The Doll House

Capitulo 3

La puerta se abrió antes de que el llegará y está vez no se cerró.

Ahí, en el centro la habitación había una niñita, arrodillada debajo de su pomposo vestido de gasa, cepillando el cabello de otra muñeca, una pequeña rubia de ojos café. Espero ahí de pie. Observando a la niña jugar con la muñeca, ¿Que haría ahora? De pronto la niña se detuvo, como si recién se diera cuenta de la presencia del chico en su habitación, giro la cabeza y Nik vio, por primera vez esos ojos grises sin obstáculos, pero con un destello de tristeza en ellos.

-Estoy muy sola- susurro la niña y le ofreció una de sus muñecas a Nik -¿Quieres jugar conmigo?- Nik asintió débilmente en respuesta ¿En que estaba pensando? Se acercó a ella y se sentó en el suelo de caoba, tomo la muñeca y paso sus dedos entre su cabello sintético.

-Lyz- le susurró Virginia suavemente mientras desenrredaba el cabello de la suya. Estuvieron así varios minutos, o quizás horas. Saco el melocotón de su chaqueta y comenzó a roerlo como si fuese un ratón comiendo pan, Virginia lo observó, perpleja.

-Es... Soy raro- dijo él uno poco avergonzado por la mirada de la niñita, que en pocos años tenía más educación que la que él tendría en toda su vida. Virginia sonrió.

-Sabes- comenzó Virginia -nadie quiso jugar conmigo antes- miro a Nik a los ojos, reclamando así su total atención -exepto claro, tú, Nik... ¿Porque?

¿Porque? Ni idea ¿Porque había llegado ahi en primer lugar? Quizas, para ver con sus propios ojos los rumores que corrían más allá del bosque, sobre la niña fantasma que deambulaba por aquel lugar olvidado en el tiempo. ¿Pero esta esa su verdadera razón, para haber puesto su vida en peligro? Quizás ni siquiera existía una razón verdadera, al final, todo se resumía en un talvez.

El sonido del agua corriendo inundó la estancia, Nik puso cara de pocos amigos y centro su atención en una puerta al fondo de la habitación, de la cual parecía provenir el ruido. 
Virginia dejó caer la muñeca al suelo, no, la muñeca atravesó su pequeñas manos, Intangibilidad. De pronto Virginia se puso muy nerviosa, asustada quizás, y comenzó a retroceder, alejándose lo más posible de aquella puerta. Nik la interrogó con la mirada. Ella negó con la cabeza y exclamó algo por lo bajo, inaudible, luego exclamó.

-Ahi, se encuentra mi cuerpo... Pero no descansa en paz- su voz sonó como si se estuviera ahogando, y luego, Virginia Lot se disolvió en el suelo.

Nik tuvo una sensación extraña ¿Que había querido decir la niña? El sonido del agua, fluyendo y derramándose se hizo más fuerte. Nik avanzó hacia a la puerta, dudó un instante, y luego la abrió para hacer frente a lo que le estuviera esperando al otro lado.

Una bañera viscosa llenaba la mitad de la estancia, y de la cual desborda un líquido tan espeso como la brea, de un color rojo muy oscuro que empapaba las alfombras y había salpicado el espejo. Sangre. Maldición, era sangre.

Las llaves del lavamanos y la bañera se abrieron, dejando correr el agua, que al principio era de color tangerina, por el óxido y los años sin uso de las cañerias. El espejo comenzó a meserse de un lado a otro, hasta que cayo al suelo rompiéndose en varios fragmentos. Las ventanas comenzaron a rechinar, y de la bañera, surgió el cadaver de Virginia Lot, cubierta de pies a cabeza, de la sangre de sus víctimas. Giro la cabeza, y donde deberían estar sus ojos, solo habían dos agujeros negros y sersenados. La criatura se arrojó al suelo y comenzó a arrastrarse sobre él, demasiado rápido. Nik reaccionó en un segundo, y salió corriendo de ahí lo más rápido que pudo, corrió por el pasillo y las escaleras, pero tropezó antes de llegar abajo y se estrelló contra el viejo suelo de madera, levantando una nube de polvo y astillas, se incorporó inmediatamente, sin importarle dejar ahí dos de sus dientes frontales.

La puerta, ella la había cerrado cuando el entró, ahora estaba atascada. La criatura ya estaba arrastrándose escaleras abajo y pronto lo alcanzaría. Tomo un hacha que estaba a pocos metros junto a la chimenea y destrozó la puerta. Salió por el agujero que había hecho aun con el hacha en mano y salió disparado hacia la reja que separaba el caserón del bosque. pero al llegar encontró un último regalo de la señorita Lot, una más de sus macabras y hermosas muñecas, clavada en el centro de la reja. Nik, sin dejar de correr, le cortó la cabeza con el hacha y luego derribo la reja de sus cimientos.

Corrió sin parar por varios minutos, sintió que el aire le faltaba, que los pulmones le ardían a vivo fuego y que su visión era cada vez más borrosa, pero no se detuvo hasta salir del bosque.

El sol ya había dado paso a la luna, que brillaba sobre los edificios y los árboles, cada vez más escasos. Se detuvo al borde del camino y se apoyó con la mano sobre el tronco rasposo de un abedul, y trató de inalar tanto aire como le fuera posible. Todo había terminado, y había salido con vida, y ojalá nunca más tenga que volver a oír la voz de de Virginia, la dulce y pequeña niña fantasma que aún habitaba en el Interior de los pasillos de La casa de las muñecas.



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En el texto hay: asesinatos, fantasia y suspenso, muñecas

Editado: 07.02.2020

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