Titanes-La destrucción de un Imperio.

Capítulo 39- Caras

Liria se mantuvo recostada sobre su cama  viendo el amanecer nacer por el horizonte, Cala había salido igual que los demás dejándola a solas. 

En los lumbrales de la habitación una bola de luz se posó frente a ella, escupiendo del interior el cuerpo de la Muchacha.

-Horiamy. Liria se arrodilló a sus pies comprobado el estado que tenía.

-¡Volviste! ¡Sabía que lo harías hermana!- La joven recorrió con la mirada la habitación viendo cada extremo con desconcierto, la voz de Liria se perdía bajo el poder de sus recuerdos, sólo podía ver los ojos castaños de Baley viéndola alejarse con una sonrisa entre los labios.

- ¿Estás bien? Habla conmigo Hermana. Ella continúaba teniendo la mirada perdida en tiempo y espacio preocupandola.

-Quédate aquí, iré por Cala, vuelvo en un instante. La menuda figura se movió por el cuarto alejándose pero ni siquiera sentía preocupación hacia dónde iba. Su mente viajaba en una densa neblina queriendo haber vivido sólo un sueño pero la prueba bailaba entre sus dedos, el pequeño retaso de túnica arrancado de las vestiduras que llevaba. 

-Padre...-Horiamy buscó por cada rincón del cuarto una señal de él, pero Baley la había soltado entregandose finalmente a Hades. 

Sus ojos se fracturaron de dolor, mientras el corazón se le rompía, abriendo un agujero negro que la consumía por completo. Tiró los perfumeros contra el piso, los edén, los muebles,  rasgo las cortinas, rompió los adornos, tiro de las sábanas pero nada podía aliviar el dolor sofocante que latía en su pecho, gritó y patio aunque nada le bastará.

Los cuatro entraron rápidamente viendo el caos consumado, dejándolos estupefactos nunca una gota había rodado por ese rostro demostrandose fuerte e increbrantable,  pero ahora sus ojos contemplaban a una mujer opuesta, arrodilla con el alma colgante en un hilo, llorando sin consuelo.

-Horiamy. Nehuem saltó junto a ella, envolviendo sus manos entorno a su cintura, pero ni así el grito sofocado y adolorido disminuía, el mal que sentía superaba cualquier palabra o gestó de amor que intentarán brindarle.

 

 

Serit vio como el tejido finalmente cambiaba, tomando un tramo muy diferente. Fue rápidamente hacia el salón principal viendo a Zeus en el trono esperando alguna noticia buena, pero el rostro pálido de la muchacha sólo logró alarmarlo.

-¿Qué ocurrió ahora Serit? 

-Ella volvió y modificó el tejido. Un nudo se formó en su estómago, esa maldita cruzada había nacido con mucha suerte,  era una plaga difícil de destruir, pese a sus esfuerzos, había sido lo bastante ingeniosa para escurrirse de Inopia. Apretó los puños con rabia intentando desquitarse la cólera que lo invadía.

-Sal de aquí Serit.

-Pero padre...-Protestó.

-FUERA DE AQUÍ, DÉJAME SÓLO AHORA. Ante el fervor de sus palabras Serit no tardó en alejarse, esperando que el enfado pasará pronto. 

 

 

Nehuem la subió a su cama viéndola hacerse un pequeño caracol, mientras Cala y Liria se sentaban juntó a ella, intentando reconfortarla de alguna forma.

-Horiamy dinos que te sucede por favor, nos estás preocupando. Liria acarició su rostro diciéndole:

- Te ayudaremos en lo que sea, confía en nosotros. La joven continuó con vista perdída, alejada de ellos, llorando sus sueños rotos.

-Váyanse. Su voz estaba quebrada pero pedía claramente.

-Horiamy...

-¡Déjenme Solá se los suplicó!- Ella se agarró con fuerza de las piernas escondiendo el rostro hacia adentró.

-Vámonos, désmole espacio. Noah estiró de Cala, Liria se arrodilló a sus pies diciéndole dulcemente:

-Estaremos afuera, lo que necesites...sólo  debes llamarnos. 

La joven salió de allí, dirigiéndose a la sala juntó a los demás, por fin la intriga por su paradero había desaparecido, pero ahora se instalaba uno nuevo ¿qué habría ocurrido en Inopia? para alterar su temple de aquella forma.

Ninguno sabía que decir sólo Horiamy contaba con la respuesta.

Las lágrimas se secaron duras y rasposas contra sus mejillas, ese dolor en el pecho era el más insoportable que hubiera sentido, quemaba y no hallaba una sola gota de consuelo. Podía ver el rostro de Baley sonriendo lleno de felicidad al encontrarla, el tonó dulce y amigable de su voz llamándola "Mi pequeña", guardaría por siempre ese instante  en su memoria; junto a la historia que tanto había deseado conocer. La imagen de Hades invadió dura y escalofriante, llevándose su vida orgulloso, el sólo recuerdo hizo correr por sus venas una furia venenosa.

-Hazlo, puedes hacerlo, Zeus inició el juego, él pidió la vida de tú padre, el turno es tuyo ahora, sacia esa sed que corré por tus venas. La voz de Cronos fue justa y embriagante, dándole ese pequeño impulso que necesitaba para llevarla hacia dónde quería.

Horiamy saltó de la cama hecha una remolino de sentimientos, se limpió la cara y salió por la puerta dándole un azote levantando la atención de todos.

-Horiamy ¿Qué haces?- Le preguntó Cala viendo su rostro transformado. La joven sacó del escondite a Liberty y avanzó por el corredor sin perder un sólo instante con ella.

-ESPERA ¿A DÓNDE VAS? NEHUEM, NOAH. A pasó firme continuó pasando por el salón principal sin mirar a nadie, sólo quería a una persona y no se detendría hasta alcanzar.

-LOS DOS, NO DEJEN QUE SE VAYA. Ambos dioses intentaron detenerla e impedirle avanzar pero ella los hizo chocar uno con otro haciéndolos perder estabilidad, enredó la mano libre sobre el cuerpo de Noah echandolo a un costado, mientras derriba a Nehuem de un punta pie, estrellandolo contra el piso.

-HORIAMY ¿QUÉ HACES?

-Lo mataré. Cala no pudo terminar de digerir esas palabras, viéndo con pavor a los dos Altivos.

-¿Matará? ¿A quién? 

 

 

El día brillaba esplendoroso, haciendo lucir radiante cada rincón del Olimpo, los flores doradas crecían majestuosas imperceptible a lo que vendría, los guardianes celestiales ni siquiera pudieron alertarse frente al ciclón que se coló ligero por los pasillos atravesando la garganta de cada uno, inundando los pasillos hechos en mármol con el espeso liquido Escarlata, produciendo un edor nauseabundo.




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