CAPÍTULO 2
Desperté y todo era luz, había amanecido y no tenía ni la más remota idea de la hora en que caí dormida, la verdad, trate de no hacerlo. Aquel mensaje me había trastornado y estúpidamente le hice caso, ahora, estaba irracionalmente desvelada y seguramente ojerosa.
Me estire un poco y vi mi reflejo en el espejo, efectivamente, era un asco, mis rizos castaños parecían serpientes que podían saltar y atacar a quien se me pusiera en frente y las ojeras de mapache que me cargaba no ayudaban mucho, pensé en arreglarme un poco pero el hambre me gano, al fin de cuentas no tenía prisa alguna, por eso amaba los sábados. Así que me dispuse a ponerme las pantuflas y bajar a ver que había preparado mi madre, pues percibí un olor a tocino que me hizo rugir el estómago como a una bestia.
Escuche que mi madre hablaba con alguien, lo cual no sería raro, solía llamar a sus amigas por las mañanas, sin embargo, esta vez fue diferente, logre percibir una primera voz, era de mujer, algo gruesa pero definitivamente de una mujer, y luego, una voz que me hizo estremecer, era profunda, rasposa y demasiado atractiva para tratarse de un simple ruido, mis pies seguían avanzando y no me di cuenta de que ya se notaba mi presencia
-Cariño que bueno que ya estás levantada, anda no seas mal educada, saluda- ¡Diablos! Justo el día en que cambió la vanidad por el hambre tenía que encontrarme con visitas.
–Hola, buen día- mi voz sonó como la de un monstruo gracias a que recién desperté, quería que me tragara la tierra. El primero en contestar mi saludo fue él, era realmente atractivo, cabello negro azulado, piel blanca y libre de imperfecciones, sus labios eran carnosos e incluso algo rojos, largas y oscuras pestañas. ¡Dios! sus ojos, eran de un verde tan claro y eso conjunto a la profundidad de su mirada, daba la ilusión de que podían leerte el alma.
–Buen día- Contestó aquel perfecto ser, provocando que me ruborizara de inmediato. Pasó de estar sentado en una de las sillas de la isleta a estar frente de mí, extendiéndome una mano, fría al tacto a decir verdad, para robar después un beso a mi mejilla roja [...] pareció notar mi rubor.
–Disculpa si fui demasiado enérgico, puedo entender que no se suele saludar así a alguien a quien acabas de conocer- se encogió de brazos... Definitivamente lo noto, pero como no iba a hacerlo si parecía que solo estaba escuadriñandome de pies a cabeza, hecho el cual sólo aumentó mi nerviosismo y sonrojo
–Oh descuida, es lindo que traten a uno así- ¡¿pero qué?! Le estaba coqueteando, ni yo misma me lo creía.
-Hola, soy Félicité,pero me puedes decir Fizzy. Soy amiga de tu madre de hace años y hermana de Dane- conque Dane – Hola, es un placer- escuche a mi mamá reír.
–Vamos Fizzy, ni tantos- más risas.
-Podría decirse que nos conocemos desde hace siglos - No entiendo que es lo gracioso aquí, a no ser que se rían de mi apariencia [...] ¬.¬
-Por favor Félicité estas poniendo incomoda a Maylyn- susurro el chico de lindos ojos, aunque no siendo muy discreto ya que mamá y yo lo logramos escuchar.
- Disculpa a mi hermana es un tanto... exagerada-
-No...Yo...Esta bien- No tenía idea de que decir y mucho menos porque me encontraba tan nerviosa, esto JAMÁS me suele suceder a mí, jamás, tiendo a manejarme perfectamente en situaciones incómodas, a pesar de que un chico guapo figure. - Tengo... tengo cosas que hacer, yo vuelvo enseguida- Mentí.
Salí lo más rápido que pude de ahí, ignorando aquellos pares de ojos fijamente puestos en mí. En cuanto llegue a las escaleras me recargue en la pared y solté un enorme suspiro, liberándome de todo aquel aire contenido. La verdad es que no tenía nada que hacer, mi mejor idea era bajar, ir hacia la cocina y saciar mi hambre, pero ya que hubo visitas no pude probar siquiera un bocado de nada.
Resignada empecé a subir un par de escalones, pero cuando estaba a la mitad de mi camino escuche la voz...
-¿Estas completamente segura de que es ella?- pregunta Félicité, notoriamente frustrada - ¿Por qué se ve así de joven si lleva más de un...-
-Fizzy baja la voz, puede escucharnos- gruñe Dane... Me quedé por un momento pasmada ¿pero que diablos es lo que están ocultando?
-No nos escucha- afirmó mi madre - Estoy completamente segura de que es ella, llevo más de una vida buscándola no podría equivocarme en una cosa de suma importancia Félicité. No puedo creer que llegues a subestimarme, si no estuviese segura no los habría contactado.-
No distingo del todo lo que dice pero mi madre parece sonar demasiado cabreada y pese a que no la veo puedo apostar que está arrugando la frente y haciendo una mueca, demostrado lo tan exasperada que se encuentra.
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Editado: 03.04.2019