Los días pasaron lentamente no hubo alegrías ni tristeza, el tiempo simplemente transcurrió con velocidad, Zeus bajo su guardia y declaró el luto sobre todos los reinos, el cielo se cubrió de nubes sin dejar brillar el sol, los vientos no soplaron sobre el mar impidiendo el viaje de las naves, los muertos no avanzaron hacia el Hades hasta que el tiempo de luto no terminará.
Los miembros de La Gruta observando las festividades con indignación, conocían bien al culpable, quién hoy se lamentaba la muerte de su "preciado" hermano.
La hija del Dios caído se mantuvo acostada en la cama todo el tiempo, sus heridas y hematomas sanaron con velocidad luego de algunas curaciones con aguas de la fuente, había pasado días llorando tiniendo el azul de sus ojos con un aura roja constante. Cala y Horiamy la vigilaron de cerca llevandole frutas, jugó de granada y agua pero la joven se negaba a probar un bocado, consumiendo únicamente los líquidos que sus hermanas le suplicaban ingerir, lentamente comenzó a perder el hermoso tono rosa que cubría sus mejillas mientras la piel comenzaba a pegarse al cuerpo lo único que se mantenía igual era el punzante dolor en el pecho.
Nehuem observó la conversación preocupada de ambas muchachas respecto a la salud de Liria, no importaba lo que dijeran ella estaba nula a hablar dejándose consumir por la tristeza, hacer eso sólo la llevaría a los lumbrales de la muerte. Vio dejar a Horiamy la bandeja con fruta y agua en la mesa con pena antes de continuar su charla con Cala.
Se robó una pera de la charola y camino rumbo al cuarto.
Observar el jardín era ver el reflejo perfecto de Liria, el esplendor de las plantas se había esfumado, los capullos no florecian y las hojas comenzaban a deteriorarse, el dulce aroma a camelias, amapolas, orquídeas y jazmín se apagaban. Remarcando la preocupación tortuosa que sentian.Cala curvo las cejas disgustada del escenario que estaban viviendo.
-¿Qué fue lo que hicimos para tener que estar viviendo este desastre?
-Esto no es nuestra culpa, nosotras no hechizamos a Poseidón ni tampoco usamos a nuestras compañeras de vida como arma, evitamos la confrontación pero Zeus nos provoca.
-¿Esto no va a parar verdad?-La diosa clavo su mirada en ella preguntándole a lo que Horiamy sólo le dio un gestó dándose a entender.
-Esto será una tortura. Ella se cruzó de brazos resoplando de furia cuando su hermana le recordó.
-Sólo una cosa podrá salvarnos. Cala puso los ojos en blanco prescintiendo lo que diría.
-La espada ¿verdad?- Horiamy acento respondiendole:
-Con Liberty y la espada de Zeus ninguno podrá volver a molestarnos, seremos Libres.
-Nadie conoce que ha sido de esa espada, ni el mismo Zeus pudo hallar la de vuelta, ¿Cómo podremos encontrarla nosotros?
La joven abrió los ojos con una mirada confiada y segura.
-Alguien tiene que saber algo, los objetos no pueden desaparecer como si nada.
-Voy a preguntarle a mi padre...tal vez sepa algo, pero no prometo nada. Ambas miraron hacia el horizonte cubierto en aquellos tonos grises deprimentes, Horiamy observó de re ojo a su hermana notando el peso que cargaba, realmente estaba exhausta y fastidiada volviendo inclusive el color de su iris mucho más oscura a lo que era.
-¿Estás preocupada?
-No, planeó bailar toda la noche en honor a la Luna. Sus palabras sonaron con un tono sarcástico y ocurrente, siendole imposible a Horiamy no reírse.
-Puedes ser graciosa cuando te lo permites.
-¡uff! Claro que estoy preocupada, Noah se ha ido, Liria secuestrada por su propio padre y un altivo asesinado por ti...estamos peor que en el Tártaro, sólo nos falta Cerbero.
Nehuem dio dos pequeños golpecitos contra la puerta antes de pasar, se asomó viendo sus ojos azules sobre él.
-Adelante. Él cerró despacio la puerta y se deslizó por la recámara hasta llegar juntó a ella, colocando el pequeño sillón al lado de su cama, le sonrió con cordialidad y alejó el pequeño mechón de pelo que cruzaba su cara.
-Ahora si te vez genial. Liria apenas podía mostrarse agradable, no le interesaba verse bien o alguna cosa, sólo deseaba ser tragada por la cama donde reposaba y abandonar el mundo tan cruel en el que vivía.
-¿A qué viniste Nehuem?-Su voz apenas salía de los labios, si no estuviera tan cerca estaba seguro de no haberla podido oír.
-Me contaron dos bellos pajaritos...o mejor dicho dos grandes cacatuas que la inigualable cantora de este hogar a estado negándose a comer. Liria se tapó con las mantas cubriendose casi hasta la boca.
-¿Qué propósito tiene comer?- Nehuem se rasco la barbilla mostrándose pensativo.
-Vivir ¿tal vez?
-Si deseas hacerlo, te felicitó. Ella intentó cubrirse entera y voltearse pero el muchacho la detuvo. Colocó su mano derecha sobre su brazo.
-Liria, se que duele, lo comprendo bien, arde, quema y lástima igual a mil alfileres en tu pecho, te sientes con un libre albedrío gigantesco...da un poco de miedo pero créeme, no es eterno. La muchacha se apartó la manta del pecho viéndolo a los ojos.
-¿Y cuándo pasa? Por que siento que está en mi piel, en mi alma. Nehuem se aproximó aún más sujetandole la mano con cariño.
-Todos tenemos tiempos diferentes, amar y perder a una persona lástima muy profundo, una parte importante se nos arranca a carne viva, parece incurable pero hay sanación...tienes personas que te aman y estarán contigo para formas juntas millones recuerdos alegres.
-Pero no taparan a mí padre. Nehuem acarició su mejilla sonriendole.
-No, pero el Recuerdo de él te dará impulso para seguir, te amaba con todas sus fuerzas y dio hasta su último aliento en protegerte...entregó su vida gustoso a cambió de la tuya y te dejo un propósito, una meta por cumplir muy importante, para que su alma descanse en paz ¿Crees que eres capaz de hacerlo así? Dejándote ir, cuando el dio todo para que estuvieras aquí. Los ojos de Liria se cristalizaron acongojados de sus palabras, Nehuem froto sus manos en forma cálida diciéndole: