Capítulo Venticuatro
Al día siguiente
Miércoles, 13 de Enero de 1700
Santiago White
Estos días han sido agotadores.
En cuanto mi padre y mi hermanor mayor cayeron enfermos, todas las responsabilidades de las cuales intente huir por años se fueron sobre mi. Yo sabía, sabía que podía hacerlo, realmente podía liderar tal y como mi padre lo hacia, pero necesitaba algo de tiempo y que de la noche a la mañana me cargaran todo como si yo hubiese estado preparaado: solo significaba que iba a arruinarlo todo.
Me di cuenta que los miembros de La Armada comenzaron a hablar a mis espaldas, susurrando, planeando como destronarme en cuanto mi padre muriera porque no tenía ni siquiera el apoyo del líder de El Ejército: sería presa fácil para aquellos avariciosos que han soñado por destronar a mi familia del poder y si mi familia caía, no quería que fuera porque yo fui estúpido y no actué con rapidez.
Acudí a mi enfermo padre, él estaba furioso cuando le comenté de que todos aquellos a los que le juraban lealtad estaban esperando a que yo me encuentre indefenso y solo para atacar. Le pedí que escogiera a alguien más, alguien que realmente les haga ver quien está al nivel de un General y un solo nombre apareció en la mente de mi padre.
Noah García.
Me pidió que la buscara para que me entrene, me ordenó que debía mantener una buena relación con ella ya que Xavier había hecho todo lo posible para convertirse en su enemigo. Hice lo que mi padre me pidió pero al verla de cerca me quedé sin palabras: era hermosa, tan hermosa como la primera flor que aparece en primavera o verano, tan hermosa como un rayo de sol que comienza a adornar una habitación oscura, tan hermosa como un milagro dentro de una crisis.
A pesar de que con mi hermano Xavier siempre tuvo problemas, Noah y yo conectamos al instante, me enseñó varias cosas y parecia que nos conociamos desde hace años. Éramos la misma persona pero en diferentes situaciones, sabía su historia y todo lo que había sufrido para estar en donde estaba actualmente.
Y por sobre todo, era el mayor miedo de La Armada.
Al ser una mujer que ha logrado tantas cosas, se habia vuelto un problema para La Armada, problema que habian intentado eliminar por donde sea. Recuerdo cuando la enviaron a traer al mayor enemigo de mi padre, Gabriel Bianco, toda La Armada estaba feliz ya que asumían que no iba a regresar, ningún soldado que fue infiltrado entre las filas de Bianco había vuelto o al menos, no con vida.
Así que fue de sorpresa para todos, incluso para mi padre, cuando Noah regresó con vida y con Bianco en las manos. Esto comenzó a crear un miedo dentro de La Armada de que podría pasar si Noah se rebelaba ante ellos y decidia tomar el poder de La S.W.A.T.
Toda La Armada sabía que no podían ir en su contra y fue todavía más el miedo cuando venció a mi padre, mi padre: el hombre que desde los quince años nunca había perdido una pelea, fue derrotado por una mujer de 24 años. La Armada le tenía miedo, miedo y respeto.
Mi padre habló con el líder de El Ejército y Máximo estuvo en total acuerdo que Noah suba en mi posición, debido a que yo no tenía el entrenamiento necesario para asumir una responsabilidad tan grande como la de ser General Mundial. Aún así le prometí a mi padre que no dejaría que nuestra familia quedara en el olvido y comencé a entrenar para que mi familia pueda mantenerse dentro de las más poderosas.
Noah me necesitaba a su lado y yo la necesitaba de mi lado: ambos nos necesitabamos para evitar caer y que aquellos depredadores nos devoren así que no fue difícil hacer una alianza con ella. Comencé explicándole como debía actuar y ser frente al mundo, al ser parte de la familia más poderosa del mundo yo sabía como debía comportarse y Noah me enseñó sobre tácticas militares y artes marciales.
Sin embargo, mientras más pasaban los días más me iba enamorando. Su personalidad fuerte, su risa, sus bromas, la confianza en si misma que emanaba, la clase que mostraba, la pasión por las fuerzas especiales y, no por menos, su belleza fueron enganchándome poco a poco. Ella tenía una belleza peculiar e increíble que te hacia enamorarte casi de inmediato.
Tal vez por eso es que era tan popular: por aquella belleza. Eso también explicaba la separación de Dimitri Lennox con mi hermano para estar del lado de Noah, sin duda alguna él estaba perdidamente enamorado de Noah y quería estar a su lado como sea posible, así sea nada más que un simple amigo.
En este momento, Noah y yo estabamos entrenando en una de las salas de entrenamiento que fueron bloqueadas para el resto de La Academia. Mientras yo hacía flexión de codos, Noah se había sentado en mi espalda, haciendo peso sobre mi para que pueda tener más fuerza.
- Vamos White, esos músculos no se puliran solos- dijo y solté una risa sarcástica.
- Si así eres cuando estás de buenas, no me quiero imaginar cuando estás de malas- le contesté y ella soltó una risa.
- ¿Ah si? Veinte vueltas a la sala- se levantó y yo hice lo mismo- ¡Pero ya, White: tiempo es algo que no podemos perder!- dice y comienzo a hacer lo que me pide.
Cuando termino, comienzo a tomar agua y con su botella, me salpica un poco en la cara. Tenía una bella sonrisa en su cara.
- Mejoras cada día más, sigue así y pronto comenzaremos a tener duelos en serio- dijo y asentí.
- Mejor, como mi General ha dicho: tiempo es algo que no podemos perder- le digo y ella comienza a reír, tirándome más agua mientras ambos sonreimos.
Alguien ingresa y resulta ser Emilio, uno de los guardaespaldas de Noah.
- General- dice y se reverencia- Thomás Sánchez, León Castillo y James Evans ya están llegando- informa y Noah mira el reloj. Eran las 7:50 de la mañana