Kate
Aún no ha llegado nadie, faltan quince minutos para abrir. Entro al gimnasio por la puerta del personal y me voy a las oficinas a notificar a Johnny de mi llegada. Toco la puerta de la administración y cuando escucho un amortiguado "pase", entro.
— Buenos días—Jhonny está tras el escritorio y levanta la vista del ordenador cuando entro.
— Buenos días, Kate— Sonríe y le entrego uno de los vasos de café que llevo en la mano.— Gracias.
— Mocca, dos de azucar y extra crema. Tu favorito.
— Eres la mejor — Dice quitándole la tapa y dándole un sorbo.
— Lo sé—Rueda los ojos y deja el café en la mesa— ¿Crees que podemos hablar?
— Lo sabía. ¡Lo sabía!. El café no podía ser gratis. Siéntate — Señala la silla frente a él riendo. Tomo asiento. —¿Y bien?
— Necesito tu ayuda con algo. — Me mira con los ojos entrecerrados.
— De acuerdo... —Y le explico.
Y me acusa de ser un ser humano malvado.
》○《
Estoy corriendo sobre la caminadora de la sala de máquinas del gimnasio, terminando mi rutina antes de dar la clase hoy. Faltan solo diez minutos para que empiece y doy gracias por haberme cambiado antes al uniforme, aunque tampoco es que haya mucha diferencia, solo me cambié mi camiseta por la camiseta azul oscuro sin mangas con el nombre del gimnasio estampado en la esquina y una plaquita plateada con mi nombre.
Creo que Ethan tuvo una clase temprano hoy, así que solo Shawn y Jake están aquí esta mañana. Llegaron hace veinte minutos y apenas empezaron con las pesas, así que es seguro que estarán otro rato más. Empiezo a bajar la velocidad hasta detenerme por completo y me bajo. Espero hasta que el mundo deja de moverse frente a mi para tomar mi botella del suelo y empezar a caminar hasta la salida.
— Nos vemos
— Hasta luego, Kate — Shawn me sonríe mientras sostiene las pesas esperando a que Jacob se recueste.
— ¿Tienes yoga ahora? — Pregunta Jake a mis espaldas.
— Si— contesto sin dejar de caminar.
— ¿Crees que podría unirme?
— Por supuesto que no — Solo escucho sus risas. Me uno a ellas mientras un par de chicos observan divertidos nuestro intercambio.
Ya están instaladas varias chicas cuando entro al salón de yoga.
— Buenos días
— Buenos días, Kate — Contestan sonrientes.
Me voy directa a mi bolsa para sacar una toalla y secar el sudor de mi rostro. Me quito los guantes para el gimnasio, los guardo y aprovecho para reacomodar mi cabello en una coleta alta mientras el resto de las chicas termina de llegar y buscan su lugar.
Tomo mi esterilla para extenderla al frente y pongo la botella y el celular a un lado. Corroboro que todas estén en su sitio y creo que puedo empezar.
— Bien chicas, vamos a empezar estirando.
Cuando faltan diez minutos para acabar la clase, suena la alarma de incendios del edificio. Veo la cara de preocupacion en algunas de las chicas asi que les indico que se coloquen de pie.
— Puede ser solo un simulacro de evacuación, ¿si? Mantengan la calma, y vayan todas al vestíbulo lo más rápido que puedan pero con cautela. Por su seguridad, utilicen las escaleras, no el ascensor.
Todas empiezan a salir rápidamente. Tomo mi celular, la botella y bajo con el grupo.
Al llegar al vestíbulo, Johnny está sobre una butaca, tiene un silbato colgado al cuello y mira fijamente un cronómetro. Todo el mundo está aquí, tanto los clientes como el personal. Todos menos uno. Busco a Shawn con la mirada y lo encuentro en una esquina de la sala.
¿Dónde está Jake?
Gesticulo, esperando a que entienda. Parece que lo hace porque responde encogiéndose de hombros.
Cruzo los dedos porque esto funcione.
Clarie, una de las instructoras, revisa los monitores para confirmar que no quede nadie dentro. Levanta el pulgar y Johnny asiente, da la orden y Mike, otro de los entrenadores del gimnasio, apaga la alarma. Como todos hablan al tiempo hay un murmullo general asi que suena el silbato para llamar la atención. Todos hacen silencio.
— De acuerdo, para su tranquilidad, me alegra informarles que esto fue un simulacro. Tardaron tres minutos y medio en evacuar por completo el edificio lo que...— Johnny se interrumpe a sí mismo teniendo un ataque de risa por algo. Todo el grupo mira hacia donde lo hace Johnny y las carcajadas generales no se hacen esperar. Las mías tampoco, la verdad.
Hay cosas, sucesos y recuerdos satisfactorios que atesoraré por siempre, como cuando cargué a un Koala bebé por primera vez, cuando se me cayó mi primer diente, o cuando recibí mi diploma en la graduación de la escuela. Momentos felices en los que sentí que la vida era buena y que estaba haciendo las cosas bien. Pero nada, absolutamente nada, se compara a la satisfacción que siento en este momento.
Es Jacob, rojo como tomate, enjabonado a medias, DESNUDO e intentando cubrir sus partes nobles con un par de chanclas. ¡con chanclas!
Algunas chicas, e incluso chicos, empiezan a silbarle con chulería y creo que también algunos están tomando fotos. Lo único que salva a ese chico de una mayor humillación es que tiene un cuerpazo que definitivamente vale la pena mirar.
Empieza a buscar a alguien entre la multitud, y se que ese alguien soy yo así que le facilito el trabajo pasando al frente. Cuando finalmente me encuentra me mira con sospecha, que se transforma en un desafío airado cuando me encojo de hombros y le lanzo un beso.
— Bien, todos pueden volver a sus lugares — Dice Johnny aún sin recuperarse del todo de su ataque. — Gracias por su colaboración.
Asi que todos empiezan a regresar por donde vinieron. Excepto por Jake, que se recuesta contra la pared y encuentra un pequeño hueco entre ella y una planta para cubrirse. Le lanza sonrisas incómodas a todo el que lo mira. Voy al mostrador, tomo una toalla y llego hasta donde él está para entregársela.