The Moonwitch

CAPÍTULO I LA MORTALIDAD DE LOS CIEN

Mi padre siempre dice que una espada no es instrumento para una señorita, aun así, tomo el arco y las flechas del cofre de la entrada y salgo corriendo antes de que me detenga.

Siempre es la misma rutina de todas las noches, salir corriendo de casa con la espada o el arco de mi padre hacia la profundidad del bosque, hacia el lugar exacto en que la luna toca su punto más alto, los árboles silban por el soplar del viento, siempre entrenamos, nuestros padres no lo saben, entrenamos para cazar y no solo animales. Conrad nos recuerda cada noche que solo debemos atacar para defendernos o nos convertiremos en la reina Elyse. No somos los malos, pero los brujos del sol así lo creen.

-¡No somos oscuros! ¡No debemos permitirle a la oscuridad entrar con nosotros! - grita Conrad en voz alta al tiempo en que todos comenzamos a luchar espada contra espada con nuestros respectivos oponentes. Practicamos. Todo esto para defendernos. Lo mismo cada noche. Cada día. -Han llegado rumores de las aldeas de nuestro linaje reportando más desaparecidos, el conteo hasta ahora son veinte, veinte de los nuestros que no están en sus hogares, debemos hacer algo, tenemos que saber defendernos, los brujos del sol deben haber comenzado la caza- veo a Thomas, parece preocupado y también lo estoy yo. –Es suficiente- nos detenemos. –Al parecer alguien se nos ha unido, acérquese señorita Trea, no sea tímida- todos miramos alrededor, no veo nada, cierro los ojos e inspiro profundo, los abro y entonces la siento, justo a mi derecha detrás de un enorme y frondoso árbol. Los demás a excepción de Conrad parecen no encontrarla, él nota que también la veo, no dice nada. Trea sale de su escondite acercándose a nosotros. –Comenzaba a preguntarme si algún día se nos uniría, pero dígame, ¿Cómo se ha enterado de esto?- Trea me mira a mí y baja la mirada así que supongo que ahora estoy en problemas.

-Solo salí a caminar y los escuché- miente, lo sé porque ha bajado la mirada y Conrad lo sabe.

-De acuerdo Trea no quería llegar a esto, pero... "famelus vertus"- dice con la mirada fija en ella.

-He seguido a Hope desde hace días, siempre la perdía a mitad del camino y tenía que volver a casa, así que dejaba marcas en los árboles cada vez que avanzaba, pero hoy lo logré- sus ojos se abren de más, se ha dado cuenta de que ha usado un hechizo contra ella para que dijera la verdad, aunque ante dicha verdad creo que terminaré por ser reprendida.

-Bien, la primera regla de este lugar es que no hay mentiras. Ya lo ha descubierto y la verdad es que no quiero borrar esto de su memoria así que sería mejor si comenzaras a entrenar para defenderte, no tienes magia así que te vendría bien aprender-.

-¿Y qué hace Hope aquí? Ella tiene magia, no hace falta que use una espada o el arco para defenderse- añade All con el ceño fruncido. No es una sorpresa que no les agrade, me odian por ser una bruja con magia como Conrad, a él lo ven como un maestro, a mí como su enemiga, a pesar de pertenecer al mismo linaje y haber nacido en la misma aldea. Además, All me detesta a muerte desde que lo vencí hace tiempo en el entrenamiento, quedó humillado al alardear con sus amigos sobre como acabaría conmigo, al final fue todo lo contrario.

-Porque ella sabe que la magia no siempre es la respuesta, además, los brujos con magia pierden sus poderes cuando la luna oscura aparece, eso pasa cada veinte años y aún falta un poco para que eso suceda, mientras tanto usaremos el tiempo para investigar más y encontrar a los nuestros. Se dice que cuando la luna oscura aparece somos más débiles, aún más débiles que un simple humano, y nuestra magia desaparece. Ahora deben irse, ya ha sido suficiente -.

-Vámonos Hope- asiento con la cabeza y recojo la espada.

-Thomas, déjanos a solas- pide Conrad, él me mira esperando su aprobación así que solo me limito a asentir con la cabeza, recoge su espada, carga el arco en su espalda y sigue a los demás. –Thomas, quédate cerca, iremos a cazar, los tres-.

-Genial, ¿Qué cazaremos esta vez? ¿Un decar o quizás...?-.

-Hope- me interrumpe. -Debes ser cuidadosa, no podemos darnos el lujo de que nos descubran, ¿Qué habría sucedido si hubiese sido un brujo enemigo?-.

-Habríamos acabado con él, somos capaces de hacerlo-.

-¡No todos Hope! Entiéndelo, ahora ellos son simples niños jugando con espadas, apenas y pueden sostenerla y lo sabes. Sus poderes aún no han aparecido-.

-Tampoco los de Thomas y puede contra tres decar él solo-.

-Ese no es el punto. Pero debo atribuirte el mejoramiento de tus habilidades, has aprendido mucho, solo debes ser responsable y tomarte las cosas enserio. No es un juego, estamos en guerra. Además, deberías comenzar a estudiar los libros de magia por tu cuenta, Thomas no los leerá por ti todo el tiempo-.

-Hemos estado en guerra por miles de años, ¿Qué hay de diferente ahora?-.

-Algún día lo entenderás. Pero por ahora vámonos, ¡Thomas!- toma el arco y las flechas y camina. Espero a Thomas, tiene esa expresión que tanto me gusta en él, está feliz.

-¿Qué quería esta vez?- inquiere mientras seguimos a Conrad a una distancia en que no pueda escucharnos.

-Bueno, la misma charla de siempre. Lo de la responsabilidad y el potencial- se detiene un momento y sonríe. -¿Qué sucede?- ríe y niega con la cabeza. –Oh vamos, solo dime-.




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