Me miro por última vez al espejo, asegurándome de que esté todo en orden antes de salir de la habitación. La hermana menor de Shawn se gradúa de la escuela este fin de semana y sus padres quisieron hacer una cena para celebrar en la granja de sus abuelos a una hora de aquí. Nosotros, como no puede ser de otra forma, nos vamos a colar.
Técnicamente su madre nos invitó, pero aún así.
Soy la única que queda y voy algo tarde ya que tuve que cubrir un par de horas en el gimnasio por un mal cambio de último momento, pero al menos no estoy retrasando a los chicos ya que ellos se fueron antes.
Parece que hay casa llena ya que, al llegar, me cuesta un poco encontrar un espacio junto a los demás autos. Termino aparcando casi al final del amplio terreno por lo que me toca caminar un poco.
Hay una larga mesa dispuesta para la cena frente al porche decorada con flores y sobre el mismo otra llena de postres, bebidas y aperitivos. También colgaron varias hilera de bombillos de luz cálida, muy parecidos a los de la terraza del edificio de los chicos, que atraviesan el cielo desde el proche hasta un par de árboles a los lados.
Reconozco a varias tías de Shawn a las que voy saludando con sonrisas hasta llegar a los chicos, que resultaron demasiado fáciles de localizar por los cuchicheos de las amigas de su hermana.
No las culpo.
Van de camisa y pantalones de vestir y no sé cuál de los dos se ve mejor. Digo dos porque solo veo a Jake y a Shawn, que están conversando con ella, no veo a Ethan por ningún lado.
Me acerco y abrazo a mi mejor amiga.
—Creí que ya no vendrías—dice Shawn en un tono burlón.
—¿Y perderme la comida gratis? Jamás–Contesto haciéndolo reír antes de abrazarlo. Justo a su lado está Jake así que lo beso en la mejilla.—Hola, tonto.
—También me alegra verte, Kate. —Rueda los ojos. Me río para ver a la chica rubia que me devuelve la mirada sonriente.
—Adhara, felicidades.—Me inclino a abrazarla.
—Gracias—Me devuelve el abrazo con cariño.
Esta chica es uno de los seres humanos mas dulces que conozco. Es muy parecida a su hermano ya que tienen los mismos ojos azules y son igual de rubios, pero mientras que Shawn tiene un rostro marcado y anguloso, ella tiene las facciones mucho más dulces y redondeadas. Lleva un vestido corto color marfil que se pierde en su piel cremosa y va maquillada de forma sutil, perfecta para la ocasión.
—Amo tu vestido, te ves preciosa.
—He tenido que espantar a tres niñatos en lo que va de la tarde.—dice Shawn, haciéndola poner los ojos en blanco.
—Eres un exagerado. Solo querían saludar y este idiota se portó como un cavernícola con ellos.—mira a su hermano con reproche.—Además, tienes cero autoridad para reclamar porque si alguien tendrá que espantar pretendientes soy yo. Y lo peor es que son mis propias amigas.
–Ajá, si—Su hermano le pone la mano en la cara y la empuja levemente.
—¡Oye!—le da una palmada en el brazo. Shawn ríe y le da un beso en la frente.
—Sabes que te amo, hermanita.
—Si tu amor será violento, por favor no me ames, hermano.
Me río.
—¿Dónde están los chicos?—pregunto. Jake me señala al par que acaba de atacar la mesa de aperitivos y ahora se acerca riendo.
—Tu novio está de muerte—murmura Jess a mi lado solo para que yo lo escuche, justo antes de recibir la magdalena que Evan le ofrece.
Ruedo los ojos.
Ethan y yo no hemos hablado de términos aún, pero mi mejor amiga parece ignorarlo completamente. Aún así, no puedo quitarle la razón.
Lleva una camisa blanca arremangada sobre los codos; el primer botón va suelto. Pantalones azul oscuro, zapatos cafés, un reloj adornando la muñeca izquierda y los lentes de sol sobre el puente de la nariz.
Está para comérselo y lo sabe.
Un par de chicas se quedan viéndolo. Ríen y enrojecen luego de que él las saluda con un leve asentimiento cuando se percata de sus miradas. Una leve sonrisa amenaza con surgir en sus labios.
El muy cabrón sabe lo que hace.
La pregunta es: ¿Por qué me gusta tanto?
Supongo que nunca lo sabremos.
—Adhara, por favor dile a quien sea que hizo esos postres que se merece el cielo.—dice nada más acercarse, haciendo que la aludida ría.
—Se lo diré a la abuela.
—Gracias.— asiente antes de quitarse los lentes, colgarlos de la camisa y mirarme. El ambiente electrizante se hace presente casi de forma instantánea mientras me entrega un chocolatito.— Hola, tú.
—Hola—Sonrío de vuelta.
Shawn hace como que tiene arcadas, ganándose un golpe de parte de su hermana antes de que ella me dirija una de sus sonrisas de disculpa.
—Mamá lo dejó caer cuando era bebé, lo siento.
—Cariño, créeme, lo notamos hace mucho tiempo.—Jake se burla y Shawn lo abofetea, por lo que terminan en una pequeña pelea, interrumpida solo por la abuela de Shawn que llega a invitarnos a la mesa.
Nos sentamos en nuestros lugares previamente asignados con pequeños cartelitos en los que están escritos nuestros nombres frente a los platos.
Durante la mayor parte de la cena, mis ojos parecen atraídos como imanes al chico a mi derecha, que no ha dejado de lanzarme miradas furtivas y sonrisas cargadas de segundas intenciones. Y no sé qué es peor, si el hecho de que a estas alturas aún no me ha puesto un dedo encima desde que nos besamos el fin de semana pasado -lo que además solo hace que esta tensión entre ambos crezca mucho más-, o que me ponga como lo hace sin siquiera tocarme. Y me muero porque me toque.
Me doy una cachetada mental.
Contrólate, Katherine. Es solo Ethan.
Ay querida conciencia, ese es precisamente el problema.
De alguna forma sobrevivo al resto de la comida y para cuando sirven el postre, soy capaz de mantener mi pulso a un ritmo normal.
Shawn suspira con frustración a mi lado, mirando su teléfono. Ha pasado así toda la semana.