Cuando Muerte conoció a John Delton, esperaba encontrar a un modelo, de perfecto cabello rubio y ojos claros como los mostraban en las revistas que Helen tenía en sus momentos de descanso, pero jamás imagino ver lo contrario a los modelos que ambas amigas les encantaba ver o la “carisma” que Lorena juraba que él poseía, pero no era el caso.
Frente a él estaba un hombre de cabello castaño y ojos verdes los cuales no parecían tener gracia alguna, de su misma estatura y piel bronceada mostrando que pasaba mucho tiempo bajo el sol. Llevaba unos jeans de mezclillas desgastados, una playera verde musgo y unas botas marrones, miraba a todos con superioridad y abrazaba a Martha de forma posesiva, rodeando su cintura de forma fuerte, como si temiera que se fuera de golpe.
En esos momentos estaban en el día del lanzamiento de las pinturas que él había protagonizado, la verdad es que era divertido observar los trazos, los colores y lienzos que los jóvenes habían ocupado para pintarlo a él, la forma que lo habían detallado.
El cuadro que más le gustaba era uno que había hecho una joven de trece años, con un gran talento y que sin lugar a duda merecía ganar a manos llenas una futura fortuna. En el cuadro estaba él, sentado en una de las bancas que había cerca del almacén, los coloridos tonos de las tiendas a su espalda eran hermosos y llamativos, se podía apreciar la silueta de alguna persona pasando por ahí detrás de él, pero él era el centro de la pintura, con un libro en sus manos, mismo que la joven pintura había detallado con un tono rojo cobrizo. La pequeña Kelly lo había pintado muy bien, no había ninguna imperfección en aquella hermosa obra de arte que ella misma había pintado y detallado, misma que él había protagonizado sin darse cuenta.
- ¡Señor Mortem! ¡Señor Mortem! – exclamaban desde lejos, sacándole de sus pensamientos
Muerte volteó, ahí estaba la pequeña Kelly Chase, quien se acercaba a él con entusiasmos y alegría, posiblemente porque su pintura había capturado la atención de muchos, como ella misma en aquellos instantes, su cabello rubia corto ; se movía con gracia, corría con entusiasmos para aproximarse a él y posiblemente también por la ayuda de los zapatos deportivos que llevaba en esos instantes.
- ¡Señor Mortem! – exclamaba una vez que ya estaba frente a él – Pensé que no iba a venir hoy
- ¿Y perderme esta exposición? ¡Ni de chiste! Menos por el hecho de que por poco y me ponen de manos – comentó con seguridad para después observarla con alegría – Y no me hubiera podido resistir, si mi pintora favorita está exponiendo esta hermosa obra de arte que protagonice sin darme cuenta
- ¿Lo cree de verdad? – cuestionó la menor emocionada por lo que acababa de escuchar
- Claro que sí, Kelly – sonrió Muerte para después observar a la menor con atención, notando que no había nadie a su alrededor – Kelly ¿Quien vino contigo?
- Mi mamá y su novio – respondió ella, aunque había hecho una mueca al mencionar al último – Él no me agrada – susurró para después hacer una mueca – Es malo y feo
Muerte frunció el ceño, ya había tenido ese tipo de casos tiempo atrás, como en 1985 una niña a la que tenía que ir a buscar le pedía a lagrimas que le llevara con él, que ya no soportaba vivir con el novio de su mamá. Por eso ahora que escuchaba a Kelly decir eso, le tendió la mano, mostrando una de sus mejores sonrisas.
- ¿Te parece si soy tu hermano por hoy? – cuestionó con interés, seria agradable cuidar de alguien menor que él
- ¡Eso sería perfecto, Thomas! – exclamó la menor, para después darse cuenta que ya no le había dicho ni señor, ni Mortem – Perdón, señor Mortem
Muerte frunció el ceño, pero después sonrió
- Tranquila no pasa nada – aseguró – Puedes llamarme como quieras, desde Thomas hasta hermano, incluso cualquier otro apodo que se te ocurra
La sonrisa de Kelly, hizo que algo dentro de él se moviera, como si se tratara de aquel órgano importante en el cuerpo humano. Estuvieron un buen rato hablando sobre el cuadro, el esmero que la menor había puesto para que quedara así de perfecto, sumergidos en la plática no notaron que una pareja se acercaba a ellos, hasta que la menor fue jalada del lado de Muerte de una manera grosera.
- ¡Deja de irte así, Kelly! – exclamaba la mujer mientras fruncía el ceño – Y aléjate de ese sujeto
- Puede ser un pedófilo y andas de estúpida a su lado – aseguró el niño que estaba a lado del hombre, mismo que miraba todo a su alrededor con asco
Muerte frunció el ceño, él no era un acosador o un pedófilo, no tenían ningún derecho de decirle algo de aquella manera, ni mucho menos siendo quien estaba cuidando a Kelly, mucho mejor de lo que podría hacerlo la pareja y el niño. Kelly por su parte, capturó su atención cuando se soltó de su madre, la mano del hijo de la pareja de su mujer había rosado su cabello, sabía que se lo quería jalar, por eso se ocultó enseguida detrás de la espalda de Thomas.
- ¡Kelly! - exclamo la señora mientras ponía sus manos en su cintura – Deja de ser infantil y mal educada, ten modales por dios
- ¿Cómo las de su novio? – cuestionó Muerte una vez que ya estaba cansándose de la irritante voz de la mujer
La mujer lo observo y él a ella, no poseía gracia alguna, ni la belleza que sabía, Kelly iba a desarrollar más adelante, su cabello negro iba suelto cortado hasta los hombros sin gracia o chiste como el peinado que llevaba Lorena o incluso la propia Martha, su cara estaba llena de maquillaje; mismo que parecía que se rompería si ella sonreía o hacía algún gesto sumamente dramático, los tacones que portaba parecían incomodarle, como si se pudiera fracturar el tobillo si daba un paso en falso, llevaba una cadena que parecía ser de oro, misma que parecía ser demasiado grande para su pequeño cuello y parecía pavonear su cartera de mano como si fuera la exhibición de quien llevaba una mejor bolsa que la de ella.
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Editado: 08.02.2022