kate
¿Quien me dijo que fuera vaga?
De dónde saqué que era buena idea dormir sin quitarme el maquillaje, por muy cansada que esté.
Ahora tengo un grano, no, mejor dicho, un volcán en la sien izquierda.
— Genial.
Me seco la cara con una toalla limpia y salgo de mi habitación. En la cocina, Jess está haciendo su versión de un desayuno completo y saludable. O sea, llenó un plato de corn flakes pero en vez de leche, les puso yogurt.
No me quejo.
Tomo mi plato, una cuchara del armario y me voy a comer al sofá junto a ella.
—¿Cómo amaneces?—pregunta, masticando con la boca llena.
—Bueno, tengo a Hawai en la cara ahora, así que...
—¿En serio? Déjame... wow. Que asco—se ríe mientras me toma de la barbilla para inspeccionarme la cara.
—No es gracioso.
—No amiga, es asqueroso.
Tomo otra cucharada de mis cereales y hago un puchero.
—El lado positivo es que no hay clases esta semana así que nadie va a ver la peor parte de esta cosa.
—Sobre eso...—empieza y la miro con los ojos entrecerrados.
—Espero que no me digas que planeaste una fiesta
—No exactamente.
—Sé mas específica, por favor.
—Mamá me llamó hace un rato antes de que te despertaras y me soltó la última.—asiento para alentarla a continuar— Se casa.
Y me empiezo a atragantar con el cereal. Jess me da palmaditas en la espalda.
—¿Cómo que se casa? No sabía que tu madre estuviese saliendo con nadie, no me dijiste nada.—Digo finalmente, después de volver a la normalidad.
—Porque supuestamente no lo estaba, o al menos no me había dicho. Aunque si soy completamente honesta, tenía mis sospechas sobre ella y Michael desde que vi a "Santa" colarse con el torso desnudo a la habitación de mamá después de dejar mis regalos bajo el árbol cuando tenía doce.
Me hace reír.
—No era necesario enterarme de eso— rueda los ojos.
—En fin, el punto no es ese, si no que la ceremonia es el sábado.
—¿Por qué tan pronto?
—Esa es la mejor parte, que no es pronto, la conozco y sé lleva planeandola meses porque no le gusta improvisar nada pero insiste en hacerme creer que es una "boda express" para que fuese incapaz de negarme.
— Eso suena a tu madre.
— Lo sé.— Se ríe un poco.
— En todo caso, ¿qué tiene que ver esto conmigo?
—Pelamos un rato por no decirme antes, pero realmente fue una excusa para sacar algo a cambio. Creo que funcionó porque ahora puedo llevarte a tí y a los chicos a casa este fin de semana.
— Genial. Ahora mi única preocupación es quitarme a Hawaii de la cara.
— La ceremonia es en la playa, combinarías con la ambientación.—la empujo sobre el sofá.
— Te odio.
Ella solo se ríe mientras se acomoda y seguimos comiendo nuestro cereal en silencio.
Después de un rato, decido ir a ducharme; necesito ir a comprar algunas cosas que me hacen falta y quiero ver si encuentro una tarjeta o algo para llevarle a Ethan cuando lo den de alta. Jess se ofrece a acompañarme así que se va a lo suyo también mientras me dirijo a mi baño. Después de cerrar, me concentro en mi propio reflejo, o mas bien en el grano. Lo juro, esa maldita cosa horrorosa me devuelve la mirada. Si tuviese boca, de seguro me habla.
Decido tomar una ducha fría asi que solo corro la cortina y abro la llave. Lo que me está cayendo encima es... ¿sangre?
¡¿Por qué carajos hay sangre en mi ducha?!
Grito saliendo de ahí rápidamente mientras tomo una toalla para envolverme con ella. Jessica aparece en mi puerta asustada, solo con los pantalones del pijama y el sujetador.
— ¿Qué sucede? —señalo la ducha de la que no para de salir el líquido rojo y ella se acerca para darle un vistazo. Frunce el ceño.— ¿Eso es sangre?
—Así parece.
— Voy a llamar al administrador, tienen que revisar los tanques.
— De acuerdo —asiento mientras ella sale del cuarto de baño. Me acerco y meto la mano bajo el chorro que aún no ha empezado a aclarar.
Huh, curiosamente no huele a sangre.
Quiza estoy loca, pero me acerco la mano a la nariz y olfateo un poco.
Un momento.
Esto no es sangre, esto es Jell-O.
Y cometo la hazaña de preguntarme cómo llegó a mi ducha, aún teniendo un amigo con el que estoy en una infantil guerra de bromas.
—Jess—grito.—No llames al administrador.
Ella reaparece en el umbral de la puerta del baño, celular en mano.
— ¿Por? Tienen que subir a ver que pasa—niego mientras busco el contacto del idiota que tengo por mejor amigo y llamo.
—No pasa nada—Me mira confundida; le indico con un dedo que espere.
—Aló—contesta al tercer tono, como siempre.
—Jacob Campbell, ¿en qué momento lo hiciste?—pregunto. Jessica asiente con reconocimiento y rueda los ojos.
Voy a ducharme.
Gesticula en silencio. Asiento.
—Cuando estabas en la fiesta. Kate ¿en serio funcionó?—pregunta aguantando la risa.
—Jacob, te pasas.
—Katie, sabes que te adoro—se ríe con ganas. Ruedo los ojos pero me uno a sus risas.
—Eres demasiado para mi, Jacob.
—Soy demasiado para todas, cariño.—suelta arrogante.
— ¿Ya saben a qué hora dan de alta a Ethan?—pregunto cambiando de tema
— Esta tarde deben estar enviándole a casa. Sus padres lo van a llevar al apartamento.
— Perfecto. ¿Crees que podrías pasar por Jess y por mi para ir a verlo? Su auto va al taller hoy.
— Claro, nos vemos.
—Vale
—Katie—interrumpe cuando estoy a punto de colgar.
—¿Si?
—Te quiero, ¿si? Perdón por manchar el piso de tu ducha—sonrío y me derrito
—Yo te quiero más, idiota. Hasta pronto.
—Besos.
Cuelga y quedo con una sonrisa de idiota de oreja a oreja.
No me culpen, aún me gusta el chico.
Termino de desvestirme para tomar mi ducha, con agua, no con Jell-O.