Martha observaba a Thomas cada cierto tiempo, le daba curiosidad aquel joven, mismo que en aquellos instantes estaba acostado en un sillón con estilo victoriano. El color oscuro del sillón hacia resaltar la piel pálida de Thomas, la ropa que su nuevo modelo llevaba; era elegante y la forma en que la camisa estaba abierta dejando ver un poco de su pecho le daba un aire sensual, sexy y provocativo.
Helen a su lado pensaba igual y era más abierta a explicarlo, pues no tenía pena alguna en decirlo en voz alta; arrancando sonrisas a varios que la escuchaban entre ellos al propio Thomas quien lejos de lucir agradecido, se estaba burlando por la forma tan abierta que lo estaba diciendo, que a sus palabras era “el apuesto joven más que sexy, quien estaba como para comérselo”.
- ¿Cómo es que es tan malditamente bueno? – cuestiono Helen quién volteaba a ver a su amiga, tratando de que su comentario no fuera escuchado por los demás – Parece un dios griego, nunca imaginé que hubiera alguien así de sexy
- Helen - reprendió con una sonrisa Martha, estaba lejos de molestarse con ella – Ten un poquito de pudor, enserio que no puedes mantenerte seria
- ¡Vamos, está hermoso! – exclamo más fuerte, haciendo que varios volteaban a verlas – Mira cómo le queda el color negro a su alrededor, tiene un estilo gótico muy sensual
- Bueno tienes un punto a tu favor – asintió Martha, estaba de acuerdo con la parte de “estilo gótico sensual” – Aunque hay que aceptar que tienes razón, tiene algo que lo hace ver hermoso
- Ya lo creo profesora – comentó divertida una alumna
Martha se sonrojó y Helen solamente soltó una pequeña y discreta risita, ninguna de las dos había esperado ser escuchadas por alguna de sus alumnas, ¡Qué vergüenza! Pero aun así no quitaban sus miradas de él, pues sus facciones eran preciosas, su piel pálida resaltaba gracias a la camisa color verde oscuro que llevaba, la cual estaba abierta de los primeros tres botones de arriba, se combinaba también con unos pantalones negros casuales ajustados a su cuerpo, zapatos formales oscuros, los tirantes eran oscuros con leves y pocos lunares blancos.
Thomas se encontraba acostado con la cabeza apoyada en el antebrazo del sillón, su cuerpo descansaba sobre lo largo del sillón, los cojines rojos vinos terminaban de hacer contraste de una manera exquisita, les daba un perfecto perfil ya que él estaba observando hacia el techo o al menos eso quería pensar Martha, pues se podía apreciar su nariz respingona, sus finas facciones lucían sorprendentes y su cabello negro estaba completamente desordenado.
***
Muerte, desde el sillón estilo victoriano observaba de reojo el hermoso sonrojo que adornaba en las mejillas de la joven Wood y la risa de Helen solo demostraba que algo estaba ocurriendo, posiblemente un comentario sarcástico o algo que había apenado tanto a Martha y divertía a Helen.
Había comenzado a trabajar como su modelo desde hace unas semanas atrás, sabía que esos tres días serían los últimos para poder terminar correctamente la pintura, un que esperaba que enserio terminara bien detallado o al menos, en un buen intento. Su cuello comenzaba a dolerle, estar en la misma posición era horrible e irritante.
- Creo que lo mejor sería tomar un descanso – comentó Martha, llamando su atención y la de los estudiantes – Thomas necesita estirarse un poco y ustedes igual, relájense
Muerte pudo escuchar las exclamaciones de muchos, posiblemente por los quejidos de posibles dolores de cuerpo, cuello u hombros.
- Thomas – llamó Martha mientras se acercaba a él – ¿Estás bien?
Muerte parpadeó varias veces, la luz le lastimaba un poco, tal vez porque había estado con los ojos cerrados hasta hace un momento que los había abierto, y su cuerpo humano le dolía un poco.
- Lo estoy – asintió mientras se sentaba en el sillón y se estiraba – Aunque me duele un poco la columna, pero nada más
- Creo que sería mejor que camines un poco – propuso Helen mientras se acercaba a ellos con una radiante sonrisa – Eso te ayudara un poco, pero dime ¿Qué te parece esto, de modelar?
- Bueno, es entretenido estar acostado en el sillón, aunque me duele un poco el cuello – comentó Muerte mirando los asientos vacíos de los alumnos – Es divertido escuchar sus comentarios irritantes por si algo no les queda
Al levantarse del sillón, pudo notar que era más alto que ambas jóvenes, incluso podía apostar a que les sacaba una cabeza y media de alto, como mínimo.
- Nunca pensé que fueras así de grande – comentó Helen, detallándolo bien – Nunca note que fueras realmente así que alto, ¡Apuesto a que mides como dos metros!
Muerte sonrió, dos metros solo cuando estaba en su forma huesuda, pues en aquellos momentos no media tanto.
- Me faltarían veinte centímetros – respondió con una sonrisa, seguro de lo que estaba diciendo – Aunque no pensé que fueran tan pequeñas, usualmente traen tacones
- ¡Hey! – exclamo molesta Martha – Falso, ¡No somos tan pequeñas!
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Editado: 08.02.2022