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- Uno, dos, ¡¡tres!! - Cuenta Sara hasta que abre de un tirón las puertas del armario.
- ¡¡Ahhhhhhhhh!! - Gritamos al unísono.
- Mira, Anna. No hay nada ahí. - Me dice quitándome las manos de la cara.
- ¿Qué? ¿Está vacío?
- Si, eso parece, nos hemos asustado por nada.
Pensé que habría algo allí, pero ¿qué esperaba? Cuando imaginé que pudiera haber un cadáver allí adentro, no pude parar de pensar en la idea de que sería el cuerpo de Victoria, pero de todas formas ¿por qué iba a estar aqui?
Algo no me acaba de convencer así que me asomo dentro del escaparate. En su interior hay un cartel que cubre de arriba a abajo el fondo de este.
- ¿Qué estás mirando, Anna?
- Es este cartel, ¿no te parece extraño que esté precisamente aqui? ¿Y si hay algo detrás de él?
- Es sólo un cartel.
No, no me convence. Así que decido rasgar el papel y comprobar mi teoría.
A lo poco que voy rompiendo la lámina comienzo a ver un enorme hueco detrás.
- Mira Sara. Es un pasadizo.
- Odio que tengas razón. - Dice y me dedica una sonrisa.
Pronto un sonido proveniente de mi mochila me llama la atención.
- Creo que es mi teléfono. - Digo, bajo la mochila al piso y cojo de uno de sus bolsillos mi pequeño teléfono.
- ¿Qué pasa?
- Aquí hay cobertura. El mensaje ya se ha mandado y me ha llegado la notificación.
- Genial. - Dice Sara mientras entra en el armario.
- ¿Qué haces? - Le pregunto aún con el teléfono en la mano.
- Hay que entrar, ¿no?.
- Bueno... Tienes razón, entremos. - Coloco nuevamente el teléfono en su sitio y me llevo la mochila al hombro.
El espacio es pequeño así que debemos entrar a gatas.
Sara se agacha y comienza a arrastrarse adentro del hueco.
- Espérame. - Digo y le sigo adentro.
Esta oscuro y huele a tierra mojada aquí, aunque no se de donde proviene. Todo está lleno de telas de araña y a veces me enredo con ellas y se me pegan en la cara. <<Que asco>>
- ¡Autch! - Grita Sara.
- ¿Que pasa? ¿te has golpeado la cabeza?
- No, he aplastado algo con la mano. - Toma la linterna y alumbra al suelo.
- ¿Qué es?
- Pues... - Toma el objeto con sus largos y finos dedos y lo sostiene en el aire apuntándolo con la linterna.
- ¡Es una canica azul! - Exclamo al ver lo que traía en la mano. - ¿Cómo ha llegado eso ahí?
- No lo sé, pero hay muchas por todo este suelo.
- ¡¿Qué?!
Deja de enfocar la linterna en la canica y apunta al suelo.
Regadas por todo el lugar, están todas aqui.
- ¡Las canicas! Recógelas todas Sara.
- Falta una: la roja, sin ella no podremos abrir la encimera. - Dice llevándose todas las bolitas al bolsillo. - Procuremos encontrarla.
- Está bien. - Asiento. - Sigamos.
Desplazándonos poco a poco llegamos hasta el final, el espacio era lo suficientemente grande para ponernos de pie así que eso hicimos.
Había una puerta, la cual nos llevó a un lugar debajo de la mansión, a un pequeño pueblecillo.
Al parecer, Charles se dedicó a la construcción de una pequeña aldea en el subterráneo.
- ¿Qué es este lugar?
- No lo sé. - Me contesta Sara. - Pero mira. - Me dice apuntando a una placa oxidada que estaba atornillada en la pared.
Me acerco y comienzo a leer en voz alta aquella escritura.
Dedicado a mi querida familia:
A esos que hicieron de esta casa un lugar mejor, lleno de luz y de vida. A ustedes, mi querido personal. Gracias.
He aquí mi última voluntad: Mantened y proteged está mansión. Que este hogar permanezca en pie por muchos siglos, como afectuoso testamento a su espíritu inmortal.
De: Charles James Ravenforst
MundusVultDecipi, Ergo DecipaturVincit Qui Patitur.
Esto último no he logrado entenderlo del todo ya que está en latín pero... Creo que habla algo sobre la vida después de la muerte.
- Sara, ¿tu crees en el poder de la resurrección?
- ¿Resurrección?
- Ya sabes... Todo este tema sobre fantasmas... Harry... esas cosas. ¿Hay alguna posibilidad de que Charles...?
- ¿Hablas de que Charles pueda estar implicado en todo esto? Eso no puede ser. El está muerto.
- Nunca encontraron el cuerpo, Sara. ¿Y si en realidad...?
- Está muerto, Anna. Olvídalo.
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Editado: 17.05.2020