Esperé a estar completamente calmada antes de despedirme de Ethan y subir al apartamento, aún así, apenas Jess me vio supo que algo había pasado. No hizo preguntas, solo me abrazó y me ayudó a preparar un baño caliente y chocolate.
Me tomé mi tiempo para procesar completamente lo que pasó y me permití derramas un par de lágrimas más. Ya calmada, cambiada y mucho más relajada, le conté todo. Valga resaltar que justo después tomó el teléfono, llamó a Jake, le gritó un par de cosas e inmediatamente colgó.
Mi domingo ha sido algo... sombrío.
Literalmente, después de un día tan bonito como el de ayer, hoy unos nubarrones oscurecieron el cielo todo el día, combinando perfectamente con mi estado de ánimo.
Jake me ha llamado muchas veces y ha enviado tantos mensajes que terminé diciéndole a mi padre que llamara a Jess si quería hablar conmigo y luego apagué mi teléfono. Aún no quiero hablar con él.
Quisiera decir que simplemente estoy molesta pero, siendo honesta, esto se ha sentido como una ruptura en toda regla, lo cual es ridículo porque Jake no era mi novio, por mucho que me gustara.
También me enteré por Evan que Ethan y él se pelearon a golpes cuando se enteró de qué fue lo que pasó. Llamó a Jess para que me dijera que lo sentía y que si hubiese sabido algo al respecto no lo hubiese permitido; lo llamé de vuelta y le di las gracias por ser un buen amigo y defenderme pero también le pedí que dejara de golpear a Jake y que arreglara las cosas con él; por muy molesta o decepcionada que esté, me odiaría si su relación se rompiera por mi culpa. Me prometió que lo haría y colgamos.
He pasado todo el día en pijama, atorándome con helado y galletas, viendo películas de hombres guapos con Jessica. Hay un momento entre una película de Ryan Gosling y otra de Brad Pitt en el que Jess se levanta para ir al baño y mi cerebro me pide un descanso de la pantalla así que simplemente recargo la cabeza contra el sillón y cierro los ojos.
Cuando mi mejor amiga reaparece, le doy play a la película pero ella me quita el control y vuelve a pausarla. Se gira sobre si misma y me mira seria.
—Has tenido todo un día para compadecerte, ahora vamos a hablar al respecto porque te conozco y lo necesitas, aunque quieras decirme lo contrario.
Suspiro.
—No quiero.
—Kate, eres de las que necesitan sacar las cosas antes de que te vuelvan loca.
Y tiene razón.
—¿Qué quieres que te diga? Anoche estaba muy molesta porque eso ni siquiera puede llamarse broma y fue ir demasiado lejos.
—¿Y cómo te sientes ahora?
¿Ya mencioné que Jess está estudiando psicología?
—Decepcionada y... triste.—Frunce el ceño.
—¿Por qué triste?
—No sé, siento como si... lo hubiese perdido.
—¿A qué te refieres? ¿A perder su amistad?
—No, no, claro que no.—Arrugo la nariz.—Se que jamás podría dejar de ser amiga de Jake, por mucho que pase entre nosotros. Significa demasiado para mi y no podría dejar perder algo como lo que hay entre nosotros, algo que ha sido de toda una vida; y sé que a él le pasa lo mismo. Pero, lo que sentía por él más allá de eso, no sé. Es como si se hubiese esfumado durante la noche, si es que eso tiene algún sentido.
—Lo tiene—asiente.—¿Sabes que creo?
—¿Qué?
—Que no estabas enamorada de Jake, solo creías estarlo.
—Explícate.
—Piénsalo. Es alguien con quien pasas mucho tiempo; que te quiere, siempre te ha tratado bien, te hace reír, la pasan bien juntos, ha estado ahí para tí durante toda tu vida...y no es feo—dice con una risita haciéndome reír también.—No es extraño que las cosas llegaran a confundirse tan fácilmente.
》Además, mira todas estas historias de chicas que han sido abusadas por sus parejas y sufren porque no pueden dejar de amarlos aún a pesar del daño que les hicieron. Incluso mira a tu padre, enamorado de tu madre después de todos estos años. Y a tí te bastó una broma muy pesada para dejar de estarlo. O para dejar de creer que lo estás.
El pensamiento llega para quedarse asentado en el fondo de mi mente el resto de la noche y parte de la mañana del lunes; el lado positivo es que, como estuve muy ocupada entre la universidad y el trabajo no necesité pensar mucho más allá de lo que estaba haciendo así que el nudo de mi mente estuvo eclipsado mayor parte del tiempo.
Es miércoles por la tarde y estoy en mi habitación adelantando un par de cosas de la universidad y preparándome para ir a trabajar cuando escucho unos toquecitos en la puerta. Miro al umbral y me sorprende ver a Jake recargado contra este. Está cansado, lo veo en sus ojos apagados y las profundas ojeras color lila extendidas bajo ellos; también en la caída de sus hombros y en la barba de tres días cubriendo sus mejillas. Además tiene un moretón azulado que comienza a aclarar en el pómulo izquierdo y la piel de la comisura del labio está más clara, como recién cicatrizada. La pelea con Ethan tuvo que haber sido fuerte y decido ignorar eso porque no me gusta pensar en ellos dos así.
Admito que no fue fácil, pero intenté evitar a Jacob a toda costa porque sabía que si lo veía la sensación de vacío en el centro de mi pecho iría en aumento y con ello, el dolor. Eso es exactamente lo que pasa.
—¿Qué haces aquí?
—Jessica me dejó entrar.—Sigo con lo mío, ignorando su presencia aunque sea imposible. Se acerca un poco más.—Kate, necesito que dejes de evitarme. Tenemos que hablar.
Suspiro.
—¿De qué exactamente quieres que hablemos, Jacob?—Suelto el lapiz y el resaltador que tenía en la mano dejándolos sobre la mesa para mirarlo.
—Quiero perdirte perdón.
—Ya lo hiciste. Ahora, si me disculpas, tengo que estudiar.—Regreso los ojos al texto frente a mí. Llega rápidamente hasta donde estoy, cierra el libro y se arrodilla frente a mi para quedar a la misma altura.
—Por favor, Katherine.—Lo miro. Quizá esté siendo demasiado dura con él; lo conozco y sé que se arrepiente y que sus disculpas son sinceras.