Tiempos de Guerra

Capítulo 46 ~ 2011

-----------------------------------------------------------------

¡Hola, gente!

Pues nada, parece que vamos arrancando bien el año. Recen para que me dure la inspiración.

Este capítulo está muy obviamente inspirado por mi propia vida, lol. Pero en fin, ya nos estamos acercando al final de la historia.

-----------------------------------------------------------------

 

 

2011

Los Ángeles, California

 

 

El letrero de la fachada resplandecía a la luz del sol de mediodía.

LOTUS MANAGEMENT. Y el pequeño logotipo de un loto abierto abajo.

Toni respiró hondo y entró.

Como siempre, había una algarabía de gente ocupada por todas partes. Personas con carpetas y papeles, chequeando calendarios y organizando la vida de sus estrellas, otros hablando por teléfono con rostros serios. Un par de ellos lo saludaron al verlo, pero todos continuaron con sus asuntos sin prestarle demasiada atención.

Toni tardó un poco en moverse de la puerta, pero eventualmente cobró fuerzas y se obligó a atravesar la recepción en dirección a la oficina de Morgan.

Iba a medio camino, con los puños enterrados en los bolsillos del pantalón, cuando una voz femenina lo detuvo.

–¡Toni! –oyó tras él–. Toni, espera un momento.

Se dio la vuelta y casi de da de bruces contra Biv, que venía corriendo hacia él.

–Oh. Hola, Biv. –Saludó con una sonrisa cohibida–. No te había visto allí.

Se miraron en silencio por un instante. Toni cambió el peso de su cuerpo de un lado al otro.

Le caía bien Biv. Siempre lo había hecho. Era adorable, sincera y una gran amiga. Y, al igual que él, era una mujer de pocas palabras.

Desde que la había conocido, ya hacía varios años, había sido un apoyo silencioso y constante. Aún en los días de The Milkshake Club, cuando ella apenas empezaba su carrera como estilista, había captado de inmediato el estilo que Toni quería mostrar y, sin tener que explicarle nada, siempre había conseguido vestirlo exactamente como él quería. Atrevido, con colores exóticos y ropa ligeramente andrógina. Con sus pantalones ajustados y camisas de seda floreadas.

Era casi sorprendente que tanta creatividad pudiera salir de una mujer que por lo general era tan tímida.

–¿Cómo estás? –preguntó ella, con una sonrisa amable.

Toni se encogió de hombros.

–Bien. –Pero luego se lo pensó mejor. Pensó en aquellos últimos días: en las tres canciones que había conseguir terminar, en que hacía más de una semana que dormía al menos cuatro horas cada noche, en que el día de ayer no había bebido una sola gota de alcohol y había sobrevivido–. La verdad, bastante bien.

La sonrisa de Biv se profundizó. Parecía aliviada.

–Eso es genial, Toni. Me alegro mucho.

–¿Y tú? ¿Mucho trabajo?

–Oh, yo estoy bien. –Repuso ella, con un gesto desdeñoso–. Momo y yo nos vamos de vacaciones pronto, así que podremos descansar un poco de la locura que fue este año.

Toni no lo sabía. Pero la verdad era que no había charlado mucho con Morgan últimamente. Nada más allá de mantenerse al tanto de que el otro seguía con vida. Toni sabía que ella estaba tratando de dejarle algo de espacio.

–Ah, vaya. Felicitaciones, se lo merecen.

Biv se encogió de hombros.

–Creo que le hará bien a ella. –Echó un vistazo hacia la puerta de la oficina de Morgan, cerrada al final del pasillo–. Estaba muy preocupada por ti, sabes.

Toni se mordió el labio, incómodo.

–Sí, sí lo sé.

–Después de… la reunión que tuvo con Tim y Chris, estaba histérica. Pensaba que había cometido un error. –Le dedicó una sonrisita de disculpa–. No quería traicionarte. No sabía cómo te lo tomarías.

Toni suspiró. La verdad era que se sentía un poco molesto porque hubieran hecho algo así a sus espaldas, pero tampoco podía pretender que había sido un error.

–Sé que quería ayudar.

Biv asintió. Le revolvió el cabello cariñosamente.

–Ella siempre ha querido lo mejor para ti.

Eso Toni no lo dudaba.

Con una última sonrisa, dejó a Biv y fue a encontrarse con su agente. Hacía bastante que no tenía una reunión oficial con ella.

Tocó la puerta suavemente y entró sin esperar respuesta.

Morgan le estaba frunciendo el ceño a su computadora, pero en cuanto lo oyó, alzó la mirada.

–Toni, ahí estás. –Luego, frunciendo más el ceño, echó un último vistazo a la pantalla antes de cerrarla–. Vaya, no había visto la hora.



#4662 en Novela romántica
#1009 en Novela contemporánea

En el texto hay: musica, gay, lgbt

Editado: 18.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.