¿Que Eres?
La tarde paso sin tanto alboroto hasta que se hizo de noche y llego la bestia que llamaba Padre porque hace tiempo que no le decía así desde que había cumplido 10 años y las marcas de su correa de cuero y la hebilla en mi espalda eran un recordatorio constante de como es el.
Llego irradiando licor y escondí a los niños en mi cuarto y encerré a Lauren en el suyo. Lauren era independiente a su edad de 13 años pero aun así le temblaba la voz y las manos cuando "Padre" llegaba.
Al llegar retumbaba todo dentro de mi, me asome y vi como se acostó y durmió en el sofá de cuero negro desgastado que nos había regalado el abuelo hace mucho tiempo cuando se caían bien.
Baje delicadamente a la cocina y vi su cartera. No era una persona que robaba pero eso era lo que hacia cuando nuestro benefactor no ponía de su dinero para la comida. Le quite 300 $ y agradecía a Dios porque no se había despertado.
***
La noche del viernes era presente, no había ni un alma en mi casa, Lauren se quedo en casa de unos amigos, Cara y Lincoln en donde mis Tías y la Bestia con una mujerzuelas, mientras yo me alistaba y parecía una mujer por no saber que ponerme, me encontraba nervioso y yo no me consideraba una persona nerviosa.
Por fin me había decidido por una simple ropa y salí de mi casa, era extraño desde siempre estuve unido a mis amigos porque Raquel vive a una casa de la mía y Carlos al frente de la de Raquel, desde siempre hemos sido unidos.
Al llegar era como las fiestas de la universidad con bastantes licor y música muy mala de electrónica, La música era una de las razones por la cual no venia a fiestas muy seguido porque lo que la humanidad considera música de moda para mi es una simple aberración de esta.
Camine hacia adentro mientras veía un mar de cara insignificantes, atravesé la multitud y vi a Raquel sentada en un taburete de la cocina con un chico, Brandon o Brennan creo que se llamaba si mal no recuerdo el nombre. Me acerque a ella y me saludo amistosa mente.
-Hola imbécil- Si era amistoso, estará de buenas pensé.- Te acuerdas de Cameron ¿Verdad?
-Si, si. Dije divagando y bajando la voz aunque la forma en que lo dije no me dio vergüenza por que lo pensé mas no dije su nombre, volteaba a ver por todas partes preguntándome si Anabelle estaría aquí, con alguien, coqueteando, besándose con alguien que no fuera yo.
Pero por alguna extraña razón tenia celos de una desconocida y nervios, me reconocían por ser una persona muy segura de mi misma, nada de celos ni de nerviosismo y hasta la fuerte atracción sexual por ella era extraña en mi. No que jamas tuviera sexo pero la forma en como la deseaba era extraño, fuerte y ardiente con ganas inauditas de tenerla debajo de mi, eso no me pasa muy seguido, de hecho no me pasa.
¿Que extraño poder tiene ella en mi?
Voltee con una fuerte convicción de que ella estaría detrás. Mi convicción acertó.
La vi entre la multitud y se veia aun mas hermosa de lo que recordaba, Tenia en hermoso vestido negro que contrastaba con su delicada piel blanca y lechosa. Empece a acercarme y ella se alejaba a cada paso hasta que la perdí.
Necesitaba aire fresco, pense
Al salir me di cuenta de que se alguien se encontraba sentado en los escalones que dan al patio. El aire es frió y por alguna razón me hallaba sudando. Nervios se apoderaron de mi esta clase de nerviosismo me recordaban a cuando era pequeño y me tocaba exponer frente a mis compañeros.
Vi como la misteriosa joven sacaba el cigarro de su boca y volteaba, era ella, Anabelle
-Te quedaras ahí mirando o vendrás a verme-. Dijo en tono dulce pero sarcástico mientra botaba el cigarrillo al otro lado de los escalones. No me había dado cuenta de que la había observado todo este tiempo.
-Ya te estoy viendo ¿Verdad? Pregunte incomodo mientras sentía un hormigueo por todo su cuerpo
-Ja, eres cómico. Ella se volteo y me dio un presentimiento, un mal presentimiento, algo me decía que saliera corriendo, que me alejara, que si no lo hacia, ella me mataría.
Volteo su cabeza y sus ojos eran grises oscuros, voltee para correr pero no podía seguir, me sentía impotente, era un miedo a los gusanos algo irracional como si los tuviera dentro de mi, como si me estuvieran atacando me recorrió la espalda, necesitaba ayuda, quería gritas, llorar, cualquier cosa porque esta sensación que no tenia sentido. El miedo y el dolor en todo mi cuerpo no me dejaba pensar bien, es como si mi cuerpo no fuera mi cuerpo y yo estuviera muriendo en alguna otra parte.
Sentí cuando se acerco y me beso, fue solo por un simple momento.
-¿Que eres? Pregunto confundida encarnando la cejas de una forma muy tierna.
Mi vista se nublo y caí al piso, cuando caigo vi que ella puso la cabeza en el suelo también y con sus dulces, pequeñas y frías manos me cerro los ojos.
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Editado: 26.08.2018