Ah… la secundaria… será mejor que seas el mejor lugar en la clasificación de los 300 para ser valorada.
O sé como yo, tienes que seguir muchos pasos para ello, aunque hay uno solo que debe ser de primero y ya llevará los demás detrás y es… ¡Nacer en una familia de dinero!
Aunque francamente nadie puede elegir eso, ¿no? Creo que es suerte.
—Reportamos en vivo desde la Secundaria Saint Helena donde se produce un incendio masivo, el fuego ha iniciado desde tal sitio que se ha propagado con velocidad, consumiéndolo todo a su paso, algunos de los estudiantes y profesores están reunidos fuera, pero faltan muchos aún.
El fuego se extiende por los cielos, todos los vecinos y algunos estudiantes están sorprendidos por lo que sucede. Se salvó quien pudo, es aterrorizante esto. Toso un poco, el humo es pesado y llega hasta a un montón de metros de lo que está la secundaria.
—Junghee, ¿qué haces aquí? Me asustaste —Chiang Nam-Kyu se ha arrodillado a mí, pone sus manos en mis hombros. No lo miro si no que miro hacía el interior del edificio.
—Ellos se están... —estoy bastante conmocionada, bajan lágrimas de mis ojos.
—Sí, lo sé... —él acuna mi rostro con sus manos, me obliga a verlo a su rostro —. Tenemos que irnos ahora, ¿sí? No quieres irte con ellos.
Namkyu me ayuda a levantar del suelo, estoy en shock por lo que ni siquiera puedo caminar como se debería, a mi al rededor todo se nubla, en mis oídos solo suenan los gritos de mis compañeros.
Paso el dorso de mi mano bruscamente por mis mejillas para quitar las lágrimas que han dejado su camino, nada ganaría con llorar, ya me siento lo bastante culpable.
Namkyu me lleva al coche, se sube conmigo a los asientos traseros.
—Junghee, escucha, te necesito conmigo —él pone su mano en mi frente y por más que me pide que vuelva a la realidad no puedo hacerlo.
Miro por la ventana, Muk Changnim conduce el coche y mientras da la vuelta para irnos, el fuego hace que los vidrios de las ventanas de la secundaria exploten y también que hayan pequeñas explosiones dentro.
—¿Qué carajo hacías ahí, Junghee? Te dije que no fueras hoy a la secundaria —papá me zarandea desde los hombros. Apenas y he llegado a la casa y ya lo tengo encima.
—¡No podía simplemente quedarme aquí y cargar con toda la culpa! —grito ofuscada —. No lo iba a soportar —lloro, por supuesto que lo hago.
—¿Y no es peor ver como tus amigos se morían frente a tus ojos?
—¡No tenía amigos gracias a mi apellido, gracias a ti! —lo intento golpear pero estoy tan débil que no puedo ni empujarlo.
Papá me suelta y yo puedo bajar la cabeza y llevar mis manos a mi cara y llorar contra ellas.
—Estás bien... estás bien —se repite él —. Estás viva...
—Por favor, Namkyu, sube a Junghee a su habitación, necesita descansar —mamá ni siquiera me ha preguntado si estaba bien, ninguno de mis padres lo hizo.
Finalmente, Namkyu me ayuda a subir a mi habitación, me prepara una ducha tibia con muchas espumas, tal y como me gusta.
—¿Puedo entrar? —la cabeza de mi Namkyu se asoma por la puerta de mi baño, yo levanto la cabeza y asiento con esta.
Él entra a mi baño mientras yo sigo con las burbujas al rededor, cubriéndome entera a exceptuar de mi cabeza. Alcanza un cojín grande y lo coloca al lado de mi bañera.
—¿Te sientes un poco mejor? Esta mañana fui a comprar unas gotas de manzanilla romana, me decía la mujer que ayudan a tranquilizar...
A pesar de que Namkyu me lleva siete años de diferencia, tengo bastante confianza con él, desde hace cinco años que trabaja para mi padre, cuidándome.
—Fue cuando escapaste y fuiste a la secundaria —él dice con suavidad. Acerca sus manos a la espuma y coge un poco para llevarla a mi cabeza.
—Ya... me siento mejor —me encojo de hombros.
—Que suerte, ya sabes que puedo ser tu guardaespaldas pero me gusta ser tu amigo y cuidar más que físicamente de ti —siento que está haciendo cosas con la espuma en mi cabeza.
—Gracias, Namkyu —sonrío levemente.
—No es nada, pero ¿en serio no tienes amigos? Pensé que estos cinco años por lo menos pensaba que algo de amistad teníamos, Junghee —hace un morro, deja de jugar con la espuma en mi cabeza y ahora apoya un brazo al borde de mi bañera.
—Por supuesto que sí, pero me refería a amigos de mi edad. Eres siete años mayor que yo, debería llamarte ahjussi en vez de oppa.
—No empieces, sabes que esas bromas no me agradan —él ingresa su mano al agua y me salpica un poco en la cara.
Me río por su reacción, en serio no le gusta que lo tome por mayor.
—Date prisa y sal, te dejaré la pijama sobre tu cama —se iba a levantar del cojín pero yo le sujeto la mano.
—¿Podrías dormir conmigo esta noche? Siento que tendré pesadillas y no quiero estar sola.
Namkyu sonríe levemente y asiente.
—Dormiré con mi jefa si así lo quiere —eso sonó mal.
Pero no quiero arreglar lo raro que sonó y solo dejarlo pasar. Namkyu se levanta del cojín ahora y sale de mi baño.
Suspiro, esto va a ser difícil.
—Puedo quedarme sin estudiar, no es como si lo necesitara —estoy tratando de convencer a mis amados padres de que no necesito ir a la secundaria más.
—Hace una semana sucedió el incendio, Junghee, bien por ti que ya habíais terminado el curso, empezarás el último año en otra secundaria, no importa que —mi padre demuestra su gran postura con sus brazos cruzados.
Mis padres también son insensibles, cuando la secundaria se incendió y todos nos enteramos de que cuarenta personas habían muerto en el edificio y el director llamaba a mi padre para que les ayudara con todas las demandas de los padres que habían perdido a sus hijos, mi padre solo colgaba las llamadas sin siquiera contestarlas primero, a sabiendas que mi familia era el techo de la secundaria, sin nosotros no podían hacer nada económicamente.