Titanes-La destrucción de un Imperio.

Capítulo 43- Natividad

Cala camino apresuradamente entre los árboles deseando perderlo pero el fastidioso sonido de su voz, pero la seguía firme, suplicandole detenerse un momento.

-¡¿Por qué?! ¡No quiero estar cerca tuyo y me continúas siguiendo! ¡¿Qué es lo que no entiendes?! 

-No quiero estar mal contigo, eres una de las personas más importante que tengo en mi vida, jamás haría algo que te hiciera sentir mal, no fue a propósito, me conoces, nunca hubiera violado la intimidad o de alguna de las tres.

Cala fruncio los labios aún enojada con el desagradable momento vivido pero veía la honestidad en las palabras de Noah, no era un hombre de esa calaña.

-Está bien, te creó, yo debí decirles a donde veníamos, nada de esto hubiera pasado en primer lugar, ¡Pero tú debiste dejar de mirar rápido! - Noah sintió un escalofrío recorrerle la piel al recordar la imagen perfecta en su mente.

-Hay cosas que para un hombre son difíciles dejar de ver. Cala se ruborizo imponiendo los brazos entre ambos.

-¡Ya! No me interesan saber esos detalles masculinos, dejemos el asunto hasta aquí y listo. 

-Claro. La voz de Nehuem y Liria repercutió dentro de su cabeza dándole jaqueca, hace mucho tiempo no oía una oración y resultaba muy agobiante. Cala se acercó a él preocupada ante su cara de malestar, tocandose la frente.

- Noah ¿Te sientes bien? -Ella revisó con cuidado su rostro comprobando el buen estado. Apesar del dolor punzante que perforaba su interior,  él vio aquellos ojos grises redondos y brillantes como la luna bailar de un lado a otro atendiendo con preocupación a su malestar.

-Estoy bien, no te preocupes, son Nehuem y Liria, me están buscando.

-Tal vez les paso algo, vamos con ellos. La doncella tomó la punta caminando apresuradamente entre los árboles directo a la cascada. 

 

 

Al llegar se sorprendieron encontrando a los tres sentados sobre las hojas exparcidas con una clara imagen de muerte, Liria y Nehuem sujetaban las manos de Horiamy quien masgullaba una y otra vez sus labios, era sin duda una mala señal, en su corta ausencia algo había pasado.

-¿Qué sucede? 

-Tuvo una visión, está así desde entonces sólo quería verte a ti Noah. Él avanzó poniéndose de cuclillas delante de ella.

-Aquí estoy Horiamy, Dime ¿Qué sucedió?-Sus ojos estaban apenados y cubiertos por una sombra de miedo poco común, soltando torpemente.

-Lo siento, lo siento tanto Noah, perdóname. Al verla tan mal, su hermano intentó consolarla.

-Tranquila, no te pongas así, no tienes nada porque pedirme perdón, dime ¿qué pasa? Horiamy nos estás preocupando. Ella agachó la cabeza dejando que la opresión saliera del pecho.

-Eres padre ahora. Las palabras parecían repercutir por los rincones del bosque dejándolos en shock. Noah tragó saliva creyendo que se trataba de una broma, viendo a Horiamy con gracia.

-¿Qué dices? Eso es ridículo. La muchacha alzó la vista viéndolo a los ojos con seriedad.

-Esto no es un juego, eres padre ahora. Su memoria invadió junto al recuerdo vibrante, la tibieza de sus labios recorriendo cada rincón dejándose llevar al máximo clímax. Noah cayó desmayado de espaldas impactando ferozmente contra el suelo.

-¡NOAH!-Gritaron los cuatro al unísono.

La brisa más cálida era fría como un viento crudo de montaña, las manos calientes de Nehuem rodaban por su cara intentando devolverlo a la realidad. Los bellos rostros de las tres mujeres endulzaban el paisaje haciendo pensar que todo había sido un mal sueño.

-Horiamy, tuve un sueño contigo decías que yo era padre. Ella lo sujetó de la cara.

-Noah... es verdad, eres padre, te lo voy a demostrar. Ella vio a sus hermanas diciéndoles:

-Liria esconde la ropa, vendremos más tarde a buscarla, sólo llevate algunos lienzos tenemos algo más importante que hacer, Cala llevanos al lado este de Infratierra sobre la orilla del estigia.

-¿Es real?-Horiamy acento y les pidió acercarse dejando que la heredera de Hades les abriera pasó a la tierra de los muertos.

 

 

Noah aún se mantenía desconectado ni siquiera comprendía aquella visita repentina al Tártaro.

-¿Qué estamos haciendo aquí?- Los cuatro se vieron con complicidad culpandose de sus propios actos. Su hermana señaló las viejas ruinas de un templo.

-Remenci está aquí, por el dolor que te causó creímos que le correspondería un castigó, pero si hubiéramos sabido su condición jamás le habríamos hecho eso.

-¿Qué le hicieron?-Las tres inclinaron angustiadas el mentón hacia abajo relatandole con detalle la condena que cargaba sobre los hombros de Remenci ahora. Noah quería estallar de ira contra ellas, pero Nehuem las defendió recordándole muy bien cuales habían sido los motivos para tal terrible consecuencia.

-Noah eso no importa ahora, si quieres gritarnos, matarnos, mordernos hazlo después, tienes que entrar ahí ahora, nadie más que tú puede hacerlo.

-Ustedes y yo hablaremos más tarde de esto.

Apesar de la seguridad que su hermana expresaba no podía dejar de pensar en que todo era un error, un juego sin sentido de Cronos para hacerlo sufrir, pero con cada nuevo pasó que daba su corazón se sentía más apretado, el aire mezclado con el olor a azufre era horroroso produciendole arcadas, no entendía como Cala se había acostumbrado a todo aquello tan fácilmente. Entró metiéndose con cuidado entre los restos sólidos que quedaban de aquel templo, su techo estaba desmoronado sosteniendose apenas de tres pilares que aún se mantenían firmes, mientras las sombras oscuras reinaban a cada extremo siguiendo cada uno de sus movimientos, avanzó por el camino tenue de Luces queriendo decir ese nombre que su mente se negaba a pronunciar. 

Un silvido infinito y punzante a los oídos cobró notoriedad, era más  insoportable con cada nuevo pasó que daba,  buscaba y buscaba pero no encontraba el origen. Su corazón dio un vuelco al escuchar el incomparable sonido de un estrepitoso llanto, un frío de muerte le recorrió la piel sintiendo encogerse a cada instante, no podía moverse estaba duro como una escultura de mármol fría y sin vida cuando su voz lo devolvió a la vida.




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