Titanes-La destrucción de un Imperio.

Capítulo 22- Adiós

 La noche quedó en un profundo silencio, Noah ni siquiera pudo responder a un consuelo dicho por sus hermanas, sólo recostó la cabeza sobre la almohada hundiendo todo el peso de su alma allí adentro.

Nehuem se retiró de la recámara juntó a las tres jóvenes preguntándole si habían hecho cada paso de lo planeado, Cala se cruzó de brazos alejando la mirada de él, viendo hacia otro lugar.

-¿Qué pasó? ¿Por qué no responden?-Horiamy avanzó a él diciéndole:

-Usamos una idea mejor, pero lo importante es que ella no volverá acercarse a Noah nunca más. A pesar de todo él respiro aliviado de no tener más a esas serpientes rondando a su alrededor.

-¿Vieron a Coraly? - Liria apuntó hacia el salón.

-Estaba afuera hablando con Tenacio y Millet.

-Gracias. Él las dejo atrás yendo hacia la entrada,  atravesó la Sala principal viendo como la mesa quedó intacta, la única amiga que quedaba de Coraly cruzó delante de él con lágrimas en los ojos, chocó contra su cuerpo pero continuó velozmente hasta su alcoba. Nehuem la dejo tranquila ya que después de todo sería una larga noche y siguió caminando al jardín.

La atención de Tenacio rápidamente voló a él apartando la atención de su amada, pero a diferencia de antiguos momentos no estaba molestó o resentido ante su presencia, inclusive saludó con cortesía al tenerlo cerca. Nehuem reprimio cada una de las fibras de sus impulsos naturales dispuesto a controlarlos, tenía que abandonar aquellas actitudes las cuales sólo servían para manipularlo. Respondiendo a su saludo con igual respetó:

-Coraly me informó de todo el Plan que diagramaste para mostrar a Remenci y Aresma con todo lo que hicieron.

-Fue logró de todos...era necesario abrirle los ojos a Noah. Las palabras se agolpaban entre sus labios sin querer decirlas pero eran justas y correctas.

-Nehuem quiero agradecerte por haber ayudado a Coraly y haberla librado del compromiso. Él miró a la joven a su lado sonriendole.

-Sólo encargate de hacerla muy feliz y me bastará. La Diosa agradeció sus buenos actos contándole:

-Le he dicho a Tenacio del ofrecimiento que nos diste, pero prefiere ir con mis padres a la Isla...nadie lo buscará ahí y si Zeus intenta alguna represalia estará junto a ellos para protegerlos.

-¿Irás con él?- Coraly negó sujetandose fuertemente de la mano del joven.

-Yo me quedaré con ustedes, mientras estemos juntos le será más difícil al padre derrotarnos...es lo menos que puedo hacer luego de tanto.

-Vendré a visitarla en cada oportunidad que tenga...cuidala por favor Nehuem. Tenacio besó las manos de sus amada y acarició una última vez el bello rostro que le había robado el corazón.

-Volveré muy pronto, no tienes que temer por nada ahora, somos libres y uniremos nuestras vidas como lo deseamos.

-Confío en eso. Sus miradas se unieron una vez más transmitiendo los dulces pensamientos que guardaban antes de desaparecer.

 

Él poderoso Olimpo entró en su recámara viendo la delicada figura de Hera con el cabello a un lado cepillando los nudos desde la aureola de su cabeza hasta las puntas. Vio por el espejo la imponente figura de su esposo finalizando su tarea y volteando a verlo.

-Qué grata sorpresa verte aquí. Zeus se acercó a ella jugando con un mechón de su cabello.

-A caso ¿existe algún impedimento para dormir en mi Cuarto? O me negarás mi legítimo lugar como Rey. La bella mujer se apartó de su lado observandolo con gracia.

- El Rey fue el único aquí quien olvidó su lugar como mi esposo ¿O fui yo quién compartió el lecho con otros hombres?- El Dios se rió ante su sarcasmo respondiendole:

-Eres muy bonita cuando te pones celosa.

Ella se cruzó de brazos aún con la sonrisa entre sus labios.

-¿Celosa? Por favor, abandoné esos sentimientos por ti hace mucho tiempo, luego de tantas amantes, bastardos y demás faltas ¿Qué esperabas? Alegrarme con la miseria de una noche a mí lado. Sus palabras salían como lanzas directo a él.

-Aún sigues rencorosa, ya ha pasado mucho tiempo. Hera respiró profundo a vivando los recuerdos que guardaba, dirigiéndose a un lado de la cama.

-Tiempo...es lo que más tenemos Zeus, pero jamás habrá el suficiente para hacerme olvidar todos los daños que me causaste. Ella se acostó en la cama mostrándose tranquila y serena.

- Lo único que nos une hoy por hoy es sólo la justicia que anhelo llegué un día a ti y aunque eso sea lo último que mis ojos vean moriría agradecida. Júpiter se acercó a ella conteniendo el cúmulo de desagrado que sentía ante sus comentarios.

-Mi bella y querida Esposa debería cuidar lo que dices...aún pese a tu rabia, sigo siendo tú esposo al que tú misma elegiste, soberano de los Cielos y padre de los Dioses, no hay ser que se compare a mí y si quieres conservarte bajo mi cuidado será mejor que ates tu lengua al dirigirte a mí. Hera sólo se deleitó viéndolo con una sonrisa entre sus labios.

-Mi esposo era un muchacho único y sin igual, encantador, fuerte capaz de abrir la tierra y derrotar una legión entera de Moustruos por estar a mi lado, me besa y el mundo enteró se detenía...pero hace mucho tiempo el se fue y la sumisa diosa que lo añoraba también, tú y yo somos otras personas, puedes amenazarme o intentar lo que quieras contra mí...no me importa deje de temerte hace mucho tiempo.

Una voz sono en la puerta diciéndo con sobriedad.

-Padre, disculpe la interrupción, pero es necesaria su presencia en el salón principal. 

Zeus contempló una última vez la soberbia en el rostro de su esposa queriendo borrarselo por completó, pero había asuntos de mayor urgencia, tragó el coraje palpable entre sus labios y apuntó su dedos índice hacía ella sin perder ni un instante la calma.

-Esto aún no ha terminado Hera que te quede muy claro. Se levantó de su lado y salió furioso de la recámara encontrándose con el sereno rostro de Serit.

-¿Qué es lo quieres?-La muchacha bajo la vista ante su ofuscación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.