos adultos, a menos que seas un vampiro o algo por el estilo. — le sonrío y ella juega con mi cabello.
— Ven, quiero darte algo.
Toma mi mano y me guía hacia la salida. Corre un poco de aire frio, por lo que la abrazo y acaricio sus brazos desnudos, ella recuesta su cabeza sobre mi pecho, hay un silencio entre nosotros, para nada incómodo, al contrario disfruto de oírla respirar, de su olor tan pregnante.
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Editado: 04.07.2024