Kate.
—¿Y para cuándo los bisnietos?—me atraganto con la limonada y toso mientras intento no morir.
—Abuela.—El hombre a mi lado niega arrugando el puente de la nariz.
—Quiero estar viva para conocerlos.—Replica Rose, la abuela de Ethan. Acabamos de almorzar y estamos sentados en una de las mesas en el patio trasero de los padres de Ethan cuando la reunión familiar está en pleno apogeo. Hay globos de colores por todas partes, música alegre de fondo, la parrilla dejó un olor que me haría la boca agua si no tuviese el estómago lleno y todos hablan y socializan como una familia normal. La cumpleañera está bailando sobre un flotador de unicornio en el centro de la piscina con una copa de champán en la mano mientras Ava, la prima de Ethan, hermana mayor de Lisa, le toma fotografías con la cámara instantánea que acaban de regalarle.
No entiendo cómo pasé de ser interrogada por Shelley y Tina, las tias mayores de Ethan, a ser investigada por su abuela pero bueno, qué se le puede hacer.
—Recuérdame nunca traer a nadie a casa—Lucas, el otro primo de Ethan e hijo de Shelley murmura en voz baja para que solo él lo escuche pero la abuela le da una palmada en el brazo.
—Te escuché jovencito.
Mi chico se ríe, ganándose una mala mirada por parte de Lucas.
—En cualquier caso, lo siento abuela pero no habrá bebés por un muy buen rato; eso si es que Kate quiere tenerlos.—dice y la mujer mayor niega decepcionada.
—A su edad mi Mathew, que en paz descanse y yo ya esperábamos a Tina.
—Probablemente porque no había televisión —dice Lucas y se gana otra colleja de su parte cosa que me hace reír.
—Mamá, deja en paz a la pobre Kate—Jossie aparece con una bandeja de fruta—Es la primera chica que Ethan trae a casa, la vas a ahuyentar.
—Si sale corriendo no es la indicada—se encoge de hombros mientras se lleva una fresa a la boca. Jossie rueda los ojos y me dedica una mirada de disculpas.
Niego quitándole importancia, fui advertida.
Ethan también toma algo de fruta de la bandeja y besa la coronilla de su madre antes de que ella siga ofreciéndole frutas a los demás.
Estos días he podido redescubrir a Ethan Cloud a través de facetas suyas que no había tenido la oportunidad de ver; como la mayor parte del tiempo tuve en frente al chico coqueto, juguetón y desvergonzado, no me imaginaba que podía llegar a ser tan atento y tan tierno, como anoche, con el primer “te quiero” que escucho de su parte justo antes de besarme el frente y apartarse para cambiarse de ropa. Si, hemos sido amigos por años, y claro que nos hemos dicho que nos queremos infinidad de veces en el pasado, pero anoche fue distinto. Se sintió íntimo y mucho más profundo que las otras veces, y el simple recuerdo hace estragos en el centro de mi estómago.
También he aprendido que es de gestos aparentemente simples aquí y allá que lo son todo, como ahora, que acerca una fresa a mis labios para que la pruebe. Le doy un mordisco y sonrío con agradecimiento.
—Querido diario, hoy conocí lo que es la envidia.—dice Lucas dándole un trago a su cerveza. Me mira frunciendo el ceño, interrogante— ¿No tienes una hermana mayor o algo?
Me río.
—Lo siento tigre, soy hija única.
—Maldición.
—¡Esa boca!—dice Celine, la madre de Lisa, que aparece corriendo tras ella.
—¡Maldición, maldición, maldición!—La niña exclama corriendo en círculos alrededor de nosotros en la mitad de lo que parece ser un chute de azúcar.
—Gracias, Lucas—murmura sarcástica.
—Lo siento —el aludido susurra viendo correr al pequeño destello rubio.
—Lissie, cariño, deja de correr—cuando el pequeño terremoto parece simplemente no escuchar ni una sola palabra, Celine bufa exasperada y mira tras ella.—¿Podrías ayudarme a controlar a tu hija por favor?
Julie suspira profundamente dejando a un lado su bebida y va tras la niña. Solo le toma unos segundos alcanzarla y cargarla sobre su hombro.—Te tengo, enana.
Lissie ríe sobre los hombros de su madre mientras se acercan de regreso a nosotros.
—Si no quieren perder la cordura, háganse un favor y no tengan hijos antes de los treinta.—dice Celine, tomando a la niña y sentándola sobre la mesa para poder atarle los cordones de sus coloridos tenis.
—Ya, tranquila, piensa que dentro de unos años ella también se irá a la universidad y seremos libres—su esposa le palmea la espalda y Lissie le dedica una mirada de pocos amigos y brazos cruzados.
—Si no me quieres, dímelo.
—No te quiero—Julie le sigue el juego sacándole la lengua cuando ella lo hace, enfurruñada. Se ríe y se acerca a ella haciéndole cosquillas.—Claro que te quiero, ¿como no podría quererte?
Lisa termina rindiéndose y se abraza a ella como un koala en un intento de detener el ataque que finalmente cesa.
—Ethan, ¿podrías ir por mas refrescos por favor?—pregunta Jossie y él asiente. Se aleja caminando y no puedo evitar mirarlo. Ava llega a mi lado y hace como que me reacomoda la barbilla.
—Estás babeando—me acusa, haciéndome reír avergonzada.
—No puedes culparme.
—No lo hago, descuida, solo te ahorro las burlas de la abuela
—¿De qué me tengo que burlar?—la mujer que estaba concentrada en una conversación con Celine y Julie, ahora intercambia miradas entre su nieta y yo.
—Nada, abuela.—Ava se ríe rodando los ojos.
Ethan regresa al patio dejando la nevera portatil junto a una de las mesas cerca a la parrilla y se ríe de algo que le dice Mathew, el marido de Tina. Ava bufa a mi lado, lo que me hace mirarla.
—¿Qué?
—Jamás pensé que Ethan encontraría a alguien que lo quisiera de la forma en la que tú lo haces, las chicas siempre lo miran pero es diferente, superficial. Tú no, y me alegra por ese idiota.
—Escuché eso último y me alegra saber que no me odias como quieres hacerme creer, Ava.—Ethan se acerca pasándome un brazo por los hombros.