Quise borrar tus recuerdos en cada hoja y el viento renegó.
Quise borrar todo de ti, entonces perdí el aliento.
Quise eliminarte de mi alma dolida.
Quise eliminarte de mi pecho blando.
Quise, realmente quise.
Quise, y entonces fui vencido por tu ausencia.
Quise correr más que el viento.
Quise, y me enredé entre las ramas de tu pelo.
Quise navegar en aguas de otras pieles.
Entonces, víctima del silencio como el velaje de la brisa
e inmerso en dunas de lamentos evocaba por tu aliento.
Quise morir…
cuando tu boca dibujo tormenta con tus voz sin eco,
sin brisas, sin aliento…
Quise ser navío como lengua en tu boca,
como viento en tu pecho.
Quise, desde ayer, solitario entre islas, sin montañas.
Quise, entonces oscila como el viento en las olas.
Quise cegar el iris de las rosas vestida de lirios,
apagar los fanales de las pupilas en las palmeras.
Quise hasta ayer, y tal vez aún quiero.
Quise huir, y me encontré con tu silencio.
Quise, y descubrí las islas de tus pechos
y el cráter de tu boca moverse con el viento de las datileras.
Quise, pero me ahogué en el perfume de tus pétalos.
Quise ser nada. Quise ser nadie.
Entonces moría, dolido por dentro y dolía y duele y me duele.
Entonces duele.
Quise ser tuyo, y perdí el aliento como perfume añejo.
Quise ser tuyo, y sólo gané un largo, y triste invierno.
Quise ser tuyo, quise.
Y aun ahora te espero y muero.