OK, realmente esas no son cosas malas, solo son cosas que un niño hace como travesuras. Pero a partir de los catorce años me sentía extraña, me sentía más vacía de lo usual, no sentía nada parecía que mi corazón se hiso espuma con el pasar del tiempo y todo me aburría era realmente frustrante. Buscaba algo, cualquier cosa que me haga sentir al menos un poco y entonces intente con el amor pues aquello estaba de moda en ese entonces.
La verdad no llegue sentir nada por nadie, mi corazón no latió con intensidad ni una sola vez pero aun así continúe con aquello buscando algo de emoción en al amor, algo capaz de hacerme sentir era lo único que quería para mí.
-Dime, aún no has ido más allá de los besos no?- sonreía de lado y miraba como burlándose de mí, era típico de ella.
-No- respondí poniéndole atención
-Entonces ven y déjame decirte algo interesante- susurro a mi oído e inmediatamente un rubor se posó en mis mejillas, haciendo que mi curiosidad surgiera en un instante
Después de aquello, conocí a varios chicos para poner en práctica aquel consejo que se me había dado, aun así nada de nada, ninguno llenaba el vacío en mí haciendo crecer mi frustración cada vez, muy pronto me aburrí del amor, es realmente estresante, tedioso y complicado para mi gusto así que solo me centre en el placer que este me causaba, todas aquellas sensaciones eran realmente exquisitas.