Titanes-La destrucción de un Imperio.

Capítulo 45- Pistas

Habían pasado algunos días desde la triste separación, Noah se mantuvo apartado de todos envuelto en la melancolía que pesaba sobre su alma. 

El único consuelo lo trajo saber la aceptación de Persefoné hacia el pequeño Max, quién le prometió a su hija protegerlo ella misma de cualquier amenaza. Pero ninguno podía abandonar de sus pensamientos a ambos bebés, su lugar era junto a Noah pero las adversidades lo habían llevado a naufragar lejos de sus cuidados protectores. 

La culpa era imposible de socegar abanicaba dentro del pecho como un huracán constante, las tres habían dado pié a los acontecimientos, deseando poder regresar el tiempo y cambiarlo, ninguna se atrevía a mirar a su viejo amigo sin pensarse culpables.

El heredero de Dionisio no tolero el encierro de La Gruta desapareciendo a algún lugar desconocido. Liria no soportó su mirada de despreció y enojó contra ellas largandose a llorar, salió huyendo espantada del jardín sin querer ser observada por las demás, Cala corrió detrás de ella dejándo sólo a Nehuem y Horiamy en el jardín. La muchacha se arrodilló en el piso escondiendo el rostro entre las piernas sucumbiendo al sentimiento tortuoso que cargaba, rompiendole el corazón al chico a su lado.

Nehuem se inclinó delante de ella levantándole la cabeza, contemplando con dolor como sus ojos de esmeralda volvían a caer en un profundo abismo, deseaba consolar la hacer que todo pase y ver nuevamente el brillo del universo colarse en su mirada.

- No te culpes por favor, esto no es tú culpa.

-¡Claro que lo es! ¡Yo no debí, aún que me hubiera colmado la paciencia no debí haber tocar a Remenci!...al menos así ellos estarían a su lado con su calor, con su aroma materno y no tendría el desprecio de Noah.

-Él no te odía, jamás lo haría, eres muy importante en su vida...Sólo está dolido han sido muchas cosas, Noah necesita nuestra comprensión pero no por eso nos castigaremos. Nehuem rodó la mano por su frente hasta colocar su dedo índice sobre su pecho.

-Piensa que ayudaste a ambos para que estén en un lugar seguro y bien cuidados, Noah sabe eso... ahora más que nunca debemos mantenlos firmes aquí adentró, ellos tienen que ser nuestro impulso para seguir, para que su vida no sea como la nuestra. Horiamy se abrazó a él encontrando un poco de consuelo en sus palabras, dejando su rostro sumergido sobre su hombro. 

Nehuem cubrió el vacío entre los dos envolviendola como el mayor de los tesoros encomendados a su cuidado, sostuvo su cabeza dejandola a livianar aquella pena.

 

 

Los recuerdos aún viajaban a través de su mente, habían trascurrido algunas lunas desde los eventos pero ellos continúaba agolpandose uno tras otro, esa espada y su poder eran una gran señal de peligro, un sólo corte fue suficiente para derrotar a una legión de sus guardianes como acabar con la vida de su hija, Horiamy había combatido con una fuerza como ninguna otra antes vista, el reflejó que emitían sus ojos demostrando en el interior a alguien más, tan lejano y olvidado que parecía ser una pesadilla ¿Cómo podía ser posible? ¿Cómo pudiera existir esa conexión? Ambos era lejanos pero aún así, los dos brillaban con igual fuerza en ese cuerpo físico.

Apretó los puños echando la rabia lejano a él cuando la hermosa voz lo devolvió al presente.

-¿Cómo te encuentras hoy padre?-Ella se acercó sosteniendo la pequeña cuenca de porcelana con agua; subió las escalinatas revisandole el rostro distinguiendo la línea cicatrizando todavía allí.

-Que extraño, ya debía haber desaparecido. Serit escurrio un lienzo dentro del cuenco, pasandoselo por la mejilla.

-No lo hará, fue hecha por una mata dioses, tengo suerte de estar vivo, si hubiera sido más profundo tendría una hemorragia imparable hasta la muerte. 

-Jamás imaginé que pudieran contar con tal regaló ¿Cómo pudieron conseguirla?- Zeus volteó hacia ella mirándola con seriedad.

- No lo sé, una mata dioses de esa clase, sólo puede ser creada por alguien tan poderoso como yo.

-¿Quieres decir que alguien los esta ayudando? Quién podría ser tan estúpido, para colocarse una soga así al cuello, saben lo que son. El altivo se rasco la barbilla meditando cuidadosamente antes de decirle.

- No creó que su ayudante sea uno de los nuestros y eso nos da ventaja. La joven pudo leer claramente el plan trazarse entre el castaño de sus ojos, sintiéndose nuevamente en paz, Zeus había permanecido muchos días recluido en un insoportable silencio, pero hoy por fin estaba de vuelta con más fuerza que antes.

-Tienes un plan ¿no es así?

-Tenemos que conseguir esa espada, si lo que pienso es cierto, esas plagas estarán perdidas, por fín comprendo de dónde proviene aquella actitud altanera capaz de hacerlos provocarme...pero no será suficiente contra mí, hace falta mucho más que un juguete para intentar tomar mi puesto.

-Cuenta conmigo para lo que necesite padre.

 

 

Noah se tiró sobre la arena frente al mar, oyendo el arruyo de las olas, mientras el viento helado golpeaba contra su piel, no había lágrimas suficientes para llorar el dolor que quemaba bajo su piel, cerraba los ojos y la imagen de ambos regresaba a él, era un recuerdo tan placentero como martil, rompiendo sus pedazos rotos en nuevos más pequeños. El sol se oscurecio haciéndolo regresar a la realidad, alzó la vista observando su figura perfecta como todo un señor directo a él.

-Hijo mío, que placer verte aquí. Dionisio se sentó a su lado notando el semblante desgastado y triste que tenía.

- ¿Te sientes bien? Estás...extrañó. Él se mantuvo en silencio indagando sus propios pensamientos hasta preguntarle:

-Dime una cosa, cuando nací ¿Cómo pudiste ser capaz de dejarme ir? De entregarme a brazos que no conocías y aún hombre que detestaba mi existencia.

El Dios guardo un instante de silencio volviendo a ondear en las profundidades de su viejo dolor.

-Ser padre, cambia toda tu perspectiva, lo que un día creías seguro y correcto puede dejar de ser lo en un instante, se reacomodan las ideas y eres capaz de cosas que nunca imaginaste. Él acarició su cara.




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