Titanes-La destrucción de un Imperio.

Capítulo 35- Baley

Astaroth depósito el cuerpo inmóvil de la joven en la arena, alejándose sin decir una palabras.

El viento sopló duró sobre la piel sintiendo prácticamente ser cortada, abrió los ojos con una comeson aguda refregandose una y otra vez hasta lograr hallar un poco de alivió, viéndose en aquellas infinitas dunas uniéndose con el color amarillento que cubría el cielo. Busco a ambos lados alguna señal de donde estaba pero nada contenía ni una pizca de familiaridad, se apartó el cabello de la cara e intento oír la voz de Cronos en su interior. Por primera vez se frustró de encontrarse vacía y despejada, sino hubiera sido en ese preciso momento el que se le ocurrió desaparecer estaría realmente feliz disfrutando cada pensamiento sin restricciones. Deslizó la mirada al collar de su madre apretandolo con fuerza, no entendía a donde había llegado pero estaba segura no volvería a pedir la intervención de Atenea, era fuerte y lograría salir de ahí sola. Guardo el colgante debajo del vestido negándose al impulso de llamarla.

Comenzó a caminar por las arenas sintiendo un escalofrío recorrerle la piel a causa del viento, se cruzó de brazos y bajo la cabeza intentando reducir los granos que se colaban en su visión. 

Las piernas comenzaban a desgastarse adoloridas, pero por más que avanzará nada parecía modificarse, el cielo se mantenía de aquel color difuso, buscaba por el caminó estelar el carro de Helios sin encontrar una sola huella, aquel no era un lugar común levantando cada vez más sus sospechas de que Zeus había puesto en marcha algunos de sus planes. La advertencia dura que Cronos le había dicho aún repercutia en ella, tal vez estó era parte.

 

 

Nehuem quedó paralizado junto a los demás uno de los seres más temibles del inframundo se la había llevado sin rumbo fijo, Hades no conocía el paradero y aunque estuviera mintiendo no iría contra su propio hermano. Estaba enojado con ganas de romper cada cosa alrededor pero de nada serviría, la frustración que sentía no ayudaría a la muchacha a regresar a casá.

-Cala si es servidor de tú padre, debe haberla arrastrado al inframundo hay que ir a buscarla.

- No está allí Nehuem, hubiera sentido su energía flotando en el aire, a diferencia de lo que habita en ese lugar el aroma de Horiamy cobraría notoriedad.

Noah apretó los puños con rabia marcando el disgusto en el rostro, preguntándole:

-Entonces ¿Qué hacemos? Sentarnos aquí y esperar, si Astaroth se la llevó debió depositar en algún lugar piensa bien Cala.

- No lo sé, Mi padre sólo me dijo que envío a su lacayo con Zeus, para un pedido especial, nunca supo a dónde. Liria escuchó con atención las palabras recordando algunas cosas que había oído.

-Dijiste que tú padre no conocía el lugar y Zeus llamó a un emisario especial. 

-Sí ¿Por qué se te ocurrió algo?- La muchacha se levantó del lugar caminando por la habitación trayendo a la mente las palabras de su protectora.

-Dafne cuando era pequeña y me portaba mal hacia referencia a un lugar para asustarme, Zeus enviaba allí a los que se portacen mal a pensar sus ofensas en soledad, parecía inocente pero ella aseguraba que una estadia allí sería un verdadero calvario. Tenacio apareció en la puerta con Coraly oyendo su comentario.

- Es verdad, el Padre no se caracteriza por matar sino por hacer sufrir un largo letargo a quienes lo molestan, esa tierra es prueba de ello. Cala miro con seriedad al muchacho.

-Entonces ¿Ese lugar es de verdad?-Entró al dormitorio asintiendo a su pregunta.

-Lamentablemente sí, mi padre me contó historias, muchos terminaron allí como trofeos del Señor, Horiamy tranquilamente podría ser parte de la colección.

-Dinos si sabes como llegar, iremos a buscarla. 

-Lo siento Nehuem, pero sólo existen dos formas para salir de allí por lo que supe, Zeus te libera o debes lograr llegar a las puertas de salida desde adentró.

-Horiamy es inteligente logrará salir de ahí estoy segura. Se alentó Liria sin querer perder la esperanza.

Tenacio tomó con fuerza la mano de Coraly intentando acallar los pensamientos que aún viajaban por su mente, si realmente volviera, debería enfrentar el verdadero caos que Zeus plantó en Inopia.

 

 

Las dunas era resbaladizas cualquier pasó en falso lograrían llevarla a un pozo de aire, había tropezado varias veces esquivandolo algunos de ellos, pero la último logró molestarla lo suficiente cayó de rodillas dándose la cara de llenó contra el suelo, protestó limpiandose el rostro y viendo como su vestido había quedado cubierto de una fina capa de granos, no importaba cuanto la sacudiera ellos siempre regresaban con la ligera correntada. Volvió a ponerse de pié y continuó avanzando determinada a encontrar una solución. 

Un gran declive se presentó, rodear no era posible decidiendose a bajar, tomó la punta del vestido permitiéndole mayor soltura a las piernas, se deslizó por la arena igual que por un tobogán. Todo hubiera salido de maravilla sino fuera por una piedra en su caminó, haciéndole perder el equilibrio, cayendo de mala forma hasta bajo. Sintió dolor en cada rincón del cuerpo alentando el mal genio.

-Maldito Zeus. 

-Esa no es la forma de bajar una duna ¿Estás demente acaso?- Horiamy volteó hacia un lado viendo salir de las sombras que producía aquel gran declive a un hombre, era alto y con una contextura bastante equilibrada, vestía una toga desgastada y un enorme cinturón de aspecto oficial, se veía muy desaliñado, el cabello castaño le cubría hasta las orejas, mientras una delgada barba crecía tapandole la mayor parte del rostro, se notaba bastante molestó por su acto poniendola rápidamente en alerta.

Se puso de pié, lista para defenderse si se le acercaba.

-Alejese. Gruño molesta.

-Destruiste mi lugar niña y ahora me intimidas, eres graciosa ¿O acaso no vez por dónde vas? 

-Sí destrui algo lo lamentó pero tenía que continuar mi caminó de alguna forma. Él escuchó sorprendido.




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