Capítulo 46- Universo

Bajo las sombras de la tarde ambos permanecieron sentados juntos, Horiamy había perdido la noción del tiempo dejando fluir la amarga emoción entre sus brazos, Nehuem era cálido como un refugio ante la lluvia más cruel. Su corazón latía de forma diferente igual que el movimiento de su energía tornandose más clara y serena. 

Se secó las lágrimas separándose de él, algo avergonzada, era igual a una niña empapada deshaciendose en lágrimas mientras su nariz escurria.

-Lo lamentó, no se que me pasó. 

-Tristeza, todos podemos sentirla cada tanto, no te averguenzes por hacerlo. Horiamy se limpió la cara, notando su sonrisa confidente entornandose hacia ella.

- No me gusta llorar, pero en estos tiempos parece inevitable. Nehuem rodó la mirada por sus ojos cargados de pesar, dándole una idea, impregnandose de aquel brilló suspicaz.

-Tengo una idea. De un saltó se puso de pié, colocándose enfrente con las manos extendidas.

-Ven conmigo. Horiamy observó con extrañes la actitud tan enérgica de Nehuem, pero no podía negar que el tiempo había transformado muchas perspectivas del joven, la prepotencia y desconfianza habían casi desaparecido de su temple, ahora era caballeroso y protector de cada uno, no había porque desconfiar, se aferró a él sintiendo la calidez emanando de sus palmas, era extraño pero sumamente agradable, ella siempre había sido fría, pero bajó su toque todo cambiaba.

-¿A dónde me llevas?- Nehuem la llevo hacia el centro del jardín, posicionando la cerca de la fuente.

-Bueno, hace un tiempo, una persona me dijo que cuando las emociones nos sobrepasan no hay como un buen combate para descargar todos los pesares. Ella agachó la cabeza con resignación viéndolo ir por las armas.

-Realmente no se si seré una buena guerrera hoy.

-Vamos, me lo debes..además quiero una oportunidad para redimir mi masculinidad. Horiamy tomó la espada y se alejó un poco de él, probando el peso y su corte al aire, oyendo el azote fino como una oda musical, movió los hombros en círculos, hasta invitarlo a acercarse.

-Inicia ahora. Nehuem preparó el ataque avanzando directo hacia ella, Horiamy chocó su espada contra él empujandolo hacia atrás, haciéndolo retroceder sobre sus propios pasos. Ni lento, ni perezoso el altivo esquivó su ataque, protegiendose y lanzando un movimiento certero hacia sus piernas, la joven se hizo hacia atras sintiendolo el filo sobre la tela del vestido.

Los ojos Verdes de la muchacha se centraron en aquel único punto vivo delante de ella, alejando los problemas por un instante del panorama, avanzó con fuerza y determinación hacia Nehuem pero él no se lo dejo tan fácil esta vez, ahora conocía sus movimientos, su defensa y posibles ataques evadiendolos constantemente.

Apretó los dientes con fuerza mientras él parecía disfrutar viéndola molesta.

- borraré esa sonrisa de tu cara. El enojó se coló por su voz causándole gracia respondiendole chispeante.

-Ven, aquí te espero entonces. Nehuem abrió los abrazos con una enorme petulancia logrando ofuscarla aún más. Bajo aquel influjo Horiamy tomó la delantera yendo contra él sin medir otra opción. Ligeramente su figura se escurrio a un lado al tenerla cerca, golpeandole la muñeca haciéndole perder el arma de entre sus dedos, mientras el cuerpo del muchacho se envolvía al suyo arrastrandola contra el piso, cayendo envueltos uno al otro. 

Horiamy quedó boca arriba apricionada contra su cuerpo, aquella práctica había logrado molestarla bastante, Nehuem prestó mucha atención a cada movimiento calculandolos precisamente para lograr vencerla.

-Bueno...tú masculinidad debe estar repuesta ahora ¿Verdad?- Desde aquel ángulo sus ojos parecian agrandarse, resaltando el hermoso verde esmeralda salpicado con la luz del día como un hermoso espejismo, las ondas castallas se curvaron entorno a sus brazos haciendo volar el perfume a Jazmín y flores salvajes hasta él, era preciosa haciendo que su corazón bombeara con más velocidad. 

- Quién más importa eres tú. Nehuem sucumbió ante el anhelo que guardaba en lo más profundo del alma, unió sus labios contra los suyos.

El mundo se desvaneció a sus pies, los nudos opresores del pasado se soltaban dejándolo volar en paz y libertad, la oscuridad desaparecía dejando el sol brillar sobre sus hombros, lo bueno y malo encontraban por fín un balance perfecto, así se sentía, ese era el centro de su universo.

Horiamy lo empujó a un lado con el rostro pálido, se apresuró a ponerse de pié saliendo espantada del jardín sin decir una sola palabra.

-¡Espera!¡No te vayas por favor!¡Déjame explicarte!-Sin importar sus ruegos la muchacha no se detuvo alejándose tanto como podía.

Tras ponerse el sol Noah regresó a La Gruta apenas podía levantar la cabeza del cansancio que su cuerpo llevaba, se pasó la mano por la nuca oyendo un leve tronido de huesos, respiró profundo permitiéndole al dolor fluir hasta desaparecer. Volteó su atención a la fuente encontrandola hecha un pequeño Caracol resguardada en la penumbra, sujetaba sus piernas contra el pecho mientras su mentón descansaba sobre las rodillas, estaba triste, muy triste. Una parte de él quería continuar su camino no darle importancia, pero otra no podía resistir verla en aquel estado, Cala era sumamente importante en su vida, no sólo por nacer después que él, ella había sido su compañera, su amiga, protectora y aliada en cada travesura de la Infancia darle la espalda era algo que su alma aún no estaba dispuesta a hacer. Se sentó junto a ella sin emitir un sólo sonido, contemplando el manto de estrellas alumbrando perezosamente en el cielo, podía vislumbrar su energía oscura y melancólica, Cala giro hacia él posando la vista sobre su ser.

Noah resistió la tentación de voltear y sucumbir, quería estar molestó, enojado pero era difícil junto a ella o las demás.

- Se que nos equivocamos y no merecemos que nos perdones, en nuestro enojó afectamos a tus niños pero no quisimos hacerlo, si hubiéramos conocido el estado de Remenci jamás la hubiéramos tocado un cabello, puede que no me agrade pero es la ma...