Tiempos de Guerra

Capítulo 23 ~ 2011

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ADVERTENCIA: 

Este capítulo puede ser un poco fuerte y desesperanzador. 

PERO, prometo que las cosas van a salir bien, ¿sí? Juro que este libro acaba bien, sólo hay mucho drama.

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2011

Los Ángeles, California

 

 

Me hundí en las profundidades de mi mar, por sus aguas fue mi alma reclamada. –Toni frunció el ceño ante el último acorde, inseguro del resultado. Tal vez debería modificar el tempo. Quería más emoción, se suponía que era una canción atormentada–. La serpiente me roza los labios, y me susurra palabras desesperadas.

Sí, arrastrando las notas iba mucho mejor. Su voz sonaba más clara, y en ese tonalidad grave de su registro, el esfuerzo sonaba bien

Garabateó las correcciones en su cuaderno de partituras y repitió el coro.

Nada, bracea, intenta salir. Patalea, escapa, huye de allí. Pero el agua empuja y da batalla, y en mi naufragio, mi mente calla.

Mordisqueó el extremo del lápiz, indeciso. No era perfecto, en absoluto, pero tenía potencial.

Se premió a sí mismo con un largo trago de whisky. Si seguía así, quizás hasta podría terminarla ese mismo día. Sabía que si la dejaba para después perdería la inspiración.

–Y entonces me embriaga el recuerdo de tus ojos, y aunque quiero, no puedo poner el cerrojo. –Suspiró, no estaba muy seguro de la letra en ese verso. No quería ser patético, no quería escribir otra estúpida canción sobre lo mucho que le hacía falta Chris…  Ya tenía bastantes de esas.

Pero tampoco quería mentir. Era la promesa que se había hecho a sí mismo cuando se convirtió en solista: todas sus letras serían honestas. Y la verdad era, por mucho que lo odiara, que aún en sus peores momentos Chris siempre había podido arrancarle una sonrisa. Siempre estaba allí cuando lo necesitaba, atento y servicial, dando todo de sí para hacerlo sentir mejor.

Toni cerró los ojos.

Ese hilo de pensamiento no llevaba a ningún lugar. De acuerdo, Chris había sido la mejor pareja que había tenido. En realidad, había sido la única pareja real que había tenido. Pero tenía que dejarlo ir.

Chris lo había superado, Toni lo sabía. Por supuesto, nunca confirmó ninguna relación oficial, el contrato de The Milkshake Club le impedía abordar los rumores que lo habían perseguido desde el inicio de su carrera, pero la verdad era que tampoco hacía falta. Para los ojos atentos, siempre había detalles obvios.

Hacía algunos meses, por ejemplo, las redes sociales no paraban de comentar la sugerente amistad de Chris Hughes con su colega Caleb Michell, un famoso rapero australiano. Ambos habían sido vistos en los conciertos del otro, había fotos de ellos juntos en algunas fiestas y había rumores de que incluso habían pasado las vacaciones de verano en la casa solariega que Michell tenía en Malibú.

No era que Toni hubiera seguido de cerca aquellas noticias, en lo más mínimo, pero tampoco era ningún idiota.

No importaba, de todas formas. Habían pasado ocho años desde la última vez que habían hablado –sin contar aquel pequeño altercado en los premios, cuando Toni le había gritado que no volviera a acercarse–. Chris era perfectamente libre de salir con quien quisiera.

Toni también lo estaba haciendo. Incluso si todas habían sido decepcionantes aventuras de una sola noche.

Además, de todas formas, no era como si quisiera volver con Chris. No lo haría. Había muchas cosas sobre las que no estaba seguro en el mundo, había muchas cosas que no tenían sentido en su vida, pero tenía algo muy claro: no estaba dispuesto a volver a ocultarse. No renunciaría así simplemente a todo lo que había conseguido hasta ahora sólo por él. Le había costado muchísimo llegar hasta allí como para tirarlo todo por la borda.

Sí, salir del armario había sido horrible y traumático. Todavía le incomodaba dar entrevistas o dejarse ver en público, todavía tenía miedo de que alguien quisiera lastimarlo, tenía miedo de los comentarios y la desaprobación de la gente. Incluso si las cosas se habían calmado con el tiempo, la verdad era que Toni nunca había terminado de superarlo. Aún con todas las reacciones positivas, había sido una de las experiencias más aterradoras de su vida.

Sunny Management se había encargado de darle una imagen algo excéntrica y distante. Toni nunca había sido muy simpático en público, así que habían acabado mostrándolo como una figura atractiva pero inalcanzable, un muchacho altivo y condescendiente que rara vez se detenía a saludar a sus fans o siquiera a sonreírles. Gran parte de la culpa era de Toni, claro, por ser incapaz de socializar como un ser humano normal, pero Sunny Management no había hecho nada por detener aquella mala prensa.

Les convenía, en cierto sentido. El hecho de que Toni hubiera dejado la banda no era culpa del maltrato de su empresa, por supuesto que no; la culpa tenía que ser de Toni, por ser un cliente intratable.

Implícitamente, Toni entendía que era un acto de venganza y un pobre intento por arruinar su carrera. Un último movimiento en su contra para defender su reputación y por hundir la de Toni. Una última injusticia a modo de despedida, tal vez para desquitarse por todas aquellas reuniones que habían terminado a los gritos o por aquellas ocasiones en que Toni había estirado los límites de su contrato y había dicho cosas cuestionables en público.



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En el texto hay: musica, gay, lgbt

Editado: 18.04.2024

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