Titanes-La destrucción de un Imperio.

Capítulo 23- Influjo

Horiamy despertó desperezando su cuerpo por la cama, durante un breve instante se sintió relajada hasta recordar lo ocurrido, saltó de la cama con la simple enagua blanca y se asomó hacia fuera. El amanecer recién comenzaba con unos difusos tonos claros mezclados con las estrellas, descalza avanzó hacia el cuarto de Noah para no despertar a nadie llevándose una enorme sorpresa, el corazón comenzó a bombearle con fuerza mientras un inmenso frío le recorría el cuerpo al no verlo allí. Salió corriendo directo a la sala buscando su figura en cada rincón sin hallar resultado alguno, avanzó velozmente hasta la entrada dándole una rápida vista al jardín bajó el claro matutino notando únicamente al hijo de Zeus acurrucado sobre el Edén.

Se acercaron hasta él sacudiendole con cuidado los brazos.

-Nehuem, Nehuem despierta por favor. Él muchacho reaccionó de sus sueños viendo el verde de sus ojos con una extraña sensación jamás antes sentida, aún que poco duro al distinguir el manto de temor reflejado en ellos, se sentó para verla bien.

-¿Qué te pasa? ¿Ocurrió algo?-Horiamy se mantuvo de cuclillas en el suelo con una clara marca de preocupación.

- Noah no está en su habitación ¿Lo has visto pasar por aquí? ¿Sabes dónde pudo haber ido? -Recordó perfectamente su último adiós ayer por la noche entristeciendolo.

-Nehuem...¿Qué sabes? dímelo. Su mirada vago entre aquellos sentimientos de preocupación y fortaleza deseando mantener la compostura, comenzaba a comprender a la joven delante de él, toda aquella altaneria y sobriedad era un gran escudo ante el mundo en el cual le había tocado vivir, mientras ahora casi a sus pies distinguía la fragilidad de sus sentimientos Noah al igual que las dos altivas eran el mayor de sus tesoros, cualquier daño que intentarán contra ellos sería doloroso para ella.

-Horiamy...-Nehuem la tomó de las manos queriendo decirlo con calma y demostrarse esperanzado.

-Noah necesita estar un tiempo sólo...No es contra ti o las chicas, pero...-Ella se soltó de su agarré y se sentó en el suelo pidiéndole callar.

No podía creerlo su tan amado hermano las había dejado por culpa de la crueldad de Remenci, comprendía el dolor que debía estar sintiendo en su corazón pero aquello no disminuía la tristeza que generaba su ausencia, pocas cosas en estos años fueron duraderas y verdaderas, Noah era parte de ello, jamás las había perdido de vista, cuidandolas de todo mal más que ningún otro y ahora se alejaba sin siquiera despedirse.

Horiamy se abrazó a si misma queriendo socegar el nudo de angustia que se forma en el pecho.

El Dios bajo sentándose junto a ella, viendo su estado, no había ni una lágrima brotando de sus ojos pero el remolino de tristeza y dolor se manifestaban en cada movimiento que realizaba, lucia igual a una niña perdida intentando buscar nuevamente el caminó a casa. Realmente le causaba tristeza verla en aquel Estado de fragilidad, durante todo el último tiempo ella había sido fuerte y decidida con lo que quería, mientras que ahora lucia tan distintinta queriendo protegerla. Enredó los brazos alrededor de su pequeña figura resguardandola pegada a su corazón, se mantuvo en silencio impregnandose con el perfume a lilas y jazmín que desprendía cada parte de su ser.

-Nehuem...Dime que mi hermano volverá.

No quería decirle palabras de las cuales no estuviera seguro pero tampoco destruir la esperanza que guardaba, acarició levemente los brillantes rizos de su cabello diciéndole:

-Claro que lo hará, sólo necesita de un tiempo para él. 

El tiempo pasó velozmente entre los dos, Horiamy permaneció en silencio pegada a su cuerpo con la mente perdida en algún lugar del universo. 

Los pasos se oyeron en las escalinatas haciendo al muchacho voltear hacia esa dirección, notó los ojos asombrados de Cala con lo que veía. Apartó a la chica de él enseñándole quienes se aproximaban.

-Horiamy ¿Qué tienes?- Liria se sentó junto a ella notando la mirada pesada que tenía.

-¿Qué le pasa Nehuem?- El joven respiró profundo antes de darle la noticia.

-Lo que pasa.. Es qué...Le conté que Noah se marchó anoche. Cala abrió los ojos como platos, mientras su voz salía en un tono más alto a lo habitual.

-¡¿QUÉ?! ¿A dónde? ¿Él no podía irse ahora?- Nehuem mantuvo la paciencia al ver los ojos de Liria derrumbarse de la misma forma que Horiamy. 

-Él no me dijo a dónde iría Cala, sólo me dijo que necesitaba tiempo para él...No podía continuar aquí.

- No, no,no Noah me va a escuchar. La bella hija de Poseidón miró con duda su accionar.

-Cala ¿A dónde vas? No sabes que camino tomó. Ella volteó a verla completamente encolerada tornando su encantadora tez blanca en un tonó rojo intenso.

-Lo voy a encontrar, buscaré en sus lugares favoritos, en algún lugar tiene que estar, no se escapará de mí... le diré sus buenas verdades y lo traeré, ¡¿Cómo pudo irse sin decirnos nada?! Ya no existirá una buena Cala con él. 

Nehuem oyó sus palabras con un poco de gracia, esa chica realmente tenía alguna forma buena no podía dar fé de ello pero prefirió callar, no era un momento para discutir. Jamás había tenido un hermano con el  cual compartiera toda su vida pero comprendía el sentimiento que generaba la ausencia de Noah, la profecía los sacó de los brazos de sus padres, pero generó un vínculo más allá del comprendido por los Olímpicos, eran amigos, hermanos y el muchacho al ser el mayor había cumplido un rol fundamental en su vida, protegiendolas  más allá de su deber casi  como un padre, Nehuem lo vio el  día que Horiamy regresó a La Gruta en ese largo abrazo fundido de cariño y confianza. 

El muchacho vio partir a Cala envuelta en furia, miro a las dos diosas y se arrodilló frente a ambas sintiendo compasión de su tristeza, levantó sus rostros en dirección a él.

-No se pongan así, estoy seguro que regresará pronto...después de todo él no puede vivir sin estar cerca de ustedes. Tuvo una idea mostrándose entusiasmado.




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