La nueva pareja fue notícia durante todo el día, Coraly felicitó con gran alegría a su querido amigo Nehuem, deseandoles prosperidad, ni un segundo hubo de paz para ambos oyendo las intensas preguntas de cada uno, sofocantes y abrazadoras.
Apenas al caer el sol ambos lograron escaparse hacia el jardín refugiandose en su escondite secreto.
Nehuem tomó su mano dirigiendola entre las plantas hasta sentarse en el pequeño rincón que las espesas plantas generaban, contrajo a Horiamy hacia él sentandola sobre su regazo, alborotando sus colores, ambos se mantuvieron en silencio viendo pasar a Liria buscandolos juntó a Noah.
-Se escaparon, ahora son pareja y ya no quieren compartir tiempo con nosotros. Ella se cruzó de brazos enojada pero su hermano la abrazo guiandola devuelta hacia adentró.
-Es normal, ya te va a pasar a ti también y no podremos soltarte de su lado, al menos ten presente de elegir un buen partido...Ya pasamos por mucho, no cometas nuestros errores.
Los dos estiraron el cuello hacia ellos viéndolos alejarse respirando aliviados, mirándose uno al otro.
-Fue mucha atención por un día. Él muchacho acarició su rostro bello y claro aún bajo las sombras como lo más hermoso que existiera en el mundo.
-No todos los días se amansa a un toro, entiendelos. Horiamy se rió de su comentario apretandole la nariz.
-Toro amansado jamás, ni que fueras tan bueno. Nehuem colocó sus manos alrededor de sus mejillas besandola en los labios una y otra vez despertando el encantador tono rojo sobre sus mejillas.
-¿No soy tan bueno? Yo creo que sí, mira como te pusiste, tan bonita y ruborizada por mí, se que te encantó, descuida guardaré tú secreto. Ella se rió marcando una amplía sonrisa.
-Tan petulante como siempre, irremediable. Sus besos furtivos rodaron por su boca y sus mejillas despertando un hormigueo chispeante bajo la piel, era relajante, sublime capaz de hacer olvidar de todos los males que un día vivieron.
Horiamy suspiró profundo demostrando el cansancio, aruyando al propio Nehuem, viendo con ternura su mirada relajada, sin miedos o secretos, estaba tranquila junto a él siendo únicamente ella.
-¿Cansada?
- Un poco, ha sido un día largo. Él se golpeó el pecho invitandola a acercarse.
- ¿Será correcto esta cercanía?-Nehuem fijo su atención en ella viéndola con orgullo.
- Este es el lugar al cual perteneceras, no es muy grande e imponente, pero haré que cada día de tú vida te sientas segura aquí.
La joven bajo la vista avergonzada de sus palabras.
-Eres muy bueno para convencer cuando te lo propones. Nehuem tomó sus manos ubicandolas en el pecho mientras las suyas se enredaban a su cintura, dejando el mentón apoyado sobre su cabeza oliendo ese suave perfume a Jazmín y lilas que cada nuevo instante respirandolo lo transformaba en más adicto, era una fragancia embriagante, no lo cansaba todo lo contrario le gustaba y deseaba tenerlo siempre tan cerca como pudiera.
No podía negar que las palabras de Nehuem no eran ciertas, bajo el calido golpeó de sus latidos el mundo parecía detenerse y girar de formaba más armoniosa, invitando al sueño a entrar.
- ¿Te estás durmiendo verdad?-Horiamy no queria admitirlo respondiendole.
-Claro que no, porque piensas eso.
-Será porque tú cuerpo está en armonía, pesas menos y no te estás quejando.
-Puedo empezar si quieres.
-No, pero no niego que no me guste está situación tenerte aquí sólo para mí sin tener que compartirte con Cala o Liria. Ella se enrollo a su brazo encontrando en aquel pequeño lugar su rincón en el mundo, cerrando sus ojos lentamente mientras Morfeo la reclamaba oyendo los comentarios de Nehuem.
-Ellas siempre estarán conmigo, si me quieres a mí a ellas también, yo te quiero a ti con todo lo que eres. El muchacho escuchó meditando un breve instante su comentario.
-Puedo con Liria, es querible después de todo, pero Cala...aprender a quererla será un acto de paciencia y dedicación. Horiamy se rió en un tonó bajo sin ya poder resistir el encantador sueño que se presentaba por ella llevándola muy lejos.
Sus brazos calleron perezosamente hasta la cintura de Nehuem dándole la clara señal, estaba profundamente dormida y no le molestaba, le agradaba aquel cosquilleo jugar dentro de él, liberando endorfinas tranquilizadoras a cada rincón de su cuerpo. La abrazo impidiendo a la brisa golpear contra su espalda quedándose en silencio bajo el influjo de emociones, hasta ser reclamado también por Morfeo.
El cielo nuevamente se alumbró con el claro amanecer, apenas logró parpadear sintiendo la intensidad del candido fulgor matutino, intentó levantarse cuando un fuerte dolor invadió cada milímetro de su espalda, aunque un cosquilleo agradable se formó en su vientre al sentir las manos enlazadas de Nehuem entorno a ella sin dejarla escapar, obligándolo a despertar.
-¿Qué pasó? ¿Estás bien?- Horiamy observó con ternura aquella preocupación buscando en cada aspecto de su ser algún dañó.
-Estoy bien Nehuem, no te preocupes, pero ya amaneció, nos quedamos dormidos aquí afuera.
-Vaya, creo que me dormí después que tú y muy profundo por lo que parece, parecieron unos instantes. Dijo bostezando.
-Vamos arriba. Ella lo levantó del suelo guiandolo hasta el centro del jardín, donde la hermosa fuente danzaba sus primeras gotas bajo el nuevo día.
Era el mejor despertar que hubiera tenido estaba en su nueva hogar con la persona más importante en el universo, viéndolo con el amor que tanto deseaba encontrar. Acarició sus mejillas implantando un nuevo beso embriagante a cada uno de sus sentidos.
-¡Vaya! Eso sí es sorprendente, todo el Olimpo lo rumeorara cuando se enteré, la insolente y el repudiado ahora son pareja, pondrá a Zeus con los pelos de punta. Ambos se tensaron viendo su escultura figura al borde del jardín viendo todo con una gran sonrisa en el rostro.
-¿Acaso se van a quedar ahí? No sean descorteces sigo siendo una reina.