Tierno corazón

Capítulo 3º Brillo en mis ojos

Que pronto se termina lo bueno, me lo digo siempre, ya había pasado la semana, una semana que me pareció un minuto, momentos compartidos con Esteban el cual ya tiene que regresar a Madrid, ¿por qué la vida es tan injusta? ¿por qué puso en mi camino a este amor, y ya me lo quitaba? Me acuerdo de sus besos, sus caricias, esas miradas dulces, esas palabras, esos sentimientos.

Pero así es la vida, cambiante en todos los aspectos y no lo iba a ser de distinta manera con el amor.

Tal vez por eso, yo ni lo intentaba, tenía fuera de mi mente el conocer un chico, el hacer planes, el estar pendiente, hasta que ha llegado el y me ha roto todos mis esquemas, ha puesto mi vida patas arriba.

Nos despedimos en la playa, lugar donde nos conocimos, nos abrazamos, nos besamos, sus ojos brillaban y me susurro al oído, ¡te quiero nena!, y me hizo la promesa de venir los fines de semana, para estar juntos.

Mis ojos comenzaron a desprender lagrimas sobre mis mejillas, mi corazón se sentía triste, odiaba esa despedida, aunque sus palabras se quedaron grabadas en mi mente.

Subió a su coche y lo vi desaparecer en la carretera, hasta que a lo lejos desapareció.

Estando ya en casa, me dije a mi misma ¡tonta, tonta y tonta! , no le he dado mi número de móvil y tampoco él me ha dado el suyo.

¿En serio? ¿Cómo podía haber sido tan estúpida?

Me demostré a mí misma que en esto del amor, era una inexperta y que tenía mucho que espabilar en la vida, sino me iba a llevar muchas sorpresas y muchos palos.

Al mismo tiempo que empecé a dudar de él, yo si estoy enamorada, mis palabras, mis actos, mis sentimientos son de verdad, mis lágrimas, mi amor por él.

¿Y si fui tan solo una aventura de verano? ¿Cómo saberlo?

Paso el primer fin de semana y no supe nada de Esteban porque no bajo a Málaga, quizá fui solo, noches para él, diversión, fantasía de verano en sus vacaciones, al fin y al cabo, fue Esteban quien vino hacia mí, cuando estaba en la playa, con mi caballo.

Los días van pasando, al igual que las semanas, y no sé nada de él, pero no le olvido, calo hondo en mi corazón, aun así, tengo dos sentimientos dentro de mí, el que me hace sentir engañada, y el que me dicta el corazón, por el cual no quiero rendirme, a pensar, que nada en esa magia entre los dos no fue real.

Esteban había sufrido un accidente de coche, ya había salido del hospital, había estado ingresado quince, días, pero tenía que estar en casa, haciendo reposo, él tampoco se había olvidado de Eva, permanecía sentado en la cama...

Ahí entre el imponente frío de la habitación, con los pies hundidos en las sábanas y el frio sobre sus hombros la última lagrima brotó. Mientras seguía pensando en la promesa que le había hecho de que volvería. Pero eso ya no podría ser...debía recuperarse del todo, y de su cojera de la pierna.

Le aterraba la idea de que Eva, ya no le tuviera en sus pensamientos, cada día pensaba en ella, en su dulce mirada, en sus cálidos besos, pero no podía hacer nada, simplemente esperar a recuperarse...

Mientras tanto, el tiempo corría en contra de ambos, Eva estaba convencida que tras ese tiempo sin volver Esteban por allí significaba que todo había sido, tan solo una aventura de verano.

Mientras tanto Esteban pensaba que Eva, se habría olvidado de él, pensando lo mismo que ella, que habría sido una aventura de verano, y más al no cumplir su promesa, eso era lo que más reconcomía la mente de Esteban.

Al mismo tiempo verse postrado en una cama, sin saber si se iba a curar totalmente le estaba comiendo por dentro, quería volver a ver a Eva, pero no de esa manera, no con la pierna así...

El amor que siento por él, es tan grande el corazón me palpita somos como dos gotas en el océano de la vida, nuestras miradas siempre intensas, como el sol que no sale, como la luna escondida tras la nube en una noche de estrellas. Un río que no se atreve a desembocar y unirse al mar, Una hoja que se pierde de un árbol cualquiera en pleno otoño, con la caída de sus hojas, Un mensaje en una botella que, al tirarla al mar, se pierde y no sabes a donde va a llegar.

Mi amor por él, es tan grande que cada día lo tengo en mi mente, no siento odio al ver, que no aparece, algo dentro de mí, no me deja morir, quiero pensar, que hay un motivo, quiero pensar, que su última mirada fija en mí, fue sincera.

Quiero pensar, que nos amamos de verdad...

 




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