Tengo Ganas de Amar

Capítulo 34: Enna

Capítulo 34: Enna

¿Alguna vez me he reído así? De esta manera tan despreocupada y regocijante.

¿Alguna vez he sonreído así? Como si mis mejillas no pudieran aguantar de los mucho que las estiro.

No, por supuesto que no.

—¡Detente! — grito entre carcajadas mientras Peter me lleva cargada sobre su hombro, pronto empezaré a llorar de la risa. —Pet... Basta. —chillo.

—Nada de usar poderes. — y sus dedos torturan mis ya sensibles costillas.

— ¡Basta! ¡Basta! — pataleo y entonces caigo sobre la cama con Peter a mi lado. Su pecho sube y baja, se ve tan atractivo con el cabello revuelto y una leve capa de sudor encima de la frente, sonríe de oreja a oreja y me besa los labios.

— Me encantas. — vuelvo a sonreír y me subo sobre su regazo.

—¿Mucho?

—Más que mucho. — responde hundiendo su nariz entre mi cabello.

— Y tú me enloqueces. — mordisqueo su oreja. — La manera en que me miras, en que me tocas. —ladeo el rostro mientras un regodeo de besos quedan plasmados sobre mi piel. — En que haces... Eso con la boca. —gimo.

—¿Te gusta? — sus invasores dedos juguetean con la cinturilla de mis bragas.

—Peter. — me presiono contra él.

—¿Te gusta Enna?

—Me estás torturando. — muerdo mi labio inferior y sus movimientos se vuelven suaves y lentos.

— Basta de tortura entonces. — abro y cierro la boca en un puchero y bajo de su regazo, Pet tiene esa sonrisa de suficiencia, le gusta ponerme a prueba, ponerme en ese límite de tenerme enloquecida hasta el punto de rogarle porque me haga suya.

Pero aún no, aún intento que todo vaya lento, lo más que se pueda, aunque con Peter eso es difícil de sobrellevar, cuando estoy con él no puedo ir lento, todo va a mil por hora.

— La cabeza me carcome cada vez que le digo a Lucille que iré a buscar apartamento. —sujeto mi cabello en una coleta alta y Peter se retira la camisa para colocarse algo más holgado.

— Lo sé, el otro día vino a reñirme, ¡¿Por qué todavía no le consigues un buen apartamento a Enna?! — agudiza su voz imitando la de mi hermana. — Creo que tendrás que buscarte otra excusa.

Suspiro y vuelvo a subir sobre la cama, me da cierto no sé qué mirar mis pertenecías en casa de Pet, lo raro es que no me incomoda, ni me molesta, en realidad me llena de seguridad e ilusión sentirme a gusto, como si pronto este lugar se convertirá en mi hogar.

—Pet... —balbuceo. —estás seguro de que no te molesta que yo...

Peter frunce el ceño y se acerca con la remera en la mano y el cuerpo descubierto. Tentador... Demasiado tentador.

— Cariño, fui yo el de la idea, y soy yo quien está más emocionado con verte aquí. — Toma mi rostro con la palma de su mano y me dejo derretir ante aquel toque íntimo. — Te quiero a mi lado Enna, conmigo, si es posible, te quiero aquí siempre.

— Peter. —musito con un nudo en el pecho. —No tienes idea de lo que esas palabras significan para mí.

—Lo tengo mi amor, las tengo. — si no estoy sufriendo de un colapso nervioso es porque sus manos aún me sostienen. Pero escucharlo llamarme de esa manera pone mi mundo entero de cabeza.

— Nunca nadie me había llamado de ese modo. —susurro con vergüenza.

—¿De qué modo?

—Mmm ya sabes... Mi am...—Peter sonríe y me besa.

—¿Mi amor? — asiento. —Pues lo eres ¿no?

—Lo soy. —afirmo. Y me acurruco en su cuello, suspiro y cierro los ojos un momento.

No merezco a Peter, no merezco ser feliz de esta manera.

— Hay... Hay algo que quiero mostrarte. — me separo de él y lo observo caminar hacia su mesita de noche. De allí saca un sobre, por su semblante serio entiendo que lo que haya dentro de ese sobre blanco es de suma importancia.

—¿Qué es eso Peter? — frunzo el ceño enderezando la espalda para estar junto a él, Peter se sienta a mi lado.

— Esto me lo dio mamá hace unos meses. — trago saliva y saco el papel del sobre, leo algunos nombres, números e información que no logro entender.

—¿Quién es Rosette? — arrugo la frente y regreso mi atención a él, dentro del sobre también encuentro una pequeña foto, la de una mujer delgada y muy rubia, es atractiva, aunque por su apariencia parece enferma.

— Es mi madre Adrienna. — se me contrae el estómago y vuelvo a mirar la fotografía. Analizándola bien noto el parecido con Peter y ¡Diablos! No me esperaba esto.

— ¿Es... ¿Esto te lo dio Maggy? — trago saliva y asiente.

— Si, mis padres me entregaron toda la información que recopilaron sobre mi madre y sobre su familia, la verdad es que no hay mucho sobre ella. Sé que era una prostituta que trabajaba para Marcial, solo tengo el nombre de un familiar suyo, al parecer se trata de su hermano. — paso saliva.

— wow Peter... Esto es... —me quedo sin palabras. Nunca hemos hablado del pasado de Pet, se la historia, porque por cosas de la vida una vez escuché al tío Ethan hablando con Enzo sobre ellos. Y lo que el cruel de su padre hacía con Pet cuando era un niño.

— Lo sé. — bota un largo suspiro. — La verdad tenía miedo y creo que aún tengo miedo de lo que pueda encontrar si investigo más. — aprieta los labios. — quería hablarlo con alguien, alguien en quien pudiera confiar. —da una leve presión en mi mano.

Siento una punzada en el pecho y me lanzo hacia él para abrazarlo. La espina del remordimiento aprieta mi corazón hasta estrujarlo. Peter confía en mí, tanto como para abrir parte de su vida conmigo, algo de lo que nunca habla. En cambio, yo no soy capaz de contarle la verdad, no soy capaz de decírselo.

— Gracias por confiar en mí. —susurro y los ojos se me humedecen. — Si hay algo que necesites, cualquier cosa en la que yo pueda ayudarte... Solo dímelo.

— Si hay algo. — se separa y acaricia mis mejillas. — Quédate a dormir esta noche.

Parpadeo y trago saliva, que me lo pida de esa manera se me hace imposible de negarme.

— Vale, pero debo volver temprano a casa, Lucille le está preparando una fiesta sorpresa al ñoño de Nate. — Pet ríe causando vibraciones en mi cuello y asiente.




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