Tiempos de Guerra

Capítulo 17 ~ 2003

 

2003

Los Ángeles, California

 

Chris detuvo el auto frente a la casa, pero tardó algunos segundos antes de atreverse a bajar. Respiró hondo y echó un vistazo a las cortinas corridas. Parecía que no hubiera nadie, pero Chris sabía que no era así. Casi sentía la presencia iracunda de Toni en el interior, esperando impacientemente su llegada.

Y con razón.

Chris sacó las llaves tan lentamente como pudo y las introdujo en la puerta. Cuando se abrió, lo primero que vio fue a su novio, sentado en el sofá de cuero negro con la televisión encendida. Seguía en pijama, pero había una copa de vino tinto en la mesita de noche junto a él.

La televisión estaba puesta en uno de esos molestos programas de chusmeríos, y justamente en ese momento estaban pasando fotos de su cita con Sam. Chris estaba genuinamente sorprendido de lo rápido que trabajaban. Sorprendido y asqueado.

Toni giró levemente la cabeza al oír que la puerta se abría y enarcó una ceja en su dirección, pero no dio más muestras de haber percibido su presencia. Apenas lo miró. Estaba sospechosamente quieto, como si no le importara nada, pero Chris lo conocía a la perfección. Veía cómo sus manos apretaban con fuerza el control remoto, tratando de tranquilizarse. Veía el estudiado desinterés en sus ojos, la arruga de su nariz que le indicaba que se estaba conteniendo de decir algo que podría lamentar.

Suspiró y dio un paso hacia él, pero se detuvo y se lo pensó mejor. Era evidente que Toni no lo recibiría con los brazos abiertos, así las cosas, y Chris tenía que hallar la manera de aplacarlo antes de que la situación se saliera de sus manos.

Se rascó la nuca. Se le habían ocurrido un par de opciones cuando venía en el auto, pero ninguna parecía lo suficientemente buena. Toni odiaba las excusas, y la guerra parecía inevitable.

La televisión seguía encendida y Toni la miraba con decisión, pasando de él por completo, como si aquellas noticias fueran de lo más interesantes. En ese momento estaban mostrando una foto de Sam y Chris besándose muy poco sutilmente a la entrada del Starbucks. Sam sonreía contra él y Chris tenía los dedos enredados en su cabello. Sería una foto realmente adorable, de no ser porque era una horrible mentira.

–Apágala, por favor –suplicó. No podía concentrarse en pensar una disculpa decente mientras le echaban sus errores a la cara, mientras oía de fondo la voz de la reportera hablando sobre lo linda que era la pareja. No podía creer que Toni pudiera mirar eso sin vomitar.

–Oh, ahí estás –dijo Toni, fingiendo que acababa de notar su presencia. Echó un mirada fugaz a la televisión, y luego volvió a posarla en Chris–. ¿Me parece a mí o te desviaste un poco de camino a la prueba de vestuario?

–Toni…

Pero Toni apartó la vista de golpe. Sujetó el control con más fuerza, furioso, y por un momento a Chris se le ocurrió que le iba a subir el volumen solamente para fastidiarlo, pero no lo hizo. Apagó la televisión y se levantó.

Chris apenas empezaba a sentir algo de alivio por dejar de ver esa maldita imagen, pero era obvio que Toni no estaba dispuesto a dejarlo pasar tan fácilmente. Rodeó el sillón con la copa de vino en la mano y se detuvo ante él, cara a cara. Bebió un largo trago antes de dejar la copa a un lado y cruzarse de brazos.

Se miraron sin decir nada. Toni tenía los labios violetas por el vino y los ojos fríos y despectivos.

Chris sabía que le correspondía a él romper el silencio. Abrió la boca, a pesar de que todavía no estaba seguro de qué iba a decir, pero Toni lo interrumpió antes que pudiera balbucear ninguna disculpa:

–Mentiste –siseó con expresión sombría.

Y esa única palabra se sintió como un puñetazo en el estómago. No necesitaba decir más, ambos ya conocían los pormenores.

Chris se miró los zapatos. No podía sostenerle la mirada, no podía soportar la oscuridad en sus ojos. Ese vacío penetrante que ahora parecía inherente a él.

–No quería molestarte… –empezó, pero sabía que no era suficiente.

Toni resopló.

No querías molestarme. Por eso te pareció mejor engañarme y que tuviera que enterarme por la televisión. Gran plan.

Chris se encogió en su sitio. Esa era la voz que Toni usaba con Carolina, la que rezumaba rencor y crueldad. Toni nunca la usaba con Chris.

–Perdón, no lo pensé. No fue a propósito.

–¿Cómo se miente por accidente, Chris? –bufó su novio, despiadado–. Es evidente que no lo pensaste, pero no me digas que no fue a propósito.

Chris hizo una pausa. Cerró los ojos y respiró hondo.

Sabía que esto pasaría, por supuesto, lo supo en el preciso instante en que la mentira había escapado de sus labios. Pero no tenía las energías para pasar nuevamente por esto. Esta discusión empezaba a parecerse demasiado a muchas otras que ya habían tenido.

No hace falta que me maquilles las verdades, Chris. Puedo soportar que hagas cosas que no me gustan, pero tienes que decírmelo.



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En el texto hay: musica, gay, lgbt

Editado: 18.04.2024

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