ADVERTENCIA:
Este capítulo podría hacer referencia a temascomo el enamoramiento con diferencia de edad, si te incomodas sientete libre de dejar el capítulo.
“Estaba bien soñar de vez en cuando, pero la fantasía…¿era mía o tuya?”.
Ezra Meyer, ese era el nombre de nuestro maestro de historia. Cuando usaba ropa informal era como si fuera el típico hombre sacado de revista que tendría a cualquier mujer cayendo ante sus pies con tan solo sonreírle, era joven y atractivo, seguro tenía cosas más divertidas que hacer con su vida que ser suplente de un maestro de historia en una escuela con puros adolescentes inmaduros.
Por lo que había oído de Ross y Lizzy, Ezra se había graduado hacía poco por lo que seguro debía tener al menos unos veintitrés o quizá por mucho veinticinco y logró encontrar una vacante para suplir a un maestro que había enfermado. Era fácil notar que no se le daba bien su profesión, quizá porque era su primera vez, aunque se esmeraba en aparentar que sabía lo que hacía y que lucía bien haciéndolo pues la mayoría de veces lo vi usando un chaleco negro sobre una camisa blanca con manga larga y pantalón negro acompañados de una corbata gris.
Meyer solía ser demasiado puntual, cosa que muchos de mi grupo detestaban por no permitirles tener más tiempo libre entre clases.
“Raines Aria.” “Aquí.” “Saenz Annie” “Aquí.” “Vasco Alysson”
Spencer me dio un golpe en la espalda para hacerme reaccionar y fue entonces cuando oí.
— ¿Vasco Alysson? —Preguntó serio.
— ¡Aquí!
—Más atención la próxima vez señorita Vasco.
Anotó mi asistencia en su hoja sin siquiera levantar la vista, pero de igual forma asentí como si hubiera visto mi respuesta.
— ¿Qué te pasó? —Susurró Spencer.
—Nada…
Sonreí a medias para que tratara de creerme, aunque seguro no lo hizo y menos con ayuda de Aria que se entrometió para hacerme una broma.
—No te gustara Ezra, ¿o sí? —Insinuó pícara.
—Shh —callé nerviosa—. ¿Cómo crees? Estás loca.
Mi actitud nerviosa y a la defensiva a una pequeña broma fue mi tumba porque Spencer me miró incrédula y asintió para seguirme la corriente.
—Como digas.
Dos días antes.
Cuando salí de clases empezó a llover fuerte y no llevaba paraguas porque no estuvo pronosticado además mi sueter era delgado por lo que se empapó enseguida con la pequeña brisa del principio. Esperé en la entrada de la escuela a que pasara la lluvia para no mojarme todavía mucho más, pero como vi que eso no iba a suceder tuve que seguir adelante; me cubrí con las esquinas del sueter porque mi camisa era blanca y se transparentaría mi piel.
Corrí un pequeño tramo para llegar al siguiente edificio y resguardarme de la lluvia que arreció más, pero entonces…
Por atrás sentí la mano de alguien jalándome para ponerse enfrente mío y abrir un paraguas amarillo que nos protegió de la gran salpicada de un charco en la carretera. Me quedé helada cuando vi el rostro pálido y los ojos azules de Ezra Meyer delante de mí, soltó mi muñeca y apenas si pude balbucear una palabra para darle las gracias cuando luego él me ofreció su paraguas; lo tomé con nervios y él deslizó su manos para soltarlo, al hacerlo rozó suavemente mis dedos, su piel se sentía cálida mientras la mía estaba fría.
Se dio la vuelta por donde vino y se fue caminando bajo la lluvia.
La voz de Emily interrumpió mi recuerdo a la hora del almuerzo.
— ¿En qué pensabas hace rato?
—En nada, ¿por?
—Estabas distraída, creí que pensabas en algún chico…ya sabes —comentó sonriendo.
Esbocé una sonrisa porque me causó gracia que en cierto punto le había atinado, pero luego lo negué para evitar más interrogantes que no quería tener que contestar.
— ¿Ya terminaste tu libro?
—Ah no…pero ya estoy cerca del final.
Siguió leyendo mientras yo abría el yogurth que había comprado para desayunar y al hacerlo me corté la yema con el aluminio, me quejé un poco y me puse revisar mi dedo cuando vi a lo lejos en las escaleras frente al aula de Ben y Barry que iba bajando Ezra.
— ¿Crees qué tiene novia? —Mascullé.
— ¿Quién?
Creí que Emily no me habría oído y sin embargo si lo hizo.
— ¿Alysson? Dime.
Le señalé con la vista para que viera a donde yo.
— ¡Te gusta nuestro maestro de historia!
— ¿Acaso quieres un micrófono?
— ¡Hey! Esa es mi frase —reclamó en broma—. ¿De verdad te gusta Ezra?
—Promete no decir nada. —La miré preocupada.
—Obvio, amigas siempre, ¿recuerdas?
Le sonreí agradecida cuando llegó Spencer sola porque Aria fue detrás de Hanna que entró apurada al aula.
— ¿Qué pasa? —Nos vio recelosa.
— ¿Por qué crees que pasa algo? —Sonreí jocosa.
—Te conozco Aly.
Emily me quedó viendo como si preguntara si podíamos decirle a Spencer sobre Ezra; suspiré y asentí, después de que lo hizo Spencer quedó en shock y confesó que lo presentía por mis supuestas miradas hacia él.
—Relájate —repliqué desinteresada—. Él no se fijaría en mí, su estudiante…es imposible.
Algunos días pasaron y en ninguna ocasión él me mencionó sobre el día de la lluvia hasta que un día él llegó temprano y entró al salón minutos antes de clase para refugiarse de la lluvia mientras todos los de mi salón estaban vagando por los pasillos disfrutando sus minutos libres. Estaba sacudiendo su blazer y acomodando su portafolio por lo que aproveché para acercarme sin que me viera para poner su paraguas junto al escritorio e irme rápido.
— ¿Tus amigas y tú ya se arreglaron? —Preguntó de repente.
Al oír su voz ronca me paralicé sin siquiera haber podido llegar a la puerta; me di la vuelta y él seguía de espaldas hacia mí.
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Editado: 17.01.2023