El Olimpo se vistió de fiesta, el recinto sagrado de los Dioses tornó cada rincón con luces cálidas que iluminaban los salones haciéndolos lucir aún más bellos.
Todo había sido perfectamente acomodado mesas con frutos, vino y carnes variadas, las ninfas y algunas hijas de Apolo se disponían a comenzar la música que alegraría la fiesta. Los invitados empezaron a llegar pero aún no había ni una señal de los homenajeados; desde su trono Zeus observaba la entrada atentó a verlos llegar mientras a su lado Serit aún se mantenía intranquila ante el evento.
-¿Padre aún cree que esto sea lo indicado?- Júpiter deslizó la vista a ella.
- No podemos seguir actuando como si no existieran, ellos están aquí y necesito conocer quienes son-Ella asentó y continuó contemplando el movimiento por el salón.
Hades fue el primero en llegar y tomada de su brazo iba su única hija nombrada Cala, la cual causó notable revuelo entre los Dioses, era una joven deslumbrantemente bella pese a su atuendo oscuro como la noche existía un brillo en sus ojos único y sin igual. Ambos se presentaron delante del soberano cuando su hermano mostró una amplia sonrisa.
-Querido Hermano, déjame presentarte al tesoro más importante de mi reino...Ella es Cala. La muchacha saludo con notable protocolo antes de alzar la vista a él.
- Es un placer estar aquí está noche, agradezco su invitación. -Zeus sonrió.
-Yo te agradezco tu presencia, verte aquí a echo muy feliz a mi hermano...además ya era tiempo de conocerlos, ahora disfruta la celebración en tu honor. La Diosa siguió sus palabras esperando que sus amigos llegarán.
Liria apareció en los portones de entrada cuando noto en el corredor principal a un hombre alto con una delgada barba oscura que clavo la vista sobre ella. Sólo hizo falta una mirada para reconocerse, aquel hombre se acercó con rapidez y la abrazo con todas sus fuerzas sintiendo su perfume a flores frescas.
-Eres Tú, mi querida, eres tú. Su hija se tomó con fuerza de su cuello queriendo no volver a soltarlo.
-Padre, tenía tantas ganas de verte. Ambos disfrutaron de su reencuentro y luego cumplieron la presentación ante el Soberano.
Poco a poco los homenajeados comenzaron a llegar presentándose luego de tantos años. Dionisio orgulloso presentó a su único hijo varón el Dios Noah señor de la Luz y la Alegría, quien mostró ser un muchacho muy bien parecido de grandes ojos color miel y mirada compasiva, era alto y con un cuerpo sincelado que lograba encantar a las ninfas que pasaban a su alrededor.
Tras él llegó Millet hija del gran Orfeo señora de la música, destacable entre todas por sus delicadas manos, sus dedos bailaban entre las cuerdas del arpa produciendo la melodía más hermosa que Zeus hubiera escuchado en toda su vida. No importaba que instrumento fuese la joven lograban crear sonidos jamás antes escuchados por los invitados.
Afrodita presentó con la mayor Alegría a la perfecta Coraly diosa de la seducción y la locura, Júpiter notó el parecido a su madre Rubia y de ojos turquesa, su figura pequeña y estilizada lograría enloquecer a cualquiera de sus hijos. El mismo hijo de Hermes quedo completamente prendido de su belleza celestial.
Ante la presencia del patriarca dieron el saludo Remenci y Aresma las cuales no contaban con un padre o madre que las acompañase. Ambas se mostraron bellas y respetuosas ante su señor, pero algo extraño en sus ojos demostraban la poca honestidad,eran frías y calculadoras lo mejor sería mantenerlas vigiladas. Por última apareció entre medio de los invitados la extraña joven de cabello corto quien había decorado sus rulos con un pequeño broche de Mariposa el cual dejaba ver su rostro blanco como la nieve adornados con sus ojos verdes como esmeraldas. Horiamy caminó hasta delante del Rey sin detenerse a mirar a alguien más, detuvo su andar a sus pies observandolo como a un igual, lo cual llamó la atención de Zeus.
-Bienvenida a mi hogar. Ella se reverencio diciéndole:
-Agradezco su invitación...aunque aún sigo sin comprender ¿por qué? Me parece realmente sorprendente- Sus palabras sonaron irónicas pero muy firmes a la vez, causándole gracia la altananeria de una criatura de su clase.
-Era hora de reencontrarnos, el peligro que rondaba cuando nacieron al parecer por fin a terminado y no veía porque demorar este encuentró. La muchacha lo observó fijamente.
-Realmente hay encuentros que son imposibles de postergar.
-¿Horiamy?- Ella logró sentir el cuerpo endurecerse con sólo escuchar su voz, volteó viendo sus cabellos recogidos en un gran rodete decorado con flores hechas de cristal, antes de poder detenerla la mujer enrollo los brazos alrededor de ella resguardandola en su pecho.
Horiamy se mantuvo rígida intentando hacer que el momento pasará lo más pronto posible, extrañas imágenes surgían en su mente difusas e incomprensibles causándole sólo un espantoso dolor que le recorría el alma.
-Hija mía...¿realmente eres tú? Te vez muy hermosa. -Sin perder tiempo se alejó de su madre para apartarse de todo lo que provocaba.
-Buenas Noches Atenea ¿cómo te encuentras?- La Diosa acongojada bajo la mirada ante el alejamiento de su hija.
-Yo estoy bien ¿Cómo te encuentras tú?-La muchacha con frialdad respondió:
-Saludable.
Zeus observó con detenimiento su fría relación a diferencia de los demás homenajeados Horiamy poseía un carácter peculiar cayado y alejado de los demás.
La fiesta se desarrollo con la mayor tranquilidad, los Dioses conversaron con buen vino, comiendo exquisitos manjares mientras la música de las ninfas no dejo de sonar, Liria sorprendió a su padre cantando para él una canción, su voz invadió cada rincón del salón deslumbrado a los invitados con el tono de su voz; Millet miro con rabia tener que acompañarla, ya que su talento nunca resultaba valorado ante el preciado cantó de la hija del mar.