Todos tendemos a tener un caos dentro de sí, un debate interno entre lo que consideramos correcto y lo que en realidad deseamos. No era muy difícil darse cuenta de este hecho y más cuando en un mismo lugar eres testigo de aquella indecisión.
Siempre me he cuestionado sobre el comportamiento y las conductas de todos. ¿Qué es lo que los motivaba a seguir? ¿Cuáles eran aquellas intenciones ocultas? Y sobre todo, ¿Qué es lo que los hacía tan vulnerables?.
Recolectando toda esa información, podía ponerme en la piel de esa persona. Era una manera muy conveniente de saber que es lo que pensaban y que podrían llegar a hacer. No podía permitirme dejar todo al azar ni mucho que algo me tome por sorpresa.
Puede sonar algo abrumador, pero cuando tienes que hacerte cargo de las vidas de otros no puedes dejarte llevar por la tuya propia.
Por lo que, me encontraba bastante acostumbrada a lidiar con los problemas internos entre los reinos, aquellos mismos que se negaban revelar a otros. Aquellos que podían llegar a convertirse en crisis y llegar a afectar a una misma unidad.
Siempre tratando de evitar el colapso aunque en el proceso puedas llegar a perderte a ti mismo.
¿Hasta que punto uno puede llegar a aguantar?
— Inglaterra ha sido una de las naciones que más rivalidad ha tenido durante años —dijo mientras analizaba con cierta desconfianza los archivos que traía en manos — ¿Por qué crees que esta unión resultaría beneficiosa para todos? ¿O mejor dicho porque pretendes meter a Inglaterra en el sistema? —
Me fastidiaba la manera tan suspicaz con la que siempre cuestionaba mis decisiones. No era muy difícil asentir y colocar el maldito sello en los papeles. ¿Por qué lo tenía que hacer tan complicado?.
— Todos reconocemos que Inglaterra tiene más enemigos que aliados y que es cuestión de tiempo que se revelen las naciones para quitarle territorios ... — asintió y se mantuvo en silencio para que continuara —Y los ingleses lo saben, no van a quedarse sentados esperando que eso suceda, ¡Hay que actuar antes que tomen alguna acción! ... —
John se quedó unos segundos asimilando lo que había salido de mi boca, su gesto pensativo hacía que le salgan pequeñas arrugas en la frente y en el contorno de sus ojos. A pesar de ser un hombre mayor, mantenía la postura y no era algo para sorprenderse; La ardua experiencia en el rubro te enseñaba la importancia que tenía la imagen y lo visual en la vida.
— ¿Suecia? — elevo una de sus cejas y más que una pregunta su tono de voz transmitía cierta diversión en sus palabras — Suecia siempre se ha mantenido fuera de conflictos bélicos, no creo conveniente esta alianza para ambos — sentencio tirando los papeles sobre el escritorio. — La respuesta es no ... — recostó la espalda contra el respaldar de la cómoda silla despreocupadamente.
En ese momento, la poca paciencia que había tenido durante ese tiempo se había esfumado. Si no fuera porque aun tenía un gramo de cordura juraba que le hubiera atravesado el bolígrafo en el ojo.
— ¡Como podés ser tan cínico! — alce la voz, la verdad ya me importaba una mierda todo — Sabes perfectamente, al igual que yo, que Suecia tiene relación internacional con Escocia, Francia, Estados Unidos ... ¡Y justamente eso es lo que evitara el estallido! —golpee la madera dejando atrás cualquier atisbó de dolor por el impacto contra el roble — Inglaterra estará protegida y los demás habrán conseguido lo que querían... ¡Sin que corra sangre! —
Él por su parte, se quedó unos segundos observándome con atención. No se había inmutado ni tan siquiera un poco con lo que le había dicho y su expresión vacía me hacía darme cuenta de que era una perdida de tiempo seguir intentándolo.
—No puedes controlar las decisiones y acciones que nacen de los demás — se levantó de su asiento arreglándose las mangas, con puntillas, de su camisa — Solo las que uno puede llegar a tomar, y precisamente las tuyas no me parecen las adecuadas —camino hasta quedar frente mío.
Levante mi mentón, fijando mi vista ante aquella imponencia que presenciaba. Solté una carcajada, años atrás esa mirada y sonrisa retorcida me hubiera causado escalofríos , pero de la misma manera que había aprendido a perderle el miedo a la oscuridad, se lo había perdido a él.
— Estoy acostumbrada a que no confíes en mí, padre — dije con cierto desprecio.
— Cielo, deja el drama — coloco sus dos manos sobre mis hombros — Tú y yo sabemos que no eres precisamente la persona por la cual confiar... —
No sabía que era más divertido el hecho que venga de él, o que ya me estaba acostumbrando a ser el monstruo que todos solían ver.
— Sigues pensando que mate a Aamir ... — me mordí el labio evitando que una risa sin gracia salga de mí y desvíe mi vista hacia el estante — Sabes que es lo correcto, pero aun así, no lo quieres ver ... — volvi a observar aquellos ojos mieles que sobresalían por los rayos de luz que se colaban entre las persianas.
— Sigo pensando que fue un desliz y algo que no va a volver a ocurrir — acomodo un mechón detrás de mi cabello — Si Inglaterra quiere guerra, la va a tener ... — su voz profunda y calmada me causaba cierto repudio.
Cuando empiezas a leer a las personas, las intenciones que se esfuerzan por ocultar no pueden pasar desapercibidas por ti. En la más mínima expresión, acto y hasta gesto te desvelan más de lo que ellos mismos se podrían imaginar.
Una vez que analizas aquella información empiezas a saber donde se rigen sus valores. Y los que tenía John no eran básicamente los más humanitarios, es más dudo que alguna vez lo hayan sido.
— No voy a dejar que una nación se vea perjudicada por los errores de un gobernante idiota, Suecia no se vera entrometida en los conflictos ingleses, esa unión no se hará — sentencio y dio unos pasos hacia atrás alejándose de mí.