Casi seis años atrás
—Jacob, espero que ya estés tomando una ducha.—grita desde la planta baja Claire, su madre recordándole lo que ha intentado no pensar y posponer lo mayor que pueda en todo el día.
Vendrían a cenar unos viejos amigos de sus padres y él no quería estar presente ya que de seguro sería una de esas reuniones aburridas de siempre, que terminan convirtiéndose en conversación sobre negocios, en las que él debe fingir sentirse cómodo con los comentarios repetitivos sobre cuánto había crecido desde la última vez que lo vieron, o que lo llamaran "campeón" una cantidad ridícula de veces.
Jake odiaba ese apodo pero por educación -y por evitar discutir con su madre- decidía quedarse callado.
Intentó hacer planes con varios de sus compañeros de clases para escapar de casa mientras sus invitados estuvieran, pero como es cuatro de julio la mayoría estaría con sus familias o fuera de la ciudad. No es que fuese cercano a ninguno pero prefería eso a tener que quedarse. Aunque al parecer, no tendría mas opción que hacerlo.
Al menos estaría con Elijah, que andaba por casa este verano antes de empezar el segundo año de universidad. También estaría Kate ya que su familia también estaba invitada, y eso ya era algo positivo a lo que aferrarse.
Apaga la consola de su habitación con un suspiro y se mete al baño con el olor de la barbacoa que su padre comenzó a preparar, entrando por la ventana abierta de la habitación.
Por otro lado, en el mismo dilema se encuentra Ethan, quien va en la parte de atrás del auto de sus padres, camino a la cena del cuatro de Julio a la que parecen haber sido invitados. Él preferiría irse a la casa de sus abuelos igual que todos los años, pero a sus quince años tiene claro que pelear con sus padres no es una decisión sabia por lo que simplemente se somete a su voluntad mientras se prepara psicólogicamente para la que promete ser una noche aburridoramente larga.
En casa de los Campbell, al escuchar la puerta principal cerrarse y el eco de las voces en el recibidor, Jake se desliza a través de la baranda de las escaleras hasta caer frente a los Brown. Abraza a Martha, le da un apretón de manos a Benjamin y no puede evitar reír al ver la ropa de su mejor amiga.
–No digas nada por favor, mamá quería "regar el espíritu"—suplica ella por lo que él se limita a levantar las manos con inocencia.
Aunque el estampado lleno de pequeñas banderitas nacionales del vestido veraniego de Kate era ridículo, Jake no pudo evitar fijarse en que resultaba bastante favorecedor a la figura que la chica había desarrollado de repente ese año.
Sus caderas que solían ser mas angostas, ahora estaban mucho mas amplias y redondeadas, la cintura mucho mas pequeña y también había un par pechos llenando la tela que antes, en cualquier otra prenda, solía colgar un poco. Su amiga de repente había pasado de tener un aspecto esbelto, tierno y aniñado a lucir un poco mas como una mujer.
Y eso a veces lo confundía. Sobretodo las últimas semanas.
Pero claro está que cualquier comentario al respecto decidió callarlo ya que ni un millón de años reconocería haberse fijado en algo así en la chica con la que se había criado como si fuese una hermana. Aunque a sí mismo no puede negarse que a veces le gustaría tomarla de la mano de una forma diferente, o besarla solo para saber cómo se sienten sus labios.
Sacude la cabeza para borrar el pensamiento y camina con Kate hasta la cocina, donde Elijah está contra la encimera, dándole un trago a una lata de cerveza.
—¿No es ilegal beber siendo menor de veintiuno en este país?—pregunta ella mientras se acerca a saludar.
—Es ilegal emborracharse, siendo menor de veintiuno.—contesta él, inclinándose para besar su mejilla—. Como mayor de dieciocho puedo beber un poco bajo supervisión.
—No te ves muy supervisado, hermanito —replica Jake, por lo que su hermano le desordena el cabello.
—Cállate, enano.
Jake intenta quitárse sus manos de encima pero terminan en una pequeña pelea que hace reír a Kate.
Elijah ha llamado enano a Jake desde que tienen uso de razón, la diferencia de cuatro años entre ambos era algo de lo que el mayor siempre sacaba provecho, pero el apodo parece ya no encajar con la realidad ya que la única cambiada no era ella. Jake había crecido, al menos, un palmo en los últimos seis meses, su entrenador había cambiado su plan de entrenamientos y por ello el nutricionista prefirió alterar un poco su dieta, así que ahora había ganado un poco más de masa muscular dejando entrever un cuerpo bastante atlético y torneado. Además, luego de meses en los que Claire casi le imploró, dejó que le cortaran el cabello -que solía llevar un poco mas abajo de las orejas- por lo que se ve mucho mayor y menos como un niño.
Su mejor amigo siempre había sido de esos chicos por los que las chicas enloquecen y a los que les llegan notitas de "me gustas, ¿Yo te gusto? Marca si o no" por montones, y ella no podía culparlas porque el atractivo y la belleza de los Campbell es bastante notable. Los cambios no habían hecho más que acentuarlo, mucho.
Tocan el timbre y Claire aparece en la cocina para dejar una bandeja sobre la encimera.
—Salgan al jardín para esperar a los invitados—le pide a los chicos que no piensan en replicar porque la pobre mujer parece estar a punto de tener un ataque. Es muy perfeccionista y quiere que todo salga tal y como está planeando.
Tropieza justo después de empezar a correr hacia la puerta y está a punto de caer. Afortunadamente Taylor, que esperaba a su lado, alcanza a atraparla entre sus brazos y regresarla sobre pies. Ella está a punto de volver a correr cuando su marido la detiene sosteniendole la cara entre las manos.
—Necesito que te calmes porque de lo contrario no vas a sobrevivir después de esta noche, y no puedo vivir sin tí así que eso no puede pasar. Todo va a salir bien.—Le dice él despacio, mirándola a los ojos y recibiendo un asentimiento como respuesta. Le deja un beso suave sobre los labios antes de dejarla ir.—Ve